MONSEÑOR WITOLD MROZIEWSKI, obispo auxiliar de Brooklyn, nació en Augustów, en Polonia, el 25 de marzo de 1966, y es el mayor de dos hermanos.
Creció en un hogar católico, y cuando era niño tenía que recorrer junto a su familia alrededor de 15 millas para asistir a misa porque no existía ninguna iglesia cercana. Fue este acontecimiento precisamente el que marcó el nacimiento de su vocación sacerdotal. “Vengo de una ciudad pequeña, cuya parroquia estaba bastante lejos de mi ciudad, por eso en los años 70 y 80 la comunidad se propuso construir una parroquia. Los vi prepararse para eso, había un gran número de niños, adultos jóvenes y adultos, todos muy devotos”.
La comunidad de la pequeña ciudad de Augustów, al noreste de Polonia, no solo construyó su propia parroquia, sino que de paso encendió la llama de las vocaciones sacerdotales en sus niños y jóvenes. Cinco niñas se convirtieron en religiosas y hoy en día sirven en diferentes lugares de Polonia. “Un amigo mío se ordenó sacerdote y es Obispo Auxiliar de la Diócesis de Łomża, siete años después yo también me hice sacerdote… Podría decir que mi vocación vino de la fe de mis familiares junto con la extraordinaria fe de mi comunidad”. Tras graduarse del seminario de la Diócesis de Łomża, fue ordenado sacerdote el 29 de ju- nio de 1991 en la Catedral de Łomża, bajo la invocación de San Miguel Arcángel.
Su primera misa fue en la capilla de su parroquia, que es un santuario mariano. “En la capilla había un balcón, y yo di la misa en ese balcón que ya no existe”, dice Mons. Mroziewski. “Es un lugar muy visitado, así que asistieron muchos turistas. Recuerdo ser tocado por un misterio sagrado por mis manos y mi espíritu”.
Su primera asignación fue como vicario parroquial del Espíritu Santo, en Kadzidło, Polonia, una parroquia de 12 mil católicos. Allí estuvo por un año.
Al principios de la década de 1990, al obispo de Łomża le preguntaron por un sacerdote que pudiera venir a la Diócesis de Brooklyn para trabajar con la comunidad polaca, y esa es la razón por la que monseñor Mroziewski llegó a la diócesis en febrero de 1993, asignado a la parroquia Nuestra Señora de Czestochowa-San Casimiro, en Brooklyn. En el año 2000 fue nombrado administrador y párroco, y desde 2013 es el párroco de Santa Cruz, en Maspeth, Queens.
El 19 de mayo de 2015 fue designado como obispo auxiliar de Brooklyn por el papa Francisco. “Fue un momento único porque no podía creer lo que estaba pasando. Cuando recibí la llamada del Nuncio Apostólico estaba en shock y me pregunté ¿qué puedo hacer ahora? El Nuncio me preguntó ¿estás seguro? Y dije sí, voy a hacer lo mejor para la Diócesis con esta asignación. Fue un gran momento en mi vida que nunca esperé que sucediera”.
Su comunidad recibió con alegría la nueva designación de su sacerdote. “Fue una grata sorpresa, no solo para la comunidad polaca, sino para la comunidad de la Diócesis en general porque era el segundo Obispo Auxiliar no nacido en Estados Unidos, después de monseñor Octavio Cisneros, aunque este último fue ordenado sacerdote en la Diócesis”. Durante su sacerdocio Mons. Mroziewski tuvo la oportunidad de conocer a San Juan Pablo II. “La primera vez fue en 1991, en la Diócesis de Łomża. Yo era diácono y fui seleccionado para recibir la sagrada comunión de sus manos. También cuando visitó nuestra Diócesis yo era el responsable de prensa y seguí su recorrido junto a los periodistas y camarógrafos. En esos días estuve muy cerca del Papa”.
La segunda vez fue en Roma en 2004, cuando viajó con un grupo de peregrinos de Nuestra Señora de Czestochowa. “Estuvimos en la audiencia general y después un grupo de personas fuimos a donde el Papa y él me bendijo”, recuerda.
Al papa Francisco lo conoció en Roma. “Durante la capacitación de los nuevos La vocación sacerdotal de monseñor Mroziewski nació a raíz de un singular evento sucedido en su ciudad, la construcción de la parroquia.  obispos, que se llevó a cabo en el Pontificio Colegio Leoniano, junto a más de 100 obispos que íbamos a ser nombrados entre 2014 y 2015. Había un día donde cada uno de nosotros podía reunirse en privado con el Papa, allí lo saludé y crucé algunas palabras con el Santo Padre”.
Durante su tiempo libre le gusta visitar parroquias, especialmente santuarios marianos. Uno de sus preferidos es el Santuario de los Mártires Americanos.
También le gusta visitar los cementerios
“Los cementerios son un gran lugar para conocer una ciudad, sus habitantes y seguir su historia. Conocer quiénes son esas personas, los miembros de nuestras familias, de nuestra comunidad, de nuestra parroquia. En Polonia las parroquias tienen cementerios y allí puedes encontrar detalles históricos, sobre algunos desastres, enfermedades, muertes trágicas. En algunos cementerios hay monumentos a sus fundadores, a los fundadores de las parroquias y hasta a los fundadores de la ciudad. Hace un tiempo, cuando visitaba algún cementerio buscaba las tumbas de los sacerdotes, religiosos y religiosas, los párrocos… así podía aprender sobre la conexión entre la parroquia y sus líderes”.
A Mons. Mroziewski le gustan los deportes de equipo como el baloncesto y el fútbol. Es hincha del Real Madrid y por supuesto admirador de Cristiano Ronaldo. Y para concluir esta entrevista hasta se atreve a hacernos una predicción. Cree que su selección, Polonia, tendrá un buen desempeño en la Copa Mundial de Fútbol, que se celebrará en Rusia entre el 14 de junio y el 15 de julio de este año. “Confío en mi selección y en Robert Lewandowski. Es uno de los mejores jugadores polacos, y ha demostrado ser uno de los mejores centro delanteros del mundo”.