CIUDAD DEL VATICANO (Por Carol Glatz/CNS)—. Apelando a los líderes y legisladores del mundo, el papa Francisco hizo un llamado a proteger a los bebes no nacidos y ver estas nuevas vidas como personas que traerán un nuevo comienzo y esperanza para el futuro.
Todas y cada una de las nuevas vida concebidas “son niños de la comunidad en general y acabar con su existencia en grandes números con el respaldo del estado, constituye un grave problema que debilita los fundamentos para la instauración de la justicia, comprometiendo la correcta solución para cualquier problema humano y social”, dijo.
El papa hizo estas declaraciones durante una audiencia el 2 de febrero con los miembros de la junta directiva del movimiento Pro-Vida de Italia. Italia celebró el 3 de febrero su día nacional por la vida.
El papa afirmó que la celebración le ofreció la oportunidad para hacer “un llamado a todos los políticos, independientemente de la creencia religiosa de cada persona, a trabajar por la defensa de la vida de quienes están por nacer y por ingresar a la sociedad como los pilares del bien común”.
Destacó que cada nueva vida viene al mundo para traer “novedad, futuro y esperanza”.
Qué los líderes no se dejen “condicionar por mentalidades que se enfocan en el éxito personal o inmediato e intereses parcializados”, sino más bien que tengan una visión a largo plazo y velen por el bien de sus comunidades, dijo.
“Extinguir voluntariamente la vida en su florecimiento es, en cada caso, una traición a nuestra vocación, así como al pacto que enlaza a las generaciones y que permite que las personas miren hacia adelante con esperanza”, dijo.
El papa Francisco subrayó otra vez que proteger la vida significa proteger la vida entera de una persona y promover todo lo que sea necesario para vivir de “una manera digna”, incluyendo la buena salud, la educación y las oportunidades laborales.
El papa hizo otro llamado el 3 de febrero en el día por la vida, después de rezar el Ángelus en la Plaza de San Pedro, destacando que es cada vez más importante que haya “un compromiso concreto” con la vida por parte de todos los grupos sociales y culturales, asociaciones e instituciones, y que se reconozca la familia como “la fuente generadora” de una comunidad.