CIUDAD DEL VATICANO (Por Carol Glatz/CNS)—. “Una vida que se ha vivido de modo egoísta, corruptamente o llena de odio, es una vida que no sirve, que se marchita y muerte”, dijo el papa Francisco durante su homilía matutina sobre el pasaje bíblico del martirio de Juan el Bautista.
Por otro lado, la vida tiene significado y valor “sólo al donarla a los demás en el amor, en la verdad, en la vida cotidiana y en la familia”, expresó el 8 de febrero en la Misa de la mañana en la capilla de su residencia, Casa de Santa Marta.
En su homilía, el papa reflexionó sobre los cuatro protagonistas en el pasaje del Evangelio del día según san Marcos (6:14-29): el rey Herodes; la esposa de su hermano, Herodías; su hija, Salomé; y san Juan Bautista.
Jesús ha dicho que “no ha habido nadie más grande que Juan Bautista”, pero este santo sabía que al que hay que exaltar y seguir era a Cristo, no a él mismo, dijo el papa.
El santo ha dicho, es el mesías quien “debe crecer, yo debo disminuir”; lo que en efecto hizo, incluso al punto de ser encerrado en una oscura celda de la cárcel y decapitado, explicó el papa.
“El martirio es un servicio, es un misterio, es un don de la vida, muy especial y muy grande”, dijo el papa.
Aquellos responsables por la muerte de san Juan Bautista, sin embargo, fueron o bien engañados o inspirados por el diablo, dijo.
“Detrás de estas figuras está Satanás”, quien llenó a Herodías de odio, a Salomé de vanidad y a Herodes de corrupción, dijo.
“El odio es capaz de todo. Es una fuerza grande. Satanás respira el odio”, dijo. “Y donde hay corrupción, es muy difícil salir de ahí”.
Herodes estaba atrapado en un dilema; él sabía que tenía que cambiar su vida, pero no podía, dijo el papa.
Juan le había dicho a Herodes que era ilegal que se casara con la esposa de su hermano, Herodías, quien guardaba un resentimiento contra Juan y lo quería muerto. Herodías le dio instrucciones a su hija para que pidiera su cabeza cuando Herodes — embrujado con el baile de Salomé — le prometiera a ella todo lo que quisiera.
Por tal motivo, Juan el Bautista fue asesinado por el capricho de “una vanidosa bailarina” y por “el odio de una mujer diabólica y la corrupción de un rey indeciso”, dijo el papa.
Si alguien toma la vida para sí mismo y mantiene su propia vida segura —dijo el Papa— entonces “la vida se acaba, la vida termina marchitada, no sirve”.
“Es un mártir quien deja que su vida desaparezca poco a poco para darle lugar al mesías”, dijo el pontífice, y aquel que manifiesta: “Yo, en cambio, debo disminuir para que él sea escuchado, sea visto, para que el Señor se manifieste”.