CIUDAD DEL VATICANO (Por Cindy Wooden/CNS)—. El papa Benedicto XVI había impuesto restricciones sobre el ministerio público del excardenal Theodore E. McCarrick en 2008, pero no eran sanciones oficiales y no fueron cumplidas estrictamente, ni siquiera durante el papado del propio Benedicto, dijo el anterior secretario de McCarrick.
Mons. Anthony J. Figueiredo, que había sido secretario del cardenal durante nueve meses en 1994-1995, y continuó ayudándole cuando este se encontraba en Roma, publicó extractos de correspondencia el 28 de mayo, diciendo que quería que se supiera la verdad de lo que se sabía sobre McCarrick, cuándo y quién lo sabía.
Además de conocer las restricciones él mismo, el monseñor dijo que tenía evidencia de que el recientemente retirado cardenal Donald W. Wuerl de Washington, las conocía, así como el cardenal Giovanni Battista Re, por entonces prefecto de la Congregación de los Obispos, el cardenal Tarsicio Bertone, por entonces secretario de estado del Vaticano, y el arzobispo Pietro Sambi, quien era entonces nuncio apostólico en los Estados Unidos.
Mons. Figueiredo dijo que había decidido publicar pasajes de la correspondencia en su posesión por internet, disponibles en Thefigueiredoreport.com, después de intentar “desde septiembre de 2018 compartirlos y discutirlos con la Santa Sede y otros líderes de la Iglesia”. No publicó los textos completos de ninguna correspondencia o los correos electrónicos citados en la página web.
El monseñor, que en octubre perdió su licencia de manejo en Inglaterra por 18 meses después de declararse culpable de manejar intoxicado y chocar contra un auto conducido por una mujer embarazada, dijo en su informe que “el abuso de autoridad y encubrimiento de la jerarquía en sus diversas y graves manifestaciones han ocasionado consecuencias fuertes en mí”, incluyendo el “buscar consuelo” en el alcohol.
El papa Francisco apartó a McCarrick del sacerdocio en febrero, después de que una investigación lo encontró culpable de “solicitar favores sexuales en el sacramento de la confesión y de pecados contra el sexto mandamiento con menores y adultos, con el factor agravante del abuso de poder”.
Después de una investigación inicial por la Arquidiócesis de Nueva York, el Vaticano ordenó la separación de McCarrick del ministerio. Un mes más tarde, el papa Francisco aceptó su dimisión del colegio cardenalicio.
En agosto, el arzobispo Carlo Maria Viganó, anterior nuncio ante los Estados Unidos, publicó un documento en el que pedía la renuncia del papa Francisco aduciendo que el papa Francisco sabía que existían sanciones sobre McCarrick y no solo las levantó, sino que hizo a McCarrick confidente y asesor sobre nombramientos de obispos en los Estados Unidos.
El arzobispo Viganó clarificó más tarde que el papa Benedicto había impuesto esas sanciones “privadamente” bien porque McCarrick ya estaba retirado, o porque el papa pensaba que “estaba dispuesto a obedecer”.
Monseñor Figueiredo citó una carta que dijo que se le había pedido que tradujera al italiano para McCarrick. En la carta dirigida al cardenal Bertone, secretario de estado bajo el papa Benedicto, McCarrick reconocía un caso de “lamentable falta de prudente juicio”, sin dar más detalles.
McCarrick también ha sido acusado de invitar regularmente a seminaristas a una casa en la playa en la costa de New Jersey y, bajo el pretexto de no habían suficientes camas, a uno de los jóvenes le tocaba compartir cama con él.
En la carta al cardenal Bertone, McCarrick escribía; “Siempre ha considerado a mis sacerdotes y seminaristas como parte de mi familia, y de la misma manera en que he compartido cama con mis primos, tíos y otros parientes, sin pensar que estuviera mal, lo he hecho también en ocasiones cuando la casa de verano diocesana tenía demasiada gente. En ningún caso hubo menores implicados, sino hombres en sus veinte o treinta años.
En la misma carta, Mons. Figueiredo dice que McCarrick le aseguró al cardenal Bertone que “nunca he tenido relaciones sexuales con nadie, hombre mujer o niño, ni nunca he buscado tales actos”.
La carta al cardenal Bertone, según el monseñor, se escribió después de que el arzobispo Sambi, el nuncio, le hubiera entregado a McCarrick una carta del cardenal Re de la Congregación de Obispos, aparentemente ordenándole que “no aceptara ninguna presentación pública o discursos sin el permiso expreso del nuncio apostólico o de la propia Santa Sede”.
Mons. Figueiredo dijo que la carta del cardenal Re debe estar en los archivos de la Congregación para los Obispos.
En respuesta a las acusaciones del arzobispo Viganó, el cardenal Marc Ouellet, actual prefecto de la congregación dijo en octubre que a McCarrick “se le dio una fuerte exhortación a no viajar ni aparecer en público para no provocar más rumores” sobre sus delitos sexuales.
Sin embargo, dijo el cardenal Ouellet, “es falso presentar estas medidas tomadas a este respecto como ‘sanciones’ decretadas por el papa Benedicto XVI y anuladas por el papa Francisco. Después de reexaminar los archivos, certifico que no existe ningún documento firmado por ninguno de los dos papas”.
La carta del cardenal Ouellet fue publicada un día después de que el Vaticano anunciara que el papa había ordenado “un estudio exhaustivo de toda la documentación presente en los archivos y dicasterios y oficinas de la Santa Sede sobre el ex-cardenal McCarrick para recopilar todos los hechos relevantes, situarlos en su contexto histórico y evaluarlos objetivamente”.
Para el 28 de mayo, el informe no había sido publicado.
Mons. Figueiredo dijo que la información en su página web había sido revisada por “abogados y periodistas”.
También dijo, “otros documentos y otra correspondencia delicada de McCarrick que ofrece más información de fondo sobre estos y otros asuntos permanece en mi posesión. Será la base de posibles informes posteriores si eso contribuyera al bien de la investigación y de los esfuerzos de manejar la crisis de abuso, al amor por la santa Madre Iglesia y, en definitiva, a la salvación de las almas”.