Dos sucesores de Pedro han visitado al pueblo de Cuba: San Juan Pablo II y el emérito Benedicto XVI. Un tercero, Francisco, está por arribar.
El ministerio del Vicario de Cristo al igual que el de cada obispo es confirmar a todos en la Fe, dar testimonio de la Resurrección y proclamar el mensaje del Señor.
Jesús en la sinagoga de Nazaret abrió el libro del profeta Isaías y leyó: “El Espíritu del Señor está sobre mí, por lo cual me ha ungido para evangelizar a los pobres, me ha enviado para anunciar la redención a los cautivos y devolver la vista a los ciegos, para poner en libertad a los oprimidos y para promulgar el año de gracia del Señor.” (Lucas 4, 17-20)
El mensaje, siempre el mismo, es proclamado por cada papa de acuerdo a su propia sensibilidad. Juan Pablo II dijo: “Que Cuba se abra al mundo, y que el mundo se abra a Cuba”. Se le llamó el ‘Mensajero de la Esperanza’.
El papa emérito Benedicto XVI lo dijo de esta manera: “Queridos hermanos, ante la mirada de la Virgen de la Caridad del Cobre, deseo hacer un llamado para que den nuevo vigor a su fe, para que vivan de Cristo y para Cristo, y con las armas de la paz, el perdón y la comprensión, luchen para construir una sociedad abierta y renovada, una sociedad mejor, más digna del hombre, que refleje más la bondad de Dios”. (Plaza Antonio Maceo, Santiago de Cuba).
El papa Francisco proclamará el mismo mensaje pero, sí, dándole el matiz personal que ha identificado su pontificado: la atención a los pobres y a las periferias. Nosotros los cubanos de fe, esperamos que sus palabras, sus oraciones y su testimonio de fe “abran las puertas de Cuba al mundo”, donde el pueblo de Cuba encuentre la verdadera libertad, espiritual y física, donde los ciegos en la fe y en la vida social dejen de vivir en las sombras y vean la realidad de la luz y donde los oprimidos por el pecado y por las constricciones sociales puedan encontrar la libertad.
Confío que el Sumo Pontífice en su visita se haga eco del pensamiento del venerable padre Félix
Varela, sobre todo en sus Observaciones sobre la Constitución política de la Monarquía Española, cuando citando las Sagradas Escrituras dice: “Demos a Dios lo que es de Dios, observando su santa ley y los deberes esenciales de justicia en cualquiera forma de sociedad: pero jamás se diga que un Dios justo y piadoso ha querido privar a los hombres de los derechos que él mismo les dio por naturaleza, y que erigiendo un tirano los ha hecho esclavos. El lenguaje de la adulación será muy distinto; pero éste es el de la verdadera religión”. (pág. 16; Proc., p. 1464).
Monseñor Octavio Cisneros, obispo titular de Eanach Dùin. Obispo auxiliar de Brooklyn. Nació en Cuba y llegó exiliado a Estados Unidos a los 16 años. Ordenado sacerdote en 1971 y obispo en 2006. Es vicario diocesano para Asuntos Hispanos, vicepostulador de la causa de canonización del padre Félix Varela y presidente de la Fundación Félix Varela. Tiene una maestría en teología.