El 25 de Septiembre pasado, desde el Palacio Chigi, la Corte Constitucional de la República de Italia, se ha pronunciado sobre la eutanasia y el suicidio asistido, a petición de un tribunal de Milán, que juzga a Marco Cappato, antiguo eurodiputado y miembro del Partido Radical, por ayudar a morir a Fabiano Antoniani, conocido como Dj Fabo.
Los 15 magistrados han hecho el anuncio desde el Palacio Chigi dando una nueva interpretacion al articulo 580 del codigo penal de este país afirmando que “quién facilita la ejecución del propósito del suicidio” de un paciente que sufre una patología irreversible que causa un sufrimiento intolerable, mantenido vivo mediante tratamientos de soporte vital pero capaz de tomar decisiones informadas, no es punible.”
No obstante, el Tribunal ha “subordinado la no sanción al respeto de las modalidades previstas por la ley sobre consentimiento informado, cuidados paliativos y sedación profunda y a la verificación de las condiciones requeridas y los métodos de ejecución por parte de una institución pública del Servicio Nacional de Salud, habiendo escuchado la opinión del comité de ética territorialmente competente “.
Cappato, que se arriesgaba a doce años de prisión, celebró el fallo y señaló en las redes sociales que ahora la sociedad italiana es “más libre”.
“Los jueces han decidido: quienes están en condiciones como las de Fabo tienen derecho a ser ayudados”, escribió.
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Recien despues del pronunciamiento de la Corte, el Jefe del Consejo de Ministros, Giuseppe Conte durante una entrevista con Ceglie Messapica, subrayó la necesidad del derecho a la objeción de conciencia por parte de los médicos. Asegura que “No quiero hacer que mi opinión personal tenga peso en este debate, pero como jurista y católico, aunque no tengo dudas de que existe el derecho a la vida, el eje de todos los derechos humanos, dudo que exista el derecho a la muerte.”
No obstante reconoce que “se debe hacer una ley: el propio Tribunal Constitucional nos insta a hacerlo. Cuando pedí confianza, recuerda, insté a las fuerzas políticas, una iniciativa del gobierno no me parece apropiada en estos asuntos.” objetando que si bien “existe un derecho a la autodeterminación por el cual elijo mi cuidado, elegir ser enviado a la muerte y pedir la ayuda de personal calificado puede ser un poco dudoso.
Al referirse a los miles de médicos que se resisten a participar de la practica de matar a un paciente responder que “Respeto a la clase médica, si se llegara a esto, deberíamos reconocer el derecho a la objeción de conciencia, para aquellos que habiendo hecho el juramento hipocrático, no aceptan provocar la muerte en estas condiciones.”
Al final declaró que “si se llegase a legislar sobre esto [eutanasia y suicidio asistido], sin dudas estaría en el área que se regulará dentro del servicio nacional de salud.”
Al día siguiente del comunicado de la Corte, el cardenal Gualtiero Bassetti, presidente de la Conferencia Episcopal Italiana, confirmó que los obispos italianos están “profundamente perturbados” y, citando al Papa Francisco, que se debe rechazar “la tentación, inducida también por cambios legislativos, de usar medicamentos para satisfacer un posible deseo de muerte del paciente, brindar asistencia al suicidio o causar directamente la muerte con eutanasia”.