La familia Kim malvive en un estrecho semisótano de un arrabal de Seúl. Padre, madre, hijo e hija están desempleados, pero no ponen mucho empeño en encontrar trabajo. Les han cortado el teléfono, pero roban la señal de WiFi de los vecinos. Ganan algún dinero realizando pequeños trabajos a destajo, que logran que les paguen, aunque su trabajo es deficiente. Una circunstancia fortuita y un par de falsificaciones le aseguran al joven Kim convertirse en tutor de inglés de la hija de la muy adinerada familia Park, y el muchacho concibe un plan de engaños y trampas para que los Park despidan a sus empleados y contraten en su lugar a todos los Kim.
Aunque esta sinopsis parcial pudiera sugerirlo, no se trata de una película de buenos y malos, en la que una familia de pícaros se aprovecha de una familia de incautos. Los Park, víctimas de engaños y simulaciones de los Kim, se aprovechan a su vez de ellos y los desprecian profundamente. Ambas familias, pese a su circunstancial cercanía, habitan universos aparte, en un contexto de diferencias sociales y económicas abismales, que se van tensando cada vez más a lo largo de la película. La fastuosa y ultramoderna mansión de los Park, por más que ofrece un entorno inmaculado, claro y espacioso, a través de cuyos amplios ventanales todo parece estar a la vista, oculta rincones oscuros que el guion va revelando con giros sorprendentes.
La película, sumamente entretenida, mantiene todo el tiempo un muy disfrutable aire de comedia, y conduce con maestría las diversas líneas argumentales hasta que, con alguna reminiscencia de Tarantino, llega a uno de esos finales de cierre milimétrico, en que cada pieza, hasta entonces suelta, cae en su lugar con un click.
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Se ha criticado el pesimismo que impregna la antropología que subyace en todos sus personajes, pero en la película late un positivo sentimiento de indignación ante la injusticia de unos y otros. Hay una sana moraleja en el desenlace al que conduce un camino tan retorcido, y es significativo que la roca suseok que el joven Kim recibe como regalo, tan apreciada en la cultura coreana como presagio de fortuna y bien, tenga un papel central en el inesperado rumbo que toman los acontecimientos.
Parásitos tuvo su estreno mundial en el Festival de Cannes de 2019, donde ganó la codiciada Palma de Oro, el primero de la serie de galardones de primera categoría que ha ido coleccionando: los premios BAFTA y Globo de Oro a la mejor película de habla no inglesa, el premio del Actors Guild al mejor reparto y, más recientemente, cuatro de los más importantes premios Oscar: mejor película, mejor director, mejor guion original y también, por supuesto, mejor película de habla no inglesa.
Parásitos (Gisaengchung – Parasite) / República de Corea / 2019 / color, 132 minutos / Dirección: Bong Joon-ho / Intérpretes: Song Kang-ho, Lee Sun-kyun, Cho Yeo-jeong, Choi Woo-shik, Park So-dam.
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Gustavo Andújar es Expresidente de SIGNIS, Asociación Católica Mundial para la Comunicación. Puedes seguirlo en su cuenta de Twitter.