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Estudiantes de las universidades católicas locales se preparan para comenzar su semestre de otoño

Tres colegios y universidades católicos locales han publicado sus respectivos planes de reapertura para el otoño de 2020 que se ajustan a las medidas de seguridad presentadas por el Departamento de Salud del Estado y por los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades. Mientras más nos acercamos al primer día de clases, los estudiantes tienen sentimientos encontrados sobre el nuevo semestre durante la era del COVID-19.

(Foto: St. Francis College).

Plan “Regreso a Brooklyn” de St. Francis College

El plan de regreso al campus por etapas en St. Francis, más conocido como Back to Brooklyn (Regreso a Brooklyn), gira en torno a dos principios: minimizar el riesgo de transmisión del COVID-19 mientras se ofrece una experiencia educativa franciscana estelar enfocada en el éxito y el rendimiento de los estudiantes.

St. Francis solicita a todos los miembros que firmen el Compromiso Terrier (Terrier Pledge), una promesa solemne y personal de actuar responsablemente de acuerdo con las nuevas reglas vigentes.

Como lo anunció a mediados de junio la Dra. Jennifer Lancaster, vicepresidenta de asuntos académicos y decana académica, las clases se desarrollarán como se había programado previamente del 9 de septiembre al 21 de diciembre, bajo un modelo híbrido flexible. Este modelo implica tres opciones: híbrido combinado, tiempo establecido online y tiempo personalizado online. Las opciones híbridas combinadas requieren orientación en el campus en horarios programados durante la semana (generalmente una vez a la semana); online, horas de oficina en vivo con profesores; y secciones con reuniones de cursos online en vivo durante la semana o secciones con reuniones online a su propio tiempo. La opción de tiempo establecido online, que se considera sincrónica, presenta instrucción online en vivo en horarios programados durante la semana. La opción de autoaprendizaje online, que se considera asincrónica, presenta aprendizaje online sin tiempo de reunión programado para el curso.

Al igual que los matriculados en los programas de enfermería y ciencias, algunos estudiantes tendrán prioridad en asistir a la instrucción clínica práctica y en persona y a los laboratorios, al menos una vez a la semana. Se puede autorizar que otros estudiantes vengan al campus, según lo permitan los requisitos de seguridad y bajo una regla de capacidad máxima, para acceder a los laboratorios de computación para completar el trabajo del curso, reunirse con consejeros y celebrar algunas reuniones para grupos de estudiantes (pendiente de aprobación previa).

La alumna de estudios culturales internacionales Xena Cuevas, de 23 años, se transfirió de una universidad del sur de California a St. Francis el año pasado porque quería superarse en un entorno más pequeño. Este semestre, Xena está matriculada para tomar cinco clases, pero todavía no está segura de cómo lo hará.

“Muchos estudiantes tienen miedo de lo que está sucediendo con el virus”, continuó. “A mí me encantaría asistir a clases en el campus, pero no todos los días, porque es una experiencia completamente diferente que aprender online”.

Xena, quien ha disfrutado de sus clases y profesores hasta ahora, cree que St. Francis ha estado haciendo un buen trabajo educando a sus estudiantes y brindando acceso a instalaciones y recursos como computadoras en el campus. Actualmente tiene una cuenta retenida porque necesita pagar cuotas anteriores, pero dijo que se siente más a gusto después de hablar con el departamento de ayuda financiera de la universidad.

“Me dijeron: ‘No te preocupes por eso, no pienses en eso ahora’ ”, dijo Xena. “Todos los que tienen una cuenta retenida pueden matricularse, y creo que es comprensible”.

“Honestamente, estaría dispuesto a pagar lo acordado porque sé cuán recíproco es St. Francis. Pero si la administración pudiera comprender esta pandemia para otros estudiantes, sería ideal”, dijo. “Hablé con mi consejero de ayuda financiera recientemente y me dijo que la matrícula y las tarifas serían las mismas. Eso es algo con lo que definitivamente no estoy de acuerdo”.

La matrícula y la tarifa de 2020-2021 para un estudiante universitario de tiempo completo es de US$26,798 según el portal de St. Francis. Xena Cuevas explicó que tiene que pagar una tarifa por un laboratorio que probablemente no usará este semestre. Se le aconsejó que hablara con el profesor sobre el asunto y que mantuviera abierta una línea de comunicación.

A pesar de algunas de las incertidumbres que los estudiantes enfrentarán este semestre, incluyendo si tendrán o no la tradicional experiencia universitaria, Xena cree que St. Francis está haciendo lo correcto. “Creo que, hasta ahora, están haciendo todo lo posible y es entendible reinventar el próximo semestre”.

(Foto: Saint John’s University).

Plan del semestre de otoño de la Universidad St. John’s

St. John’s reanudará las clases tanto en persona como online, y también reabrirá los dormitorios en sus campus de Queens y Staten Island. En su portal Preparing for the Fall Semester (Preparándose para el semestre de otoño), actualizado por última vez el 15 de julio, se enumeraron dos deberes esenciales importantes de recordar: adaptabilidad y flexibilidad al cambio, y el reconocimiento de que las actuaciones individuales son fundamentales para mantener a la comunidad segura y saludable.

St. John’s requerirá que los miembros completen el cuestionario COVID-19 Symptom Screening (Detección de síntomas COVID-19) a diario, lo mismo en la aplicación St. John’s que en el portal web de la universidad (antes de ingresar al campus). Al igual que en St. Francis, a todos los miembros de St. John’s se les pedirá que firmen el “Johnnies Care Compact”, una declaración de compromiso mutuo con los estándares de salud y comportamiento de la comunidad que todos los estudiantes, profesores, administradores y miembros del personal deberán seguir.

La mayoría de las clases comenzarán el 24 de agosto (en lugar del 2 de septiembre, que era la fecha prevista antes del COVID-19) y continuarán hasta el 20 de noviembre con las siguientes opciones disponibles: en campus, en persona; híbrido tradicional; híbrido alternante, y totalmente a distancia. Las clases híbridas darán a los estudiantes la oportunidad de asistir a algunas clases en el campus y asistir a otras (con componentes asíncronos o síncronos) de forma remota. Los estudiantes luego regresarán a casa para las vacaciones de Acción de Gracias de una semana (del 23 al 28 de noviembre) y terminarán el trabajo de curso restante y los exámenes finales de forma remota del 30 de noviembre al 8 de diciembre.

La estudiante de relaciones públicas Cera Perry-Johnson, de 23 años, solamente tomará cinco clases online en el otoño. Originalmente residía en los dormitorios del campus de Queens, pero seguirá viviendo en su casa debido a la pandemia.

“Preferiría asistir a clases en persona, pero el COVID-19 aun no se ha calmado y es probable que haya una segunda ola”, continuó Cera Perry-Johnson. “Tomar las clases a distancia, es de alguna manera la forma que tengo de mantenerme fuera de peligro”.

Cera Perry-Johnson, como otros estudiantes matriculados, se incomodó cuando St. John’s anunció un aumento del tres por ciento en la matrícula y un aumento del dos por ciento en los costos de alojamiento y comida a principios de julio. La matrícula base para estudiantes tradicionales y de educación a distancia (incluidos los matriculados en el campus principal de Queens) subió US$1,260 que ahora suman un total de US$43,160. La matrícula base para los estudiantes tradicionales en el campus de Staten Island es ahora de US$30,810, un aumento de US$900 con respecto a la tasa del año pasado. Un grupo de estudiantes y residentes locales se reunieron en el campus de Queens el 15 de julio para expresar sus preocupaciones sobre el aumento de la matrícula, exigiendo en su lugar una congelación.

“Es obvio que no se preocupan por sus estudiantes lo suficiente como para congelar o reducir los costos de matrícula para el año escolar 2020-2021. La escuela está siendo muy insensible con esta situación en este momento”, dijo Cera.

Aunque cada año académico recibe subvenciones y ayudas para becas (siempre que mantenga un GPA de 3.0), Cera también ha obtenido algunos pequeños préstamos para pagar su educación universitaria.

“Estamos en una pandemia en la que muchas personas han perdido su empleo o han sido despedidas”, dijo. “Obtener más préstamos para estudiantes no es lo ideal debido a cuánto crece ese interés. Los préstamos para estudiantes nos perseguirán para siempre”.

Cera Perry-Johnson dijo que también notó un nuevo cargo en su última factura. “Eso aún no se ha discutido ni explicado a los estudiantes y padres”, dijo. “Yo pregunté al respecto y simplemente evitaron responder mi interrogante”.

En mayo, Shiv Patel, un estudiante de pregrado del campus de Queens, presentó una demanda colectiva propuesta por US$5 millones contra la universidad. Afirmó que St. John’s se negó a reembolsar la matrícula y otras tarifas de servicio que ya se habían pagado cuando la universidad se vio obligada a implementar el aprendizaje a distancia a mediados del semestre de primavera.

(Foto: St. Joseph’s College via Twitter).

Plan “Preparados, listos…” de St. Joseph’s College

St. Joseph’s anunció que ofrecerá cuatro opciones de aprendizaje cuando las clases comiencen el 9 de septiembre: remoto, híbrido, presencial y online. La opción remota, que será utilizada principalmente por los profesores este semestre, implica que los estudiantes se reúnan con profesores y compañeros de clase en horarios programados regularmente a través de una plataforma de video. La opción híbrida combina el aprendizaje virtual y presencial, lo que significa que los estudiantes estarán en el campus durante la mitad de las sesiones del curso y conectados online durante la otra mitad. Si un estudiante elige participar en la opción presencial, regresaría al campus a tomar clases como mismo lo habría hecho durante un semestre normal antes de que surgiera la pandemia. La opción online, que es diferente de la opción remota, significa que los estudiantes tomarán sus clases de manera asincrónica, sin un horario preestablecido y sin interacción con otros estudiantes y profesores.

Emely Abreu, de 22 años, que se especializa en terapia recreativa, es muy activa en el campus de Brooklyn. Es presidenta del Campus Ministry & Outreach Club y miembro del cuerpo de baile SJC Diamonds, Club de Recreación y Club de Poder Latino. Una de las principales preocupaciones de Emely es cómo los clubes y organizaciones dirigidos por estudiantes continuarán funcionando en medio de una pandemia.

“Con Campus Ministry & Outreach Club, por ejemplo, estamos en el proceso de reclutar nuevos miembros, dándolo a conocer y planificar nuestro semestre. Me preocupa que la gente no tenga la oportunidad de tener ese encuentro con Dios a través del club”, dijo. “Hacemos nuestro mejor esfuerzo, pero no debemos limitarnos: Dios puede hacer muchas maravillas a través de una pantalla”.

Emely Abreu dijo que también está preocupada por la salud mental de otros estudiantes, ya que han estado encerrados en casa durante los últimos meses.

“Si estás preso detrás de una pantalla tanto tiempo y es muy probable que no puedas ver a tus amigos con la misma frecuencia que antes, pueden terminar sufriendo alguna consecuencia”, continuó. “Me preocupa la falta de recursos que los estudiantes podrían estar perdiendo por no estar en el campus”.

Emely planificó su semestre de otoño con la ayuda de su consejero académico y decidió hacer 18 créditos. Ha optado por tomar algunas clases a través del formato híbrido porque extraña el aspecto social de la escuela y no quiere estar frente a una computadora todo el tiempo.

“Hay que compaginar muchas cosas”, admitió. “No creo que hubiera hecho lo mismo si hubiera estado en el campus, pero como la mayoría de mis otras clases son online, con suerte, mis habilidades de administrarme el tiempo serán mejores y puedo obtener más créditos”.

Emely notó que ella y sus compañeros de clase hicieron la transición muy bien a las clases remotas en la primavera y que la mayoría de los profesores entendían las situaciones en el hogar de los estudiantes al completar las tareas. Sin embargo, se preocupó por el aspecto financiero cuando no se otorgaron reembolsos parciales por el acceso al gimnasio o las tarifas de tecnología.

“No estoy usando el dormitorio, así que no tengo que preocuparme por esas tarifas, pero sentí que al menos la mitad de un semestre podría haber sido reembolsado por las otras tarifas relacionadas con servicios en el campus”, dijo.