NEW HAVEN, Conn. — En su ceremonia de instalación en la parroquia de Santa María el 11 de junio, el nuevo Caballero Supremo hizo un llamado a los Caballeros de Colón y demás fieles católicos a “dedicarnos a Cristo y a la Eucaristía”.
El nuevo Caballero Supremo Patrick Kelly consagró su administración a San José, señalando que el santo era el protector de Jesús, y pidió a los Caballeros que siguieran su ejemplo para proteger la Eucaristía.
“El ejemplo de San José nos enseña cómo ser Caballeros de la Eucaristía”, dijo Kelly, el primer Caballero Supremo instalado en 20 años, en su discurso. “Él era el guardián del primer tabernáculo, comenzando por la propia María cuando llevaba a Cristo en su vientre, y luego en el hogar que compartía con María y Jesús”.
Como Caballeros, “también estamos llamados a tener una reverencia especial por la presencia real de Cristo”, agregó Kelly. “Cuanto más nos dediquemos a Cristo en la Eucaristía, más seremos un signo de unidad en una época de división e incredulidad”.
Kelly, quien anteriormente se desempeñó como Caballero Supremo Adjunto, fue elegida para el cargo de Caballero Supremo en marzo. Él y otros funcionarios electos de la orden fueron instalados en una reunión de diputados estatales, a la que asistieron líderes de cada estado de EE.UU. y de todo el mundo.
La ceremonia comenzó con una Misa celebrada por el Arzobispo William Lori de Baltimore, el Capellán Supremo de los Caballeros de Colón.
El Arzobispo Lori dijo que “nos corresponde a como Caballeros de Colón, y a ustedes además como líderes laicos en la Iglesia”, promover la devoción a la Eucaristía en sus comunidades.
Los Caballeros de Colón es una de las organizaciones fraternales y de servicio más importantes del mundo, con dos millones de miembros en más de 16.000 consejos parroquiales en todo el mundo.
El Caballero Supremo recién instalado prometió que los Caballeros de Colón continuarán siendo un signo de unidad al defender la verdad y que la verdad se basa en la Eucaristía.
“Sabemos que Jesucristo está realmente, verdaderamente presente —en cuerpo, sangre, alma y divinidad— en el Santísimo Sacramento”, dijo Kelly. “Comprometidos con nuestro principio de unidad, esforcémonos por servir a Cristo en la Eucaristía”.
