Cada día a lo largo de la Jornada Mundial de la Juventud tiene asignado un valor que se desprende del capitulo 1 del Evangelio según San Lucas de donde se origina el Lema de este encuentro mundial de jovenes. El valor de hoy es la “alegría,” hoy cada joven es desafiado a vivir con alegría, pero tal vez antes deba preguntarse qué significa esto de estar alegres.
No parece difícil vivir la alegría en medio de un clima tan especial teñido por las risas y los cantos de jovenes de cientos de países y culturas diferentes. Pero en medio de todos los colores con los que inundan las calles lusitanas las banderas y camisetas de los contingentes juveniles, hay un color especial, es el amarillo.
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Se trata de los Voluntarios, un grupo de alrededor de 15000 personas de mas de 140 países que visten camisetas y mochilas de color amarillo. Sin ellos la JMJ sería imposible.
Los miles de voluntarios son personas, en su mayoría jovenes, que cayeron en la cuenta de que la vida es para ser entregada, comprendieron que tienen una misión y que solo serán auténticamente felices, alegres, en el cumplimiento de esa misión. Por eso, el voluntario es capaz de hacer un alto en su vida, renunciar a su merecido descanso estivo para dar a otros la oportunidad de participar en una experiencia única. Es esta oferta gratuita y generosa la que le da al voluntario la alegría y el consuelo de saber que hace su parte en este mundo del que todos somos responsables, reza la pagina oficial de la JMJ.
El voluntario de la JMJ encarna el ideal al que los jovenes cristianos deben aspirar: Dar la vida por amor. Dar la vida significa ser capaces de salir de la zona de confort para entregarse a esos ideales altos. Por eso ellos son quienes ejemplifican con su servicio el valor propuesto para hoy, la alegría no puede ser la simple risa condicionada por la emoción de las vivencias de un encuentro de la estatura de un JMJ, sino el resultado de una vida con sentido que es capaz construir eventos de tal envergadura, como dijimos, sin los voluntarios la JMJ seria imposible.
Apenas aterrizamos en Lisboa fueron los voluntarios el primer rostro de la organización con el que nos encontramos, eran dos jovenes, Andreia y Catia, ambas estudiantes universitarias que con una sonrisa contagiosa y un cartel de bienvenida nos abrían las puertas de esta experiencia de fe.
Miriam es de Egipto, estudia medicina en su país y ella siente que esta entrega en el servicio es un modo de “conectar mejor con Dios”.
Saad es iraní, es ingeniero, y sabe que la servir en la JMJ es una oportunidad para “profundizar su fe y acercarse mas a Jesus” ademas de la riqueza del intercambio cultural.
Giovanni es italiano y ya es voluntario en su parroquia, él descubrió en el servicio su “modo de adorar a Dios” y se autodescribe como “un puente” entre Dios y los demás.
Todos ellos responden con calma y con una sonrisa en los labios mientras continuan atentos en el servicio que le ha sido asignado.
Son infinitas las experiencias que podemos oír al conversar con los voluntarios que deben atender su tarea a la vez que soportar el calor, el cansancio y algún mal trato por parte de alguna persona poco comprensiva. Pero ellos, tienen en común una alta motivación que no deja que las malas experiencias les roben la alegría, ni que pierdan las energías para estar siempre disponibles a las necesidades de los peregrinos atendiéndolas con amabilidad y prontitud.
Aprovechando todo ese caudal de buena voluntad, la JMJ Lisboa 2023 ha lanzado un nuevo desafío para los voluntarios: Llevar la JMJ a los que no pueden participar fisicamente del evento a través de un gesto misionero.
Organizados en equipos, los voluntarios visitaron 657 instituciones de las diócesis de Lisboa, Santarém y Setúbal durante la última semana de julio, incluyendo hospitales, centros de día, residencias para ancianos y personas con discapacidad, prisiones o instituciones de apoyo a personas sin hogar. La visita pretendía llegar a estas personas vulnerables con la animación y compañía de los voluntarios, pero también acercarlos al encuentro, a través de la oración. Explica el comunicado de prensa publicado hoy.
De este modo, no solo los peregrinos serán quienes se lleven el mejor souvenir de esta JMJ con el testimonio y el servicio de los voluntarios, sino también miles y miles de hombres y mujeres impedidos, o que tal vez nunca pensaron en participar de una JMJ, guardaran para siempre en el corazón el rostro de un grupo de jovenes que les devolvieron la esperanza, le contagiaron la alegría y les acercaron el amor y la ternura de Dios que se manifiesta en la comunión de la Iglesia.