*Por Marietha Góngora V.
En la noche del 16 de abril en la parroquia Santa Rita de Cypress Hills (Brooklyn), se celebró una misa conmemorativa para rendir tributo a las 231 víctimas mortales que dejó el colapso del techo en una discoteca el pasado 8 de abril en la ciudad de Santo Domingo, capital de República Dominicana.
El servicio inició con un minuto de silencio por el eterno descanso de las víctimas de este hecho que enluta a los hermanos dominicanos, cuya comunidad es mayoría en Santa Rita. La imagen de Nuestra Señora de la Altagracia, patrona de República Dominica, permaneció junto a los nombres de quienes perecieron en este trágico hecho.
La misa, organizada por el Apostolado Dominicano de la diócesis de Brooklyn, fue presidida por Monseñor Octavio Cisneros, Obispo Auxiliar Emérito de Brooklyn, quien al inicio de su homilía destacó la solidaridad de los feligreses presentes que acompañaron al pueblo dominicano. “No somos dominicanos por un día, somos hermanos todos los días. Eso es lo que nos convoca, lo que nos une”, dijo.
Trece sacerdotes y cinco diáconos acompañaron a Monseñor Cisneros en el presbiterio para oficiar esta solemne celebración en la que los miembros del Comité de Nuestra Señora de la Altagracia se hicieron presentes en medio de la multitud que ocupó el templo en su totalidad.
“Nos reunimos hoy como hermanos para reflexionar también en lo que ha significado para esos hermanos que vienen de Quisqueya el dolor de estos hombres y mujeres que repentinamente han muerto”, dijo Mons. Cisneros.
“Todos sabemos que vamos a morir pero cuando es repentino, cuando no se espera y aún cuando se espera, siempre existe ese dolor, ese desarraigo, ese sentir que hay un vacío. Quisqueya tiene un vacío porque han muerto 231 personas y todos queremos compartir ese vacío, ese dolor y ese dolor y ese vacío se suple con nuestra presencia, estando presentes unos a otros”, expresó.
Monseñor Cisneros afirmó que “estamos aquí hoy, porque creemos, porque somos hermanos, porque hay fe, porque la resurrección es una realidad, porque la Cruz sabemos llevarla nosotros los cristianos porque eso es lo que va a dar significado a nuestra muerte y a la muerte de todos los seres humanos, especialmente de los seres queridos”.
Antes de dar por concluida la misa, el padre Jeremías Castillo, Vicecanciller de la diócesis compartió el telegrama firmado por el Cardenal Pietro Parolin, Secretario de Estado de la Santa Sede, en el que el Papa Francisco expresó sus condolencias al pueblo dominicano.
“Su Santidad hace llegar su sentido pésame a los familiares de los fallecidos, junto con sus expresiones de consuelo, viva solicitud y deseos de pronto restablecimiento de los heridos. Mientras alienta a perseverar en los esfuerzos de ayuda y acompañamiento, el Santo Padre imparte a todos, por intercesión de la bienaventurada Virgen María, Consuelo de los Afligidos, la confortadora bendición apostólica como signo de esperanza en el Señor Resucitado”, decía parte del mensaje enviado al Arzobispo de Santo Domingo, monseñor Francisco Ozoria Acosta.
En pasados días, Monseñor Robert Brennan, Obispo de Brooklyn, expresó a través de sus redes sociales sus condolencias a las familias de las víctimas y a la comunidad dominicana. “Que nuestra Santísima Madre, bajo el venerado título de Nuestra Señora de la Altagracia, la patrona de República Dominicana, traiga consuelo a las familias que tan trágicamente han perdido a sus seres queridos y a los que han sufrido lesiones”, dijo el prelado.
Así mismo Mons. Brennan dijo a la comunidad dominicana y a aquellos a quienes esta tragedia impactó personalmente, que cuenta con “las oraciones y la solidaridad de la Iglesia de Brooklyn y Queens”.
El padre Elvin Torres, director espiritual del Apostolado Dominicano y vicario parroquial de San Sebastián y Corpus Christi en Woodside (Queens), dijo: “Hoy tenemos todos una sola bandera, la bandera de la solidaridad y la bandera de la fe. Quiero hoy agradecer a Dios por esta misa que podemos celebrar en sufragio de estos 231 hermanos que han perdido su vida y seguimos rezando por ellos”.
“De manera particular, oramos también por tantas familias que pasan por este gran momento de dolor y sufrimiento, que se unen a Jesucristo en su camino al Calvario.
Y rezamos por aquellos que todavía siguen hospitalizados para que el Señor los sostenga con Su gracia y, acorde con Su voluntad, les conceda la salud”, concluyó el padre Torres.
María Rosario, dominicana y miembro del Comité Altagraciano de la diócesis desde hace 18 años, estuvo presente en esta misa y expresó que aunque la comunidad dominicana ha vivido otros momentos dolorosos, “ninguno ha sido como este”.
María, que desde hace cincuenta años pertenece a la parroquia de Santa Rita, agradeció las oraciones de quienes en la diócesis han elevado plegarias por el eterno descanso de las víctimas porque “unidos espiritualmente podemos fortalecernos los unos a los otros y ser solidarios porque este es un momento muy difícil”.
Alberto Cordero, puertorriqueño, dijo que asistió a este servicio conmemorativo como ‘hermano solidario’ para acompañar a sus hermanos dominicanos de la iglesia del Santísimo Sacramento en Brooklyn.