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Con el Estatus de Protección Temporal revocado, hondureños en la Diócesis de Brooklyn temen tener que dejar EE.UU.

Juan Romero aparece en esta foto junto a su esposa, Carmen, y su hija, Stephanie. (Foto: Cortesía de Juan Romero)

MASPETH — Desde 1999, el Estatus de Protección Temporal (TPS, por sus siglas en inglés) otorgado por el gobierno estadounidense le ha permitido a Juan Romero, un hondureño, residir legalmente en EE.UU., trabajar, tener propiedades, formar una familia y pagar impuestos.

El TPS protege de la deportación a migrantes elegibles que no pueden regresar a sus países de origen debido a guerras u otras condiciones peligrosas. En el caso de Romero, se trató de un desastre natural: el huracán Mitch, que en 1998 devastó Honduras y Nicaragua.

Sin embargo, la protección para hondureños y nicaragüenses como Romero termina el 8 de septiembre. Ese día expira su TPS tras una nueva directiva de la secretaria del Departamento de Seguridad Nacional (DHS), Kristi Noem, quien argumentó que, en todos los casos, el TPS fue diseñado para ser únicamente temporal.

“Es claro que el Gobierno de Honduras ha tomado todas las medidas necesarias para superar los impactos del huracán Mitch, ocurrido hace casi 27 años”, declaró Noem el 7 de julio. “Los ciudadanos hondureños pueden regresar a casa de manera segura, y el DHS está aquí para facilitar su retorno voluntario”.

En un comunicado similar, Noem afirmó que “los impactos del desastre natural que afectó a Nicaragua en 1999 ya no existen” y que “la situación ambiental ha mejorado lo suficiente como para que los ciudadanos nicaragüenses regresen a su país con seguridad”.

Según cifras del DHS, Romero forma parte de los aproximadamente 72,000 hondureños y 4,000 nicaragüenses que perderán el TPS. El 7 de julio se les notificó que tenían 60 días para abandonar EE.UU. antes del 8 de septiembre.

“Estamos en problemas”, expresó Romero.

Romero, de 52 años, trabaja en construcción y vive en Maspeth con su esposa y su hija adolescente. Discrepa de la afirmación de Noem de que Honduras ya se recuperó del huracán Mitch. Señaló que la economía sigue rezagada y que la violencia de las pandillas es una amenaza constante.

“Todo el país está muy mal”, resumió.

Originario de La Ceiba, ciudad portuaria en la costa norte de Honduras, Romero recordó que ingresó a EE.UU. de manera ilegal a los 20 años, en 1994, buscando trabajo en la construcción. Tras el huracán Mitch, en 1999, calificó para el TPS por 18 meses y lo renovó en cada período sucesivo.

Desde entonces, trabajó de manera constante en construcción y lleva unos cinco años con su actual empleador.

Hoy, su familia asiste a la parroquia Our Lady of Sorrows, en Corona. Romero es propietario de su casa y su hija Stephanie acaba de comenzar sus estudios en St. John’s University, donde planea estudiar medicina.

“Durante 25 años tuvimos el permiso, y ahora quieren cancelarlo”, lamentó Romero. “No sé qué va a pasar. Porque en mi país es muy peligroso”.

Desde que Donald Trump volvió a la presidencia, Noem ha cancelado también el TPS para venezolanos, afganos, cameruneses y nepalíes. Además, redujo de 18 a 12 meses la extensión previamente otorgada a los haitianos.

Romero y su amigo Walter Hernández, también hondureño, se enteraron del fin del TPS viendo noticieros en español. Así mismo, es por esos canales que saben de la crisis de inseguridad que atraviesa Honduras.

“El presidente de Honduras, Iris Xiomara Castro Sarmiento, dice que el país está muy bien ahora”, comentó Hernández. “Dice que hay mucha seguridad. Pero yo veo las noticias cada día, y lo único que veo es crimen por todas partes.

‘Matan a dos personas aquí, tres mueren allá… Es una locura’”.

Hernández, de 53 años, es pintor y jornalero en construcción. Es originario de Comayagua, Honduras. Como Romero, ya estaba en EE.UU. cuando recibió el TPS tras el huracán Mitch.

Ambos señalan que su edad les impide conseguir trabajo en construcción en Honduras.

“¿Cómo puedo conseguir un buen empleo allá?”, preguntó Romero. “No pagan bien. Y después de los 35 años, no encuentras un buen trabajo. Lo que trabajas allá es apenas para comer”.

Romero explicó que necesita mantener los ingresos que gana en EE.UU. para cuidar a su familia y garantizar la educación universitaria de su hija.

“Ella quiere ser doctora”, dijo. “Quiere ayudar a la gente”.

Noem animó a los ex beneficiarios de TPS a usar la aplicación “CBP Home” de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de EE.UU. Según indicó, la herramienta ofrece un modo “seguro” de autodeportación, con la posibilidad de recibir un pasaje aéreo gratuito, un bono de salida de 1,000 dólares y “futuras oportunidades de inmigración legal”.

Por ahora, Romero dijo que está en busca de un buen abogado de inmigración.