Dos ataques suicidas coordinados dejaron un saldo de por los menos 34 muertos y más de 130 heridos en Bruselas, capital de Bélgica y centro financiero y cultural de la Unión Europea.
Todo comenzó a las ocho de la mañana del 22 de marzo con una serie de explosiones en el aeropuerto de Zaventem, que causaron la muerte de por los menos 14 personas y dejaron a decenas de heridos, según los reportes de la agencia de noticias belga que citaba los informes inmediatos de los bomberos de la ciudad.
La fiscalía capitalina informó que se trataba de la autodetonación de un atacante vistiendo un chaleco suicida y un posible explosivo colocado dentro de una maleta dejada en el despacho de boletos. Se reportó que las detonaciones ocurrieron en el área no asegurada de las terminales y cerró el puerto aéreo, como parte de un operativo de emergencia y evacuación masiva.
Una hora más tarde, otra serie de explosiones cimbró por lo menos dos estaciones del metro subterráneo en el centro de Bruselas, con un saldo de 15 muertos y decenas de heridos, muchos de ellos de gravedad. Ríos de personas evacuaban el área en lo que parecía un éxodo humano en una zona de guerra, según reportes de Reuters y Prensa Asociada.
Los ataques ocurrieron a pocos días del arresto de uno de los cabecillas de los sangrientos atentados en París en noviembre pasado, Salam Abdeslam, quien fuera capturado en un barrio musulmán de Bruselas, a unas puertas de la residencia de sus padres. Las autoridades belgas habían anunciado su preocupación de que durante el arresto se habían hallado artefactos explosivos y documentos que señalaban que se estaba tramando otro inminente ataque terrorista en la región, advirtiendo que estaban en busca de otro peligroso individuo de nombre Najim Laachraoui, de 24 años, del cual temían pudiera estar planeando otro atentado.
Las autoridades belgas y francesas cerraron su frontera común e intensificaron la cacería humana de Laachraoui y otros posibles involucrados en este ataque, a la vez que evacuaban el Palacio Nacional y pedían a la población que se mantuvieran en sus hogares.
Los informes preliminares señalan que la policía belga había descubierto más miembros de la misma célula terrorista autora de los ataque de París y cuyos cabecillas pudieran haber adelantado sus ataques tras el arresto de Abdeslam para desviar la atención de las autoridades y poder huir a Siria, según informes oficiales de expertos en seguridad internacional.