“LOS DIÁCONOS también han de ser respetables y de una sola palabra, moderados en el uso del vino y que no busquen dinero mal ganado […] Primero sea sometidos a la prueba y después, si no hubiera nada que reprocharles, sean aceptados como diáconos”.
Así define a los diáconos el apóstol San Pablo en su carta a Timoteo. En la mañana del sábado 27 de mayo, doce nuevos diáconos escucharon estas palabras de San Pablo en la segunda lectura de su misa de ordenación. Monseñor Nicholas DiMarzio, fue el celebrante de la misa y de las ordenaciones, que se realizaron en la Concatedral de San José de Brooklyn. Concelebraron la Eucaristía los obispos auxiliares monseñor Octavio Cisneros, monseñor Raymond Chappetto, y monseñor Paul Sánchez. Numerosos sacerdotes, religiosas, religiosas, diáconos y fieles laicos de la diócesis acompañaron a los ordenandos en una mañana radiante.
Como indica la liturgia, al inicio del rito de ordenación los candidatos fueron llamados uno a uno por sus nombres. Y cada uno de ellos, sentado con su familia en una de las bancas de la bella Concatedral, respondió al llamado. A continuación el delegado del Obispo presentó los candidatos a monseñor DiMarzio y solicitó su ordenación al diaconado. El Obispo dio a continuación su aprobación, que fue seguida —como es tradicional— por el aplauso de todos los presentes.
Monseñor DiMarzio se dirigió entonces a los nuevos diáconos en inglés y español, agradeciendo en especial a las esposas y las familias de los ordenandos sus sacrificios en pro de la labor evangelizadora y pastoral de los nuevos diáconos.
Tras la homilía, se hizo el examen de los candidatos, en que todos, delante de su Obispo y de la comunidad, expresan su deseo de tomar el oficio del diaconado. Luego cada uno de los ordenandos se acercó al Obispo para prometer obediencia a él y a sus sucesores. A continuación, con los nuevos diáconos postrados en oración ante el altar, se rezaron las letanías a los santos.
Fue una celebración multilingüe que reflejó el carácter multicultural de esta “Diócesis de los Inmigrantes”. Los nombres de los ordenandos, la mezcla de idiomas en los saludos y felicitaciones al final de la celebración, la diversidad de trajes y vestidos de los asistentes eran también una expresión de la catolicidad —es decir, de la universalidad— de la Iglesia. En la Diócesis de Brooklyn —que abarca Brooklyn y Queens— ese carácter universal de la fe siempre es palpable y visible.
Como se recordó en la primera lectura de la misa de ordenación, el diaconado se origina en los primeros diáconos fueron encargados de atender a los ‘helenistas’, los miembros de la comunidad que hablaban una lengua diferente. En esta ocasión, entre los doce ordenandos, hubo cinco latinoamericanos, cinco diáconos que servirán especialmente a la comunidad que habla español: en Colombia nacieron dos de los ordenandos, dos en República Dominicana y uno en México.