A punto de cumplir 65 años este próximo 25 de abril, el sacerdote Silvano Pedroso Montalvo ha sido nombrado por el Papa Francisco obispo de la diócesis Guantánamo-Baracoa, cuya sede episcopal se encontraba vacante desde el 6 de diciembre de 2016, cuando su anterior obispo Mons. Wilfredo Pino Estévez tomó posesión de la arquidiócesis de Camagüey, una de las tres arquidiócesis de Cuba.
El Padre Silvano recibirá su consagración episcopal en La Habana el domingo 27 de mayo, Solemnidad de la Santísima Trinidad, a las 7.00 pm, según el portal Holguín Católico. Mientras que a partir del sábado 9 de junio a las 10.00 am en Guantánamo. comenzará su ministerio en la diócesis más joven de Cuba, erigida por disposición de Juan Pablo II en 1998, con una población de más de medio millón de habitantes, de la cual un 38,5% se consideran católicos. Bajo su jurisdicción se encuentra la Concatedral de Nuestra Señora de la Asunción de Baracoa —villa primada de Cuba y Monumento Nacional, fundad en 1511 por el adelantado Diego Velázquez— en la que se conserva la Cruz de la Parra, la única de las 29 plantadas por Cristóbal Colón en América, que todavía se conserva.
Mons. Pedroso Montalvo es, según los distintos medios y expertos, el primer obispo negro de la Iglesia cubana en más de quinientos años de catolicismo, algo desproporcionado considerando el mestizaje caribeño.
Nacido en Cárdenas, Matanzas, el 25 de abril de 1953, el Padre Silvano se graduó de Lic. en Geografía en la Universidad de La Habana y luego cursó estudios religiosos en el Seminario Mayor Teológico San Carlos y San Ambrosio. Fue ordenado sacerdote el 12 de junio de 1995 y destinado a la Arquidiócesis de La Habana. Ha sido párroco de Los Santos Apóstoles Felipe y Santiago en Bejucal y de la iglesia de San Pedro en Quivicán. Desde 2013 el Padre Silvano es el pastor de la parroquia de Nuestra Señora del Pilar, en el habanero barrio de El Cerro.
En conversación telefónica con Mario J. Pentón, reportero de El Nuevo Herald, quien escribió en exclusiva desde Miami sobre este histórico nombramiento para el diario cubano 14ymedio, el sacerdote, quien trabaja en los barrios obreros capitalinos de El Cerro y Jesús María, comentaba que nunca se había sentido superior o inferior a otros por el color de su piel, que que entiende que “a muchas personas les puede gustar tener un obispo negro porque la Iglesia es universal”.
Para el dirigente laical cubano Dagoberto Valdéz, citado por Pentón, “la incorporación al episcopado de hombres que crecieron, se educaron, trabajaron y se hicieron sacerdotes en tiempos de la institucionalización del proceso socialista es una estupenda experiencia para los pastores de la Iglesia”.
“Silvano es un hombre cercano a la gente, misionero y solidario”, agrega el exdirector de la revista Vitral y el Centro de Formación Cívica y Religiosa de la diócesis de Pinar del Río, miembro del Pontificio Consejo de Justicia y Paz y director de la revista Convivencia. Otra fuente anónima describe para Pentón al nuevo mitrado cubano como “un hombre auténtico, austero, cercano a la gente, coherente, veraz, y sencillo. Quizá, usando las palabras de Francisco, es un ‘callejero’ que puede ‘mover el piso’ a la comunidad creyente de Cuba”.