Internacionales

Arquidiócesis chilena responde con medidas prácticas para enfrentar el abuso

SANTIAGO, Chile (Por Jane Chambers/CNS)—. Católicos chilenos están entrenando a sacerdotes y feligreses sobre prevención de abuso y consejería de víctimas, pero no solamente están enfrentando abuso en el ambiente eclesiástico.

El entrenamiento examina el abuso en parejas, en fiestas, en las redes sociales y también entre las personas en puestos de poder, tales como los sacerdotes. Treinta y un jóvenes trabajadores de distintas parroquias en el sur de Santiago se han inscrito para las sesiones.

Camila Carriman González está ayudando en el Santuario Inmaculada Concepción a entrenar personas de los sectores pobres del sur de Santiago.

Camila Carriman González, líder de trabajadores jóvenes en las parroquias del sur de Santiago, Chile, ayuda a administrar talleres sobre el abuso en el Santuario Inmaculada Concepción. (CNS/Jane Chambers)

“Estamos haciendo un plan piloto para una semana que se centra en el abuso entre los jóvenes”, dijo Carriman a Catholic News Service. Los talleres serán presentados en junio y febrero.

Ella dijo que los feligreses y los jóvenes trabajadores están procurando el entrenamiento porque no hay suficiente información sobre cómo manejar el abuso sexual.

“Esta noche estamos hablando del abuso de conciencia, situaciones en las que las personas en el poder se aprovechan de los jóvenes y normalizan comportamientos que no son apropiados, como sacerdotes que se reúnen con jóvenes en privado en sus casas o les dan paseos a casa”, dijo Carriman.

Cambiar la cultura es urgente en Chile. En meses recientes procuradores y policías han allanado oficinas de la iglesia y se han incautado de expedientes. Actualmente las autoridades están investigando a 167 personas vinculadas con la iglesia. Casi la mitad de las 178 víctimas eran menores de edad al momento de las presuntas ofensas. Anteriormente este año el papa Francisco mandó dos enviados especiales a Chile para investigar la situación.

Los entrenamientos no son solamente para el clero; el abuso doméstico ha sido un problema en Chile por décadas y la iglesia quiere consejería práctica sobre cómo enfrentarlo.

“El Santuario de la Inmaculada Concepción de la Santísima Virgen María es una imponente Casa de Oración, al aire libre, que corona el Cerro San Cristobal, y es una de las 4 Iglesias Rectoriales de la Arquidiócesis de Santiago. Por su belleza e historia es visitada constantemente por muchos peregrinos, tanto nacionales como extranjeros”. (Foto cortesía del Santuario)

“Estos talleres han sido realmente útiles. Me han enseñado cuánto aceptamos el comportamiento que no es correcto, como que los novios que sean demasiado controladores y lo llamen amor y las madres que enseñan a sus hijos a ser sexistas”, dijo María Rojas Fuentes, una de los jóvenes trabajadores que participan en el entrenamiento. Ella es de La Pintana, la parroquia vecina al santuario. Es un lugar donde niños pequeños andan por las calles a las 11 de la noche y el alcohol, las drogas y el crimen abundan.

Paulina Pérez está ayudando a Carriman con los talleres. Ella es la psicóloga a quien en el cardenal Ricardo Ezzati de Santiago le pidió que implementara una serie de medidas, incluyendo los talleres para prevenir el abuso y promover las mejores prácticas en la atención pastoral en toda la Arquidiócesis de Santiago. Ella dijo a CNS que es un proceso gradual, pero que es importante que el clero y los jóvenes trabajadores tengan las herramientas y técnicas correctas para realizar su trabajo, detectar el abuso y dar tratamiento a las personas de la manera correcta.

“Mi generación es parte de los hijos del régimen militar de (el general Augusto) Pinochet, eso nos dificulta abrirnos y hablar de cosas, pero con la nueva generación de jóvenes como Camila (Carriman), las cosas están cambiando. Para enfrentar la autoridad y el cambio la situación. Estamos en una crisis y tenemos que vivirla profundamente y aprender de ella y abrirnos y cambiar”, dijo Pérez.

Al otro lado de Santiago, al lado de la catedral colonial en la plaza principal, padre Francisco Ibáñez, psicólogo, le contó a CNS sobre su trabajo con personas que han sido abusadas, con los abusadores y con los seminaristas.

“Trabajo con personas de todas las áreas de la vida, no solo clérigos. Algunos de ellos son abusadores, y para ellos es importante que acepten y reconozcan que lo que hicieron estuvo mal”, él dijo.

El padre Francisco Ibáñez, sicólogo, afuera de la Catedral de Santiago, Chile. “Trabajo con gente de todas las áreas de la vida, no solo con clérigos. Algunos de ellos son abusadores y es importante que reconozcan y acepten que lo que hicieron está mal”, dice. (CNS/Jane Chambers)

Padre Ibáñez dijo que los chilenos no deberían continuar tolerando el comportamiento cultural ni hablando sobre “el tío excesivamente cariñoso con los brazos largos” y haciendo chistes al respecto. Si alguien comete un crimen tiene que ser nombrado y avergonzado, el dijo.

El sacerdote dijo que es especialmente difícil para las víctimas, a quienes en muchos casos les toma años buscar ayuda. Ellos le cuentan de su depresión y estrés y entonces descubren que el verdadero problema es el abuso.

“En primer lugar, deben aceptar lo que les sucedió y dejar de culparse a sí mismos por ello; luego deben trabajar, con nuestra guía, para seguir con sus vidas y asumir la responsabilidad de su felicidad y cambiar su narrativa”, el dijo.

Es un proceso largo y difícil que requiere un equipo de personas bastante entrenadas. Padre Ibáñez también trabaja con seminaristas y durante el entrenamiento ellos aprenden a examinar sus conciencias.

“Los seminaristas deben ser capaces de entender su necesidad de afecto y dónde pueden encontrar eso con sus familiares y colegas, pero no de la manera equivocada”.

 

Padre Ibáñez dijo que el estrés puede sobrecargar a las personas y estas reaccionan incorrectamente y pueden terminar cometiendo un crimen. Él está en contra de la idea de que muchos de los problemas en la iglesia suceden porque los sacerdotes son célibes y señala que estadísticamente el abuso es efectuado más a menudo por personas casadas. Él dijo que el verdadero problema es que la iglesia siempre había sido confiada y admirada y ha perdido su posición moral y su buena reputación.

Él está decidido a cambiar la cultura y crear católicos — tanto clérigos como feligreses — que sean responsables por sus actos y “nunca haría nada en privado que sería un problema si lo hicieran en público también”.

Para el padre Ibáñez, Pérez y Carriman todo se trata de poner a Jesús al centro de lo que hacen.

“Participan en estos talleres personas que necesitan su fe para superar sus dificultades diarias”, dijo Carriman.