En lo que usted apenas se ha tomado el primer café de la mañana, ya Mario Salerno ha ido a misa, ha rezado el rosario y ha hecho su rutina de ejercicios antes de abrir el taller de reparación y carrocería de su familia en la calle Lorimer.
Por los hábitos de Mario se puede deducir que es un hombre disciplinado y enfocado, dos características idóneas para llevar adelante empresas de diversa índole. Maneja el negocio de servicios automotrices que su difunto padre inició en el año 1959, además de una flota de propiedades de alquiler que hospeda a unos 200 inquilinos, en 18 edificios.
Son tiempos difíciles para los arrendatarios, y no solo en el barrio de Mario, en Williamsburg, Brooklyn. El mes pasado, el presidente Donald Trump impuso una moratoria a los desalojos de millones de personas en todo Estados Unidos, vigente hasta el 31 de diciembre, para ayudar a detener la falta de vivienda generalizada. Eso puede traer cierto alivio a los inquilinos desempleados que no pueden pagar el alquiler, pero los arrendatarios sí deben continuar pagando los servicios públicos, los impuestos y cubrir las reparaciones de sus propiedades en alquiler.
El pasado mes de abril, cuando la pandemia atacaba la ciudad de Nueva York, Mario estuvo en primera plana en las noticias por haber decidido perdonar el pago del alquiler a todos sus inquilinos.
Mario fue entrevistado por medios de comunicación de todo el mundo, hasta de países tan lejanos como Israel y Turquía. También apareció en el programa de Ellen DeGeneres y acompañó al presidente Trump el Día Nacional de Oración, el 7 de mayo, en la Casa Blanca.
“Tuvimos la suerte de poder hacerlo”, comentó Mario sobre la cancelación del alquiler en abril. “Lo hice por humanidad. Cuando todos seguían sacando a relucir cuánto dinero estaba perdiendo, les pedí que no se preocuparan por eso. Todo estaba bien. Estén pendientes de los que viven con ustedes, de sus vecinos, asegúrese de que sus mascotas tengan suficiente comida. ¿Todos tienen mascarillas y comida? ¿Tienen jabón? Si pueden ayudar a otro, háganlo. Eso es todo”.
Durante una visita reciente a su centro de servicio automotriz, Mario, de 60 años, recordó toda la atención que recibió por suspender ese mes de alquiler.
Es un taller limpio, donde las paredes de cada estación de servicio y cada oficina tienen al menos un crucifijo, retratos de santos o las dos cosas. Lo mismo se puede ver en el gimnasio personal, al lado de la sala de espera de los clientes donde, sobre el panel de control de una caminadora, está abierta una Biblia de páginas desgastadas, en el Evangelio de Mateo, capítulo 25.
Mario parece tener una sonrisa permanente en su rostro, pero el risueño empresario se puso bastante serio cuando comenzó a describir la difícil situación por la que estaban atravesando sus compañeros propietarios a causa de la pandemia.
“Tengo amigos que redujeron el alquiler que cobraban”, dijo Mario. “Tenían que hacer eso. Pero al mismo tiempo, no todos podemos dejar de pagar las facturas del agua de nuestros edificios y los impuestos. Nunca sabemos qué va a pasar”.
Los analistas de la industria de alquileres de la ciudad de Nueva York advierten sobre pérdidas financieras masivas para los arrendatarios este año.
El sitio web de bienes raíces StreetEasy, en sus informes de mercado del segundo trimestre de 2020, señaló que los arrendatarios estaban permitiendo más descuentos a sus inquilinos para poder seguir operando.
Según el informe, en Brooklyn, “más de 1 de cada 4 alquileres (25,6 por ciento) fueron reducidos durante el segundo trimestre, un aumento de 8,6 puntos porcentuales año tras año”.
Mientras en Queens, “más de 1 de cada 5 alquileres (22,5 por ciento) se redujeron en el distrito metropolitano, un aumento de 4,7 puntos porcentuales con respecto al año pasado y la mayor proporción de reducción desde el tercer trimestre de 2018”, indicaron los informes de mercado.
Nancy Wu, economista de StreetEasy, dijo que viajar a la oficina y vivir en el centro de la ciudad “simplemente no estaba en la lista de prioridades de los inquilinos durante este último trimestre”.
“Los arrendatarios reaccionaron reduciendo drásticamente los alquileres y probando nuevas tácticas para atraer inquilinos”, señaló Nancy Wu. “El trabajo remoto ha dado a muchos inquilinos la opción de vivir en cualquier lugar, por lo que es demasiado pronto para predecir cuándo se recuperarán los alquileres”.
Mientras los inquilinos pueden obtener ayuda de servicios locales, estatales y federales para evitar los desalojos, existen menos opciones para los arrendatarios.
Sin embargo, los arrendatarios pueden calificar para los programas de indulgencia federal si sus hipotecas provienen de agencias respaldadas por el gobierno como la Administración Federal de Vivienda (FHA) o la Administración de Veteranos (VA).
La indulgencia solo detiene la obligación del propietario de pagar la hipoteca, al igual que el inquilino que no se quedará sin hogar por no pagar el alquiler durante la moratoria de Trump sobre los desalojos. En ambos casos, los pagos de alquiler o hipoteca solo se retrasan, no se cancelan.
Mientras tanto, los arrendatarios y las organizaciones que los representan se han sumado al coro de ciudadanos desempleados que claman por pagos de asistencia por desempleo de la Ley de Ayuda, Alivio y Seguridad Económica por Coronavirus (CARES, por sus siglas en inglés). Esos fondos expiraron el 31 de julio y el Congreso todavía está negociando si los reanudará.
Mario no ha revelado cuánto perdió al cancelar los alquileres de abril; aunque señaló que cobra alrededor de US$500 menos que las tarifas del mercado de alquiler en las áreas donde están ubicados sus edificios.
“Por ejemplo, si son US$2000, cobro US$1500”, dijo. Pero, multiplique eso por 200 inquilinos y está claro que Mario tuvo que renunciar a una cifra considerable.
Mientras presentaba a Mario a la audiencia durante el evento de oración del 7 de mayo en la Casa Blanca, el presidente Trump relató cómo el arrendatario quería asegurarse de que sus inquilinos tuvieran suficiente comida antes de que le pagaran el alquiler: “A pesar de estar perdiendo muchos ingresos, que siempre hacen falta. Siempre tenemos en qué emplear ese dinero. ¿Verdad, Mario? Para él, eso es irrelevante comparado con el valor de la vida humana. Es estupendo, Mario”, comentó el presidente.
Durante la intervención de Mario en el programa de Ellen, la presentadora se comprometió a donar US$ 25 mil en su nombre a North Brooklyn Angels. Este grupo sin fines de lucro alimenta a personas necesitadas, suministrándoles comidas recién preparadas en la cocina de la iglesia de Nuestra Señora del Monte Carmelo, la parroquia de Mario Salerno.
Mario dijo que Dios no cesa de bendecirlo. La misión de su vida es proclamar la gloria de Dios compartiendo su buena fortuna con los necesitados. Junto con todo el reconocimiento reciente, recibió otra bendición.
Después de abril, Mario recibió una llamada de un hombre en un hospital de Texas que se estaba recuperando del COVID-19. El hombre dijo que su hijo, un muchacho joven, era uno de los inquilinos a quienes se les eximió del pago del alquiler.
“Desde su cama de hospital me agradeció”, recuerda Mario. “Me dijo: ‘Gracias por ser una figura paterna para mi hijo mientras yo estoy en el hospital’. Pero siempre le digo a los demás, no me agradezcan a mí, den gracias al Señor. Nunca dejen de ser amables unos con otros, sean buenos, sobre todo, no pierdan la fe… y siempre compartan con el mundo sus bendiciones”.