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Cardenal venezolano dice que el país necesita una solución ‘pacífica y negociada’ a la crisis política

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ROMA — El cardenal venezolano Baltazar Enrique Porras Cardozo, arzobispo de Mérida, dice que el papa Francisco tiene al país sudamericano en su corazón. Después de reunirse con él el viernes, dijo que el pontífice había instado a la Iglesia del país a seguir buscando una “solución pacífica y negociada, sin renunciar a nuestros principios”.

Una solución de este tipo ayudaría a evitar “la violencia, la guerra o la represión” que se utilizan a menudo en todo el mundo, especialmente en situaciones “de desigualdades existentes”.

Durante una entrevista con Crux el viernes, horas después de su encuentro, el prelado evitó usar términos duros al describir su país, simplemente señalando que está “en crisis”.

Esta ha sido durante mucho tiempo la línea diplomática del Vaticano, incluso cuando la mayoría de los que trabajan en el Ministerio de Relaciones Exteriores del Papa reconocen que el presidente Nicolás Maduro es visto como un dictador y una persona de la que “no se puede decir nada bueno”, como dijo un diplomático de alto rango a Crux la semana pasada.

A continuación, les compartimos extractos de la conversación de Mons. Porras con Crux, que ha sido editado por cuestiones de claridad y extensión.

Monseñor, ¿qué le trajo a Roma esta semana?

Hemos venido con la comisión de asuntos económicos de la Arquidiócesis de Caracas para agradecer al Santo Padre la beatificación del Dr. José Gregorio Hernández.

Este médico laico ha sido como la lluvia de mayo en medio de la situación que atraviesa el país —y no solo para Venezuela— debido a ques se trata de médico, laico, investigador, profesor, creyente, hombre de diálogo con todos los diferentes. sectores… ¡con todo lo que esto significa!

Vivía en un mundo positivista, lo que no le impedía expresar su fe, pero no de manera polémica. Era muy amigable y tenía muy buena relación con quienes pensaban diferente a él. Y en la situación actual, esto es muy importante.

También era un creyente abierto. Es un testimonio, un modelo, tan necesario en el mundo de hoy. Por eso el Papa lo ha nombrado copatrón del nuevo ciclo de Estudios en Ciencias de la Paz de la Universidad Lateranense. He ido descubriendo muchas facetas distintas de una vida multifacética, de un hombre que por un lado era normal, le gustaba la música y el baile. Fue cercano a la gente, fue un profesor muy exigente pero muy querido, que motivó la modernización de la medicina en Venezuela.

Sin haber tenido ninguna campaña publicitaria, su testimonio se extendió como la pólvora por toda Latinoamérica. Me llaman la atención las solicitudes de reliquias de todo el mundo, de las conferencias episcopales desde Canadá hasta Argentina, pero también de Australia y prácticamente de todas las conferencias episcopales de Europa.

Y en Venezuela ha sido un momento muy interesante, en el que estamos viviendo, para una campaña evangelizadora, animada principalmente por la participación de los laicos, y también en particular de las personas del sector de la salud.

Además de su encuentro con el Papa, ¿tuvo reuniones con otros miembros de la Curia Romana?

Sí, con el cardenal Pietro Parolin, que habiendo sido nuncio en Venezuela tiene su corazón allí, y su sutituto [Arzobispo Edgar Peña Parra], que es venezolano. También fuimos por supuesto a la Congregación de los Santos, y como estamos trabajando en una economía más transparente no solo de la Arquidiócesis de Caracas sino de toda la Iglesia en Venezuela, también visitamos el IOR [Banco Vaticano], para ver el trabajo que están haciendo, y ha sido realmente muy fructífero.

¿Qué diría el Dr. Gregorio sobre la situación en Venezuela hoy en día?

Sería un hombre que, en primer lugar, siempre estaría muy atento a los pobres. En segundo lugar, un aspecto por el que se destacó hace 100 años —en medio de una dictadura— sin tener una política de enfrentamiento, sí tuvo una política de denuncia, de cómo el Estado no estaba cumpliendo con la salud de todo el pueblo de Venezuela.

Creo que si estuviera vivo hoy, sería un hombre muy respetado, pero siempre enfocado al diálogo, sin ser un hombre de confrontación o polémica. Cabe señalar que, a pesar de su profundo respeto por los demás, tenía muy claro sus propios valores.

¿Se imagina un futuro en el que los millones de venezolanos que dejaron su país en los últimos años —cerca de 6 millones, según la oficina de Migrantes y Refugiados de Naciones Unidas— regresen, como lo hizo el Dr. Hernández luego de su formación como médico?

Es uno de los ejemplos más significativos que tenemos, porque sabemos, y las estadísticas lo demuestran, que cuando se producen estos éxodos, forzados o no, el porcentaje de los que regresan es pequeño en comparación con los que se van: del 10 al 15 por ciento. Muchos profesionales se han ido del país y saben que, por los recursos naturales y la geografía, Venezuela tiene mucho potencial.

Una de las cosas que le hemos presentado al Santo Padre y en la que nos animó, es el lanzamiento de una campaña de vacunación masiva con el nombre de Don Gregorio Hernández, para que no tenga ninguna connotación política, partidista o proselitista, pero que realmente sirva a la vida, como nos pide el Papa Francisco.

¿Pudiera compartir con nosotros algo de lo que el papa Francisco dijo sobre Venezuela?

Se siente muy cerca de nosotros. Sigue la situación muy de cerca y pregunta qué puede hacer. Y nos invita a buscar una solución pacífica, negociada, sin renunciar a nuestros principios, sino buscando lo que nos une para que no desemboque en violencia, guerra o represión, algo que vemos en todo el mundo en situaciones de desigualdades existentes; y la necesidad de representar el mundo pospandémico.

No podemos volver atrás. Como dice el Papa Francisco, vamos a salir mejor o peor, y está en nuestras manos hacerlo mejor, y ese mundo mejor solo se consigue a través del respeto a la vida, la búsqueda de un mayor sentido de igualdad, democracia y respeto mutuo.