Locales

Develan estatua de la Madre Cabrini en la parroquia de Brooklyn donde trabajó

Click Here to Read in English

CARROLL GARDENS — La Diócesis de Brooklyn tardó bastante en tener su propia estatua de la Madre Cabrini, pero ya los fieles pueden finalmente honrar a la santa que tanto hizo por los católicos de Brooklyn.

El obispo Nicholas DiMarzio inauguró y bendijo el pasado 11 de junio la estatua y el santuario de Santa Francisca Javiera Cabrini, también conocida como Madre Cabrini, en las afueras de la iglesia Sagrado Corazón de Jesús y María-San Esteban, que hoy se erige en el territorio de la que fuera su parroquia de Brooklyn.

A la ceremonia también asistieron algunas religiosas de la congregación de Hermanas Misioneras del Sagrado Corazón de Jesús, fundadas en 1880 por la Madre Cabrini. Una vez que las hermanas quitaron la tela roja que cubría el monumento, el aire de llenó de alegría, aplausos, música italiana y confeti tricolor: rojo, blanco y verde.

La estatua muestra a Madre Cabrini en una calle adoquinada con dos niños pequeños a cada lado. Se la representa a la edad que tenía cuando llegó a Brooklyn, aproximadamente 40 años, y vistiendo el hábito de su orden.

El diseño de la estatua incluye una variedad de referencias históricas, incluso en la base de ladrillo sobre la que descansa la estatua que contiene la piedra angular de la iglesia original.

La Madre Cabrini trabajó en Brooklyn después de que ella y otras seis Hermanas Cabrini llegaron a los Estados Unidos desde su Italia natal en 1889 y atendieron a inmigrantes en la iglesia original de Carroll Gardens, que ahora es el sitio del Parque Madre Cabrini.

“La decisión fue que la estatua debería colocarse en la parroquia donde ella trabajaba aquí en Brooklyn primero”, dijo John Heyer II, asociado pastoral en la parroquia Sagrado Corazón-San Esteban. “Ella fundó aquí la primera escuela para inmigrantes italianos de todo Long Island, que fue también la primera de la Diócesis de Brooklyn”.

“En sus escritos la Madre Cabrini siempre se refirió al amor de Cristo y su misión de transmitir y tratar de traducir ese amor a los demás”, continuó. “Fue por su relación con el Sagrado Corazón de Jesús y con nuestra Santísima Madre que pudo hacer tanto”.

Mons, DiMarzio, quien celebró la misa antes de la inauguración el 11 de junio, durante la festividad del Sagrado Corazón, se hizo eco de los sentimientos de Heyer.

“La espiritualidad del Sagrado Corazón de Madre Cabrini fue más que una simple devoción”, dijo el obispo DiMarzio. “Ella vivió esa devoción al Sagrado Corazón“.

“Ella tenía el coraje de hacer, básicamente, cosas milagrosas”, continuó, “mucho más atrevidas de las que podía lograr una mujer en su época“.

Luego de los controvertidos resultados de la convocatoria 2019 de She Built NYC, una campaña de artes públicas que honra a las mujeres a través de la instalación de monumentos que reconocen y celebran sus impactos históricos y contribuciones a la ciudad de Nueva York, la diócesis recibió un total de $40,000 dólares en donaciones para pagar un monumento a la santa.

En dicha inciativa promovida por la primera dama de la ciudad de Nueva York, la Madre Cabrini recibió una abrumadora cantidad de nominaciones de los residentes: 219 nominaciones —seguida en segundo lugar por la escritora urbana y activista Jane Jacobs con 93. Sin embargo, cuando más tarde se anunció que Cabrini no era una de las cuatro mujeres elegidas, ni estaba en la lista de los monumentos porgramados provocó gran malestar entre los católicos y la comunidad italoamericana, por lo que los feligreses de la diócesis se unieron y recaudaron dinero para crear su propia estatua.

Dado su impacto en la ciudad, muchas personas sienten una gran devoción por la Madre Cabrini. Pero, algunos tienen conexiones con el santo mucho más profundas.

Louis Pepe, de 61 años, recibió clases de las Hermanas Cabrini cuando asistió a la Escuela del Sagrado Corazón de Jesús y María. Así que cuando necesitó un trasplante de hígado en 2017, dirigió sus oraciones a la madre Cabrini y al padre Michael McGivney en busca de intercesión.

“Me ayudaron a conseguir mi milagro y dándome el hígado que necesitaba”, dijo. “Diez meses después, estoy trabajando y corriendo, todavía agradeciendo a Dios y rezando por la Santísima Madre Cabrini y el Padre McGivney”.

Laura Eng, feligrés de toda la vida de la iglesia Sagrada Corazón-San Esteban y también egresada de la escuela Sagrado Corazón de Jesús y María, estaba ansiosa por ver la estatua.

“Madre Cabrini caminó por estas mismas calles y ejerció su ministerio aquí mismo en nuestra parroquia, ayudando a muchos de nuestros antepasados ​​inmigrantes y sentando las bases para las generaciones venideras, incluida la mía”, dijo Eng. “Muchos de nosotros tenemos una devoción por la Madre Cabrini transmitida por nuestros padres y abuelos, y yo quería que ella fuera reconocida con su propia estatua en la ciudad de Nueva York”.

Ann Troiano, cuya madre asistió a la Escuela del Sagrado Corazón cuando la Madre Cabrini todavía estaba en Brooklyn, recordó haber oído hablar cuando era niña de la santa italiana.

“[Mi madre] hablaba de ella a menudo. Me dijo que era una mujer pequeña”, dijo Troiano. “Conocer de la existencia de la Madre Cabrini fue inspirador para nosotros”.

La hermana Antonina Avitabile, MSC, nacida y criada en Brooklyn, asistió a la escuela Sagrado Corazón de Jesús y María cuando era niña y enseñó allí como hermana religiosa.

“Hay una gran conexión”, dijo la Hna. Antonina. “Caminando por estas calles, me encuentro con mis amigos con los que fui a la escuela y otras personas que conozco. Incluso fui a la escuela secundaria Mother Cabrini en Manhattan y, después de eso, entré a la comunidad”.

La Hna. Antonina también fue miembro del comité que ayudó a hacer realidad la estatua de la diócesis.

“Creo que a la parroquia y a los italianos de la diócesis de Brooklyn les encantará”, dijo antes de que se develara el monumento. “Trabajamos mucho para elegirlo”.

Mons. Guy Massie, actual párroco del Sagrado Corazón-San Esteban, destacó los importantes mensajes que envía el monumento.

“Es una declaración a todos los inmigrantes de que la iglesia está con ellos y para ellos, particularmente en este momento de la historia de los Estados Unidos donde hay tales sentimientos antiinmigrantes”, explicó. “Y es una gran declaración de la devoción que la gente tiene por Madre Cabrini, que vivió aquí entre nosotros, en nuestra parroquia”.