CIUDAD DEL VATICANO (Por Cindy Wooden/CNS) — El papa Francisco está convencido de que Dios quiere que los católicos y los pentecostales aprendan los unos de los otros, aunque muchos católicos comparten los primeros pensamientos que él tuvo sobre el culto de los cristianos carismáticos: “que estos parecen ser más escuelas de samba que reuniones de oración”.
Los católicos podemos entender la manera en que los pentecostales “viven su fe, alaban a Dios y dan testimonio del Evangelio de la caridad”, aunque “a menudo de manera diferente a la que estamos acostumbrados”, dijo el papa el 28 de septiembre durante una reunión con miembros del Consejo Pontificio para la Promoción de la Unidad Cristiana.
Por otra parte, debe ayudarse a los pentecostales a “a superar los prejuicios sobre la Iglesia Católica y a reconocer que en el tesoro inapreciable de la tradición, recibida de los apóstoles y custodiada en el curso de la historia, el Espíritu Santo no se extingue ni sofoca en absoluto, sino que continúa su obra eficaz”, dijo el papa.
Los miembros del consejo estaban llevando a cabo su reunión plenaria, enfocada en las relaciones con los cristianos pentecostales, carismáticos y evangélicos.
Apartándose de su texto preparado, el papa Francisco dijo que quería compartir “una experiencia personal y un ‘mea culpa'”, una solicitud de perdón. Él explicó, como lo ha hecho antes, que cuando era provincial jesuita de Argentina le había prohibido a los jesuitas formar relaciones con los carismáticos y sus “escuelas de samba”.
“Luego me disculpé y como obispo tuve una buena relación con ellos”, incluyendo asistir a una Misa carismática en la catedral de Buenos Aires.
Los católicos no pueden ignorar el crecimiento del pentecostalismo ni el hecho de que a muchos católicos les atrae y han dejado la Iglesia Católica por lo que encuentran en las comunidades pentecostales y evangélicas.
Los católicos tampoco pueden ignorar “la aparición repentina de nuevas comunidades, vinculadas a la personalidad de algunos predicadores” y cómo eso “contrasta fuertemente con los principios y la experiencia eclesiológica de las iglesias históricas”, dijo el papa.
Aun así el crecimiento de esas comunidades debe ser, “por nuestra parte, un motivo de examen personal y renovación pastoral”, especialmente ayudando a los católicos a aprender a amar y orar con la Biblia y abiertos a las motivaciones del Espíritu Santo, “que lleva a amar, testimoniar y servir”.