“Examinar con el fin de suprimir o eliminar cualquier cosa considerada objetable”, así es como el diccionario Merriam-Webster define el verbo “censurar”.
La censura generalmente se asocia con el temor de que un gobierno intente pisotear la libertad de expresión. Algo verdaderamente antiestadounidense, considerando que la Primera Enmienda de Estados Unidos a su Constitución dice que el Congreso, entre otras cosas, “no podrá legislar ninguna ley” que prohíba la libertad de expresión o de prensa.
Sin embargo, en las últimas semanas, miembros del Congreso han afirmado que las plataformas de redes sociales como Twitter y Facebook han censurado información de políticos conservadores o de funcionarios gubernamentales que trabajan para ellos.
El redoble contra la social media tradicional se aceleró en los meses previos a las elecciones del pasado 3 de noviembre, cuando los conservadores afirmaron que algunas plataformas habían estado censurando sus puntos de vista. Entre los denunciantes se encontraba el Partido Conservador del Estado de Nueva York, con sede en Brooklyn, que tuvo suspendida su cuenta de Twitter tres veces durante los primeros ocho meses de este año.
Esta copa de ira derramó su última gota en octubre durante una audiencia del Comité de Comercio del Senado de Estados Unidos, cuando Ted Cruz, senador republicano por el estado de Texas, cuestionó al director ejecutivo de Twitter, Jack Dorsey, por censurar los tweets del New York Post.
El periódico denunció que su cuenta de Twitter había sido bloqueada a mediados de octubre cuando trató de publicar sus artículos sobre los negocios de Hunter Biden, hijo de Joe Biden. Twitter y Facebook habían limitado la presencia del artículo en sus plataformas porque cuestionaron la veracidad de algunos de los detalles relacionados con los correos electrónicos tomados de un laptop propiedad del hijo del vicepresidente. Dijeron que la información parecía haber sido “pirateada”.
Cruz cuestionó si Twitter tenía la “capacidad de influenciar y cambiar los resultados de las elecciones” a lo que Dorsey respondió con una negativa. Pero Cruz también señaló que Twitter no bloqueó los tweets de The New York Times que supuestamente se basaban en copias de las declaraciones de impuestos del presidente Trump.
“Ese material se basó en algo que se distribuyó violando la ley federal y, sin embargo, Twitter permitió que la gente lo hiciera circular”, dijo Cruz. “Pero cuando el artículo criticaba a Joe Biden, Twitter se dio a la tarea de censurar y silenciar”.
Otra queja surgió después de la audiencia del Comité del Senado cuando el secretario interino de Seguridad Nacional, Chad Wolf, acusó a Twitter de censurar a un funcionario de Aduanas y Protección Fronteriza de los Estados Unidos (CBP, por sus siglas en inglés) por su tweet sobre la construcción del nuevo muro en la frontera sur. Según reza el tweet: “Cada milla nos ayuda a prevenir que pandilleros, depredadores sexuales y drogas entren al país. Es un hecho, los muros funcionan”.
Pero en una carta a Dorsey, Wolf declaró que los moderadores de Twitter le enviaron un correo electrónico para aclarar: “No puedes promover la violencia, amenazar o acosar a otras personas en base a su raza, etnia, origen nacional, orientación sexual, género, identidad de género, afiliación religiosa, edad, disminución o enfermedad grave”. A lo que Wolf reaccionó diciendo que el tweet “no promovía ninguna de estas cosas”.
“Ya sea que lo sepan o no”, agregó, “cada año, el CBP repele y arresta a miles de miembros de bandas criminales violentas. CBP rescata a niñas que se ven obligadas a participar en el tráfico sexual transfronterizo. CBP intercepta drogas peligrosas y contrabando, incluido el opioide fentanilo suficiente para matar a todos los hombres, mujeres y niños en los Estados Unidos. Su empresa puede optar por ignorar estos hechos, pero no es menos censura cuando elige suprimirlos”.
La fama de censurar es un cambio radical de la imagen más antigua de Twitter, que según uno de sus primeros ejecutivos, era “el ala de la libertad de expresión del partido de la libertad de expresión”.
Pero desde que Dorsey la fundó en 2006, la compañía dijo que tenía que intervenir en la verificación de hechos para tomar medidas drásticas en las políticas de contenido y evitar abusos graves como la manipulación de las elecciones por parte de gobiernos extranjeros.
Parler entra al juego
Los conservadores descontentos, que afirman que fueron atacados y silenciados mientras que los liberales podían tuitear libremente, ahora acuden en masa a Parler, que significa “hablar” en francés. Esta nueva plataforma afirma ser un hogar imparcial para las redes sociales que honra la libertad de expresión. Los políticos conservadores, expertos y otros usuarios la promocionan como una poderosa alternativa a las plataformas tradicionales como Twitter y Facebook.
Parler recibió un impulso considerable el sábado 7 de noviembre, luego de que Associated Press proyectara al demócrata Joe Biden como ganador de la contienda presidencial. El presidente Donald Trump ha disputado los resultados con demandas y sus característicos comentarios belicosos en… bueno, Twitter.
John Matze, uno de los cofundadores de Parler y su actual director ejecutivo, acudió a la plataforma para celebrar cómo duplicó su base de usuarios en solo unos días, convirtiéndola en la principal descarga gratuita en las tiendas Apple y Google Play. Mientras escribo este artículo, ya ha alcanzado los 10 millones de usuarios.
“Todas estas nuevas cuentas brotaron de la nada”, compartió Matze en Parler. “O sea, esperábamos un millón de personas hoy… pero ¿dos? Chicos, ustedes están locos”.
Sin embargo, algunos observadores dicen que si bien Parler es amigable con la libertad de expresión, también se ha convertido en el hogar de usuarios que hacen comentarios de extrema derecha o promueven teorías de conspiración. Otros se quejaron de que algunas publicaciones son antimusulmanas o antisemitas.
Matze declaró recientemente a la agencia de noticias Cheddar que a Parler no le gusta la verificación de hechos, y agregó que las personas son lo suficientemente inteligentes como para hacerlo por sí mismas “sin nuestra mano dura”. En un artículo publicado el año pasado por The Forward, Matze dijo que no estaba al tanto de los comentarios racistas sobre Parler, ni le sorprendía que existieran.
“No fuerces a estas personas a irse a los rincones de Internet donde no se podrá demostrar que están equivocadas”, declaró Matze a The Forward, una revista digital con sede en Manhattan, dirigida a un público judío estadounidense. “Si vas a luchar contra los puntos de vista de estas personas”, agregó, “deben estar al descubierto”.
No es difícil creer que la mayoría de las personas que operan empresas de redes sociales tienden a ser liberales y se oponen al presidente Trump. Muchos están ubicados en Silicon Valley de California, que en su mayoría favoreció a Biden con votos y contribuciones a su campaña electoral.
¿Pero realmente tenían la intención de censurar a los conservadores? ¿Podría ser que las políticas de verificación de datos se implementaron de manera descuidada? Eso es una explicación posible ya que, en el caso de Twitter, no decidió rígidamente mantener las políticas, sino que las ha ido ajustando durante la agitación. El senador Cruz todavía tuitea. También el presidente Trump. Gerard Kassar, presidente del Partido Conservador del Estado de Nueva York, dijo que el partido se ha pasado a Parler y que tiene grandes esperanzas en la plataforma considerando los problemas que el partido tuvo este año con Twitter.
En septiembre, Kassar confesó a The Tablet que Twitter nunca explicó lo que encontró tan objetable en la cuenta de su partido. Pero se disculpó por las molestias. Kassar mostró la nota de Twitter que decía: “Tenemos sistemas que detectan y eliminan varias cuentas automáticas de spam de forma masiva, y la de ustedes fue marcada como spam por error”.
Kassar señaló que Parler también tiene algunos errores que corregir. Cataloga la experiencia actual como “engorrosa”, con demasiadas pulsaciones de teclas necesarias antes de hacer una publicación real.
“Abogo por Parler”, dijo, “pero en estos momentos no es una gran experiencia usarlo. Aun así, tengo esperanzas”.
A pesar de todos los dolores de cabeza, Kassar dijo que no se da por vencido en las redes sociales; lo necesita para llegar a los moderados y “esos neutrales”. “No pretendo hablar con AOC y decirle dónde está equivocada”, dijo Kassar. “Pero, francamente, el movimiento conservador debe poder hablar con la gente. Creemos que hay personas en el medio que en realidad podrían compartir nuestras opiniones y es posible que no lo sepan, por lo que debemos estar en las redes sociales. Si nos escuchan, podríamos encontrar puntos en común. Así es como se cultivan los partidos políticos”.