Nuestra diócesis

Clase 2020: la singularidad de graduarse en cuarentena

Los estudiantes y maestros en las escuelas secundarias católicas de la Diócesis de Brooklyn se adaptaron bien al cambio a la educación online impuesta por la pandemia del coronavirus, según estiman los funcionarios escolares. Pero, desafortunadamente, los graduados de duodécimo grado se han perdido eventos simbólicos como bailes y ceremonias de graduación, entre otras actividades con las que culminan los cuatro años de educación preuniversitaria.

Marissa Appendolia, estudiante de último año de la Academia Fontbonne Hall en Bay Ridge, lamentó no asistir al “Día de la Decisión Universitaria”, un evento en el que los estudiantes de último año anuncian las universidades que los han aceptado.

“Es divertido. Todas vendríamos a la escuela vistiendo las camisetas de nuestras futuras universidades”, dice.

A Chloe Inniss, estudiante de último año de la secundaria Bishop Loughlin Memorial High School en Fort Greene, le entristece que hayan cancelado su viaje de último año, aunque entiende las razones.

“No creo que nadie pudiera haber previsto lo que sucedió. Hay que tomar precauciones”, dice Inniss. “Pero extrañaré no tener baile de graduación o viaje de último año. Son experiencias únicas que nos unen”.

Aún no se sabe si los preuniversitarios podrán celebrar graduaciones públicas.

Las escuelas católicas, al igual que sus contrapartes en la educación públicas, cerraron a mediados de marzo y finalmente fueron cerradas por el resto del semestre.

Aunque Xaverian High School de Bay Ridge se ha comprometido en honrar a sus alumnos de último año con una ceremonia de graduación, según el diácono Kevin McCormack, director de la escuela.

“Buscaremos la manera de celebrar esta promoción del 2020”, dice. “Nos hemos hecho ese firme compromiso”.

Esta determinación se debe, en parte, según McCormack, a que este año es histórico para la prestigiosa institución, ya que se trata de la graduación de la primera clase mixta de hembras y varones desde su fundación en 1957.

Edward A. Bolan, director de Bishop Loughlin, se siente especialmente mal por los graduados de este año.

“¿Qué más puedes quitarles a estos chicos?”, se lamenta. “Tuvimos que suspender el concierto de primavera y todas las competencias deportivas. Nuestros seniors han perdido mucho este año“.