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Continúa violencia contra Iglesia y opositores en Nicaragua

MANAGUA, Nicaragua (CNS)—. Mientras los ataques contra clérigos católicos continúan en Nicaragua y los manifestantes contra el gobierno son asediados por policías y paramilitares, obispos del país dijeron que rezarán una oración de exorcismo.

Los obispos dijeron que el 20 de julio será un día de ayuno y oración “como acto de expiación por la profanación contra Dios perpetrada en meses recientes”. Ese día “oraremos a san Miguel Arcángel la oración de exorcismo”.

El cardenal Leopoldo Brenes Solorzano llega a la conferencia de prensa el pasado 14 de julio en las afueras de la Catedral Metropolitana de Managua. (CNS/Oswaldo Rivas, Reuters)

El 15 de julio, se le disparó al vehículo del obispo Juan Mata Guevara de Estelí mientras viajaba hacia la ciudad de Nindiri, a donde iba con la esperanza de detener un ataque por policías y paramilitares. El obispo salió ileso pero las llantas del vehículo fueron dañadas y los vidrios quebrados, dijo padre Víctor Rivas, secretario ejecutivo de la conferencia episcopal nicaragüense.

Un ataque el 14 de julio la cercana Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua en Managua dejó dos estudiantes muertos y otros 15 heridos. Algunos de los manifestantes que huían buscaron refugio en la iglesia Divina Misericordia, donde a los heridos se les dio atención, pero los agresores armados impidieron que las ambulancias llegaran hasta la iglesia.

Un reportero del Washington Post estaba entre los atrapados en la parroquia, de la cual sacerdotes dijeron que había sido “profanada”. Fotos publicadas en las redes sociales mostraron que se le había disparado a la iglesia.

“Le están disparando a una iglesia”, dijo el padre Erick Alvarado Cole, pastor de la parroquia al periódico The Washington Post. “El gobierno dice que respeta los derechos humanos. ¿Es esto respetar los derechos humanos?

El 9 de julio el cardenal Leopoldo Brenes Solórzano de Managua, su obispo auxiliar Silvio José Báez y el arzobispo nuncio apostólico Waldemar Stanislaw Sommertag estaban entre el clero de Managua, heridos mientras intentaban proteger la basílica San Sebastián en la ciudad de Diriamba contra la incursión de una turba que apoyaba al gobierno. El obispo Báez y al menos otro sacerdote fueron heridos. Los periodistas también fueron atacados y les robaron cámaras y otro equipo.

“En los últimos días se ha recrudecido la represión y la violencia por parte de los paramilitares progubernamentales hacia las personas que protestan cívicamente. … Hoy, como nunca, los derechos humanos están siendo violentados en Nicaragua”, dice el comunicado de los obispos del 14 de julio. “Miembros de la mesa del Diálogo Nacional” — convocado por la conferencia episcopal — “defensores de los derechos humanos y medios de comunicación independientes han sido objeto de campañas de estigmatización por parte del gobierno”.

Grupos de derechos humanos calculan que el número de muertes en Nicaragua es más de 350 desde el 18 de abril, cuando las protestas comenzaron debido a reformas al sistema del seguro social del país centroamericano. Los manifestantes luego exigieron la destitución del presidente Daniel Ortega, quien ha rechazado propuestas para elecciones adelantadas y ha reprimido con violencia las protestas.

Las iglesias en Nicaragua han operado como centros para atender a los heridos y permitir el trabajo de los grupos de derechos humanos. Los sacerdotes repican las campanas de las iglesias para alertar a las poblaciones locales sobre la llegada de policías y paramilitares.

Casa Alianza emitió una petición urgente de donaciones, diciendo que su personal se ha visto obligado a dormir en albergues debido a preocupaciones de seguridad y que han tenido que comprar por adelantado provisiones como alimento y medicamentos. Casa Alianza trabaja con niños indigentes y traficados.

Los obispos dijeron en su comunicado que mediar un acuerdo a través del diálogo ha sido difícil.

El cardenal Brenes durante la conferencia de prensa del 14 de julio. La iglesia nicaragüense ha sido objeto de ataques violentos y atentados de los esbirros enmascarados del gobierno que han disparado contra religiosos y profanado los templos. (CNS/Oswaldo Rivas, Reuters)

“Hemos sido testigos de la falta de voluntad política del gobierno para dialogar sinceramente y buscar procesos reales que nos encaminen hacia una verdadera democracia” y no hacer “el desmantelamiento urgente de los elementos armados progubernamentales”, dice el comunicado de los obispos. “Los representantes estatales han tergiversado (confundido) el objetivo principal por el cual se instaló la mesa del Diálogo Nacional”.

Un analista católico en Nicaragua, quien prefirió no ser nombrado por razones de seguridad, dijo que el diálogo ha sido interpretado por Ortega y su esposa, la vicepresidenta Rosario Murillo, como un intento de comprar tiempo. Los obispos también se arriesgan a ser culpados por el colapso de las conversaciones si se retiran como mediadores, dijo el analista.

“El (gobierno) y la vicepresidenta han estado adoptando lenguaje religioso durante algún tiempo y ahora dicen que el gobierno está haciendo la obra de Dios”, dijo el analista a CNS.

Los obispos dijeron que continuarán trabajando como mediadores pero que su rol va más allá de sentarse en la mesa de negociación.

“Dada la dimensión profética de nuestro ministerio nos hemos visto en la urgencia de asistir a los lugares de conflicto para defender la vida de los indefensos, llevar el consuelo a las víctimas y mediar a fin de lograr una salida pacífica a la situación”, dijeron los obispos. “Expresamos que para realizar esta obra de caridad la iglesia nicaragüense continuará poniendo a la disposición todos los medios que estén a su alcance. Nuestra misión de pastores y profetas no contradice nuestro papel de mediadores y testigos, dado que lo que buscamos es la paz y la justicia como nicaragüenses”.