Nuestra diócesis

Corpus Christi en Woodside fue una fiesta de naciones

“Creemos en la presencia real de nuestro Señor Jesucristo. Jesús, que vivió, murió y resucitó, vive, es real y está presente en medio de nosotros. Eso es lo que celebramos hoy” dijo Mons. Octavio Cisneros, obispo auxiliar de Brooklyn, al inicio de su homilía el sábado 3 de junio en la iglesia de Corpus Cristi en Woodside.

Mons. Octavio Cisneros, obispo auxiliar de Brooklyn presidió la pintoresca ceremonia en la parroquia de Corpus Christi de Woodside, Queens. (Foto: Jorge I. Domínguez-López/ Nuestra Voz)

Mons. Cisneros fue el celebrante principal de la misa de Corpus Christi y comenzó su homilía definiendo la esencia misma de la celebración: la presencia real de Jesús en el sacramento de la Eucaristía. Ese es uno de los dogmas fundamentales y distintivos de la fe católica.

Más de 600 personas participaron en la misa, que se celebró en la gimnasio de la escuela para dar cabida a más fieles al mismo tiempo. La liturgia se celebró en inglés y español, con varios cantos y oraciones también en tagalo o bengalí, para reflejar las lenguas principales de esta comunidad multicultural.

Celebración de Corpus Christi "Many Peoples – One Faith"

La celebración del #CorpusChristi en Corpus Christi Church Woodside presidida por Bishop Octavio Cisneros, obispo auxiliar de Diocese of Brooklyn, fue la apoteosis de su lema: "Muchos pueblos, una sola fe", con una misa bilingüe y cantos e himnos en varios idiomas. Cada comunidad mostrando su presencia en el cuerpo de Cristo con sus propios colores y orgullosos de su identidad

Posted by Nuestra Voz on Tuesday, June 5, 2018

Frente al altar temporal construido en el gimnasio había un letrero que decía en inglés: “Muchos pueblos, una sola fe: Corpus Christi”. La celebración fue la prueba viviente de ese lema. El coro cantó canciones en cuatro idiomas con diferentes solistas e instrumentos musicales típicos de diferentes culturas, pero el organista y director Matthew LaBanca, así como sus músicos principales, tocaron en cada canción, sin importar el idioma.

“Creo que fue realmente increíble encarnar el espíritu de la fiesta de Corpus Christi: una sola fe, una sola familia, un solo Dios”, dijo LaBanca después de la misa. “La gente me dice: ‘Es maravilloso que hayas reunido gente de tantas culturas diferentes con el lenguaje universal de la música’. Y es cierto, creo que fue maravilloso”.

“Muchos pueblos, una sola fe: Corpus Christi”. La celebración fue la prueba viviente de ese lema. (Foto: Jorge I. Domínguez-López/ Nuestra Voz)

“Cantamos un canto tradicional bengalí que dice: ‘Nosotros amamos a Dios; y Dios no ama’”, comentó Chanbra Corraya, una de las solistas del coro bengalí.

Y el amor de Dios fue también la idea central de la homilía de Mons. Cisneros.

“Hay tres virtudes teologales: fe, esperanza y caridad, o amor. Dios es amor”, dijo el obispo. “Amar significa entregarse totalmente a la persona que amas. Si no es así, no se le puede llamar amor. Y eso fue exactamente lo que Jesús hizo con nosotros: Nos hizo uno con Él a través del regalo de la Eucaristía”.

Después de la misa, Mons. Cisneros encabezó la procesión alrededor de la parroquia llevando el Santísimo Sacramento en una custodia y bajo un hermoso palio bordado.

Cada uno de los cuatro grupos lingüísticos principales de la parroquia tuvo a su cargo la preparación de uno de los cuatro altares en la ruta de la procesión.

En el primero los fieles cantaron y rezaron en bengalí; lo hicieron en inglés en el segundo altar; en el tercero los cantos y las oraciones fueron en español y en el cuarto se escuchó el tagalo de la comunidad filipina.

“Nuestra parroquia es la única de la diócesis dedicada a la fiesta de Corpus Christi”, dijo el párroco, el padre Patrick West. “Y toda la parroquia ayudó a preparar esta celebración, todos colaboraron”.

Procesión del Corpus Christi en Woodside

Mons. Octavio Cisneros encabezó la procesión alrededor de la parroquia de Corpus Christi de Woodside, Queens, llevando el Santísimo Sacramento en una custodia y bajo un hermoso palio bordado.

Posted by Nuestra Voz on Thursday, June 7, 2018

Mientras los fieles se acercaban al segundo altar, la procesión pasó frente al lugar donde José Sibri, un inmigrante de Ecuador, vendía helados caseros muy cerca de la parroquia. Cuando vio la procesión, Sibri cerró la tapa de su carro de helados y se puso en actitud de adoración mientras el obispo pasaba frente a él llevando el Santísimo Sacramento.

José Sibri cerró la tapa de su carro de helados y se puso en actitud de adoración mientras pasaba frente a él el Santísimo Sacramento. (Foto: Jorge I. Domínguez-López)

“Tenemos que rezar a Cristo Jesús y pedirle su protección”, dijo Sibri. “Somos católicos, creemos en Dios. Yo pongo mi fe en nuestro Señor”.

Después de la procesión, todos los feligreses fueron al estacionamiento de la parroquia para disfrutar de bocadillos típicos de diferentes países y culturas.

“Amar significa entregarse. Amar a veces significa romperse. Por eso es tan importante en la misa el momento en que el sacerdote toma la hostia en sus manos y la parte. Jesús tomó el pan y lo partió. ¡Y se partió el mismo en la cruz!”, dijo Mons. Cisneros. (Foto: Jorge I. Domínguez-López/ Nuestra Voz)

Pilar Santos, una de las cantantes del coro filipino, dijo: “Estamos hoy aquí para celebrar la Fiesta de Christi. Es muy importante para nosotros. Somos una comunidad profundamente católica. Casi el 95 por ciento de los filipinos son católicos, por eso esta fiesta de hoy es muy importante para nosotros”.

Fue una ocasión para que personas de muchas culturas y países distintos celebraran la fe católica que todos comparten. Pero fue también una oportunidad para reflexionar en el sacramento de nuestro fe, como dice el sacerdote en la misa al final de la consagración: la presencia real de Jesucristo en la Eucaristía.

Matthew LaBanca, organista y director del coro (al centro), junto a Chanbra Corraya (segunda desde la izq.) solista del coro bengalí y Pilar Santos (segunda desde la der.) del coro filipino. (Foto: Jorge I. Domínguez-López/ Nuestra Voz)

“El sacrificio de Cristo es un sacrificio de amor. Y el amor y el sacrificio siempre vienen juntos. No se puede tener uno sin el otro”, dijo Mons. Cisneros.

“Amar significa entregarse. Amar a veces significa romperse. Por eso es tan importante en la misa el momento en que el sacerdote toma la hostia en sus manos y la parte. Jesús tomó el pan y lo partió. ¡Y se partió el mismo en la cruz!”