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Críticos conservadores piden a obispos que acusen al Papa Francisco por herejía

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ROMA—. Una nueva carta abierta de los críticos conservadores del Papa Francisco acusa al pontífice de cometer herejía y pide a todos los obispos del mundo que lo censuren y, si es necesario, declaren ilegítimo su pontificado.

Los 19 firmantes de la carta están asociados principalmente con el movimiento tradicionalista, y previamente fueron signatarios de la amonestación pública Correctio Filialis de Haeresibus Propagatis (Corrección amistosa al Papa Francisco por la propagación de herejías) de 2017, suscrita por 62 teólogos y clérigos, a raíz de la exhortación apostólica postsinodal Amoris laetitia.

El nombre más prominente entre los signatarios de este nuevo documento es el sacerdote dominico Aidan Nichols, teólogo basado en Cambridge, conocido por su investigación sobre el teólogo Hans Urs von Balthasar. Nichols no firmó el documento de 2017.

La mayoría de las críticas en la carta abierta se refieren a la apertura cautelosa para ofrecer la Comunión a los divorciados que se volvieron a casar que propone Amoris Laetitia, el documento del Papa sobre el matrimonio y la vida familiar de 2016.

El Papa Francisco con el báculo de la discordia, que le fue obsequiado por los 70 mil jóvenes italianos con los que se encontró en el Circo Massimo de Roma el 11 de agosto de 2018, y que los académicos y teólogos “tradicionalistas” signatarios de la carta consideran parece un “garrote” satánico. (CNS/ Paul Haring)

Para respaldar sus afirmaciones, la carta también enumera a las personas que el Papa ha designado para varios puestos, a los que los signatarios acusan de tener posiciones heréticas, así como diversas acciones y declaraciones del Papa que los autores aseguran “reafirman” la herejía papal.

Estos episodios y omisiones incluyen no hablar en contra del referéndum irlandés sobre el aborto en 2018, permitir al gobierno chino nombrar obispos, usar un báculo que los autores afirman es “satánico” en la misa de apertura del Sínodo Juvenil de 2018, y  una cruz de color arco iris en la Jornada Mundial de la Juventud en Panamá.

(El báculo usado en el sínodo tenía una representación artística de Cristo en la cruz en bambú y fue obsequiado al Papa en un evento de las juventudes católicas de Roma, y aunque los colores del arco iris sea asocian con el movimiento LGBT+, la bandera del arco iris tradicionalmente representa la “paz” en muchas partes del mundo, especialmente en Italia.)

Los signatarios pidieron a los obispos del mundo que “traten con urgencia la situación de la adhesión pública del Papa Francisco a la herejía” y que “públicamente amonesten” al pontífice para que “abandone las herejías que ha profesado”.

“Si… ¡que Dios no lo permita!, el Papa Francisco no produce el fruto del verdadero arrepentimiento en respuesta a estas admoniciones, les pedimos que cumplan con el deber correspondiente a sus cargos declarando que ha cometido el delito canónico de herejía y que debe sufrir las consecuencias canónicas de este crimen”, dice la carta, puntualizando luego que “estamos de acuerdo en que un papa culpable de herejía que continúa defendiendo obstinadamente estos puntos de vista heréticos no puede continuar en el papado”.

Los autores dicen que tal declaración no necesita ser tomada por todos los obispos de la Iglesia Católica, “ni siquiera por una mayoría de ellos”, sino solo por “una parte sustancial y representativa” de los “obispos fieles”.

“Dada la naturaleza abierta, amplia y devastadora de la herejía del Papa Francisco, la voluntad pública de amonestar al Papa Francisco por la herejía parece ser ahora una condición necesaria para ser un obispo fiel de la Iglesia Católica”, dice la carta.

La publicación de Amoris Laetitia llevó a cuatro cardenales, el italiano Carlo Caffarra, el estadounidense Raymond Burke y los alemanes Walter Brandmüller y Joachim Meisner, a pedirle a Francis una aclaración sobre el tema. Cuando este no les dio respuesta, los cardenales hicieron públicas sus cinco preguntas (llamadas dubia).

El cardenal Burke había dicho que si el Papa no aclaraba su posición, los cardenales presentarían una “corrección fraterna” formal, aunque todavía no se ha emitido tal documento —dos de ellos, Meisner y Caffarra, han muerto desde entonces.