PROSPECT HEIGHTS — Es el día más importante de su vida y el padre Elvin Torres está tan emocionado de la alegría que no puede evitar llorar.
“Siento el Espíritu Santo conmigo”, dice mientras se preparaba para ser ordenado por Mons. Nicholas DiMarzio, obispo de Brooklyn, en la Concatedral de San José, el sábado 5 de junio. Después de que el obispo le impuso las manos sobre su cabeza transfiriéndole el ministerio sacerdotal, y que concluyó este momento transformativo en su vida, el padre Torres se detuvo frente al altar y lloró de felicidad.
El padre Torres, originario de la República Dominicana, fue uno de los cuatro nuevos sacerdotes ordenados en una misa especial en la Concatedral este sábado a las 11:00 a.m., frente a una gran multitud de compañeros sacerdotes, obispos auxiliares, miembros de sus familia y feligreses de la diócesis. En este momento crucial que marca el comienzo de su ministerio sacerdotal lo acompañaron el padre Chin Nguyen, originario de Vietnam, el padre Hung Sy Tran, también nacido en Vietnam, y su coterráneo, el también dominicano padre Robinson Olivares.
La misa contó con música sacra y rituales consagrados como la Letanía de la Súplica (en la que los candidatos al sacerdocio se postran en el altar en señal de humildad mientras la congregación invoca la intercesión de los santos), la imposición de manos, y la oración de ordenación.
Cada nuevo sacerdote fue investido sobre el altar, recibiendo su estola y casulla, y recibió el Signo de la Paz de un grupo de compañeros sacerdotes. Al concluir la ordenación la congregación los ovacionó durante varios minutos.
La Diócesis de Brooklyn, la llamada Diócesis de Inmigrantes, está dando la bienvenida a los nuevos sacerdotes que vinieron aquí desde otras tierras para servir a Dios, un hecho que el obispo DiMarzio destacó en su homilía.
“La mayoría de ustedes ha luchado durante muchos años para llegar a este momento. Sus trayectos han sido variados, y ninguno ha sido fácil”, dijo el obispo, mencionando las barreras idiomáticas, entre otros obstáculos. “Pero aquí están hoy”.
Luego de un largo camino de discernimiento que los preparó para este especial momento, antes de la Misa, cada hombre habló de la alegría y la sensación de paz que sentía.
“Desde esta mañana, me sentí supergozoso, un increíble sentimiento de paz y de disposición para salir y recibir la bendición y la unción de Jesús como su sacerdote y salir adonde él me envíe”, dijo el Padre Olivares.
Tiene una idea de cuál será su misión: “Dios me está llamando a llegar a tantas personas que tienen una gran necesidad de su amor y su misericordia”.
El padre Torres, quien refirió a este día como “una bendición”, dijo que hay gracia en todas partes.
“La razón por la que estoy aquí hoy es la voluntad de Dios”, dijo.
Es consciente de que él y sus tres colegas se están convirtiendo en sacerdotes justo cuando el mundo comienza a salir de la pandemia de COVID-19 y su trabajo incluirá convencer a los católicos de que regresen a la iglesia.
“Somos los sacerdotes de la pandemia”, dijo, y agregó que quiere mostrar “cómo, cuando el mundo está pasando por algo realmente malo, Dios todavía está allí con su gracia”.
El padre Tran habló sobre la alegría de entrenarse para el sacerdocio y las amistades que desarrolló con los padres Olivares, Torres y Nguyen, y cómo se animaron mutuamente cuando las cosas se pusieron difíciles. “Creo que esa es nuestra misión y nuestro deseo: servirnos los unos a los otros. Jesús dijo: ‘Vengo a servir, no a ser servido’ ”, dijo.
Resumiendo sus sentimientos, el padre Tran dijo sentirse “emocionado y feliz”.
El padre Nguyen dice sentir “una tremenda felicidad en mi alma, en la mente y en mi corazón en este momento”. También el efecto de la gracia de Dios.
“Lo siento en mí. He esperado este momento toda mi vida. Dios me ha llamado y yo respondí a la llamada”, dijo.
Los miembros de las familia de los cuatro sacerdotes estaban entre la congregación.
“Estamos muy orgullosos de él. Estamos muy felices de que haya elegido este camino ”, dijo Elsa Peña, hermana del padre Olivares, quien acudió a la misa de ordenación con su madre, Celsa Olivares. Para la Sra. Olivares ver a su hijo ordenado también es motivo de regocijo. “Estoy muy feliz, increíblemente feliz”, dijo.
La familia vivió durante varios años en el Harlem Hispano, un barrio particularmente difícil en los años en los que residían allí, “pero siempre estuvimos involucrados en nuestra iglesia y eso nos mantuvo en marcha”, recordó.
El joven Robinson Olivares era monaguillo y los otros niños de la familia estaban en el coro de la iglesia.
Al final de la misa de ordenación, Mons. DiMarzio anunció las asignaciones de los nuevos sacerdotes. El Padre Nguyen estará sirviendo en la Iglesia San Lucas, en Whitestone; el Padre Olivares estará en San Matías, Ridgewood; el Padre Torres servirá en la parroquia de San Sebastián, en Woodside; y el Padre Tran ha sido asignado a Nuestra Señora del Monte Carmelo, en Astoria.