Nuestra diócesis

Cursillistas celebran su Ultreya

El pasado 12 de noviembre, los cursillistas de parroquias de Brooklyn y Queens se dieron cita en la iglesia Todos los Santos en Williamsburg, Brooklyn, para celebrar la Ultreya Diocesana. A las 3 de la tarde se inició el desfile de los estandartes de las diferentes parroquias presentes y luego se dio inicio a la Eucaristía, que fue presidida por Mons. Alfonso Cabezas, obispo emérito de Villavicencio, Colombia.

Mons. Alfonso Cabezas, obispo emérito de Villavicencio, Colombia, fue el celebrante principal de la Eucaristía.
Mons. Alfonso Cabezas, obispo emérito de Villavicencio, Colombia, fue el celebrante principal de la Eucaristía.

A Mons. Cabezas lo acompañaron Mons. Perfecto Vázquez, Director Espiritual del Movimiento de Cursillos de Cristiandad de la diócesis; y el padre Vincenzo Cardilicchia, párroco de la iglesia Todos los Santos; así como los diáconos Michael Saez, Carlos Culajay y Carlos Martínez de las parroquias Santo Nombre de Jesús, San Jerónimo y Todos los Santos respectivamente.

Monseñor Cabezas inició su homilía saludando a los cursillistas y retomando un poco de la historia de los cursillos de cristiandad. Explicó la etimología de la palabra ultreya, usada por los peregrinos del Camino de Santiago de Compostela para animarse entre ellos a seguir adelante.

“Estamos en una sociedad en la que ha tomado mucha fuerza el entretenimiento. A uno lo están entreteniendo y por todas partes le están diciendo ‘distráigase, entreténgase, pásela bien’. Cuando uno se entretiene no prepara las cosas bien y no vive centrado en lo que tiene que hacer sino que pica aquí y pica allá. Pone tal canal de televisión, abre el internet y mira también el smartphone’ y al final del día está exhausto y no está enfocado”, señaló Monseñor Cabezas.

“Cristo nos viene a decir hoy ‘ojo con andar muy distraído’, vuelvan al centro que soy yo y vivan para mí y conmigo el Cuarto Día […] Hemos sido llamados a esta ultreya para renovarnos en el espíritu y para recordar esos principios básicos de los cursillistas”, añadió. Al final de su homilía, Monseñor dejó entre los cursillistas presentes la siguiente reflexión: “Es el momento de preguntarnos si de verdad estoy llevando, como discípulo de Cristo, esa buena noticia que yo recibí en mi cursillo. Preguntarnos si estoy llevando a Jesús a todos los ambientes donde estoy, mi casa, mi trabajo […] ¡Cortemos distracciones!, que en esta ultreya tomemos esa decisión para poder entregarnos más a amar a Cristo y llevarlo a los demás”.

Mons. Cabezas hizo énfasis en la importancia de aplicar el Manual del Caminante, llevar con nosotros el Cristo y “no dejar la vida de comunidad cursillista que se llama ultreya semanal. Quien se deja acompañar por estos resortes del cursillo está en el Cuarto Día por buen camino”, aseguró el prelado.

Al final Mons. Perfecto Vázquez, como director espiritual del movimiento, agradeció a los organizadores del secretariado, a los cursillistas y a los presbíteros y diáconos que participaron en la Eucaristía, que colaboraron y los acogieron en la última ultreya diocesana de este año.

El estandarte de la Diócesis de Brooklyn y Queens cerró este desfile.
El estandarte de la Diócesis de Brooklyn y Queens cerró este desfile.

“La alegría que siento en el corazón nadie puede verla. Aquí están unas 52 ultreyas de parroquias de Brooklyn y Queens y tener a Mons. Cabezas como celebrante de esta Eucaristía es para nosotros una bendición”, dijo a Nuestra Voz Fayez Salloum, Director Laico del Movimiento de Cursillos de Cristiandad de la diócesis.

Concluida la Santa Misa se dio paso a las actividades de la ultreya cuyo tema fue “Vocación de servicio es muestra misión”. Los cursillistas hicieron juntos la oración al Espíritu Santo, llevaron a cabo la tradicional reunión de Grupo Flotante, cantaron, atendieron la charla de uno de ellos cuyo testimonio relataba la actual vivencia de su Cuarto Día.

Posteriormente se hicieron las resonancias, la vivencia y el resumen espiritual a cargo de Mons. Perfecto Vázquez. El encuentro se cerró con una oración de Acción de Gracias, un canto final y un rato para compartir.