EL PASADO 11 DE NOVIEMBRE, en la parroquia de Santa Juana de Arco, en Jackson Heights, monseñor Otto García
celebró la misa ante la imagen peregrina de la Virgen de la Caridad del Cobre, patrona de Cuba. La imagen, que el papa Francisco trajo desde la Isla a la comunidad cubana de Estados Unidos, recorrió tres parroquias de la diócesis durante el mes de noviembre.
Monseñor Octavio Cisneros, obispo auxiliar de Brooklyn y vicario diocesano para Asuntos Hispanos, estuvo presente en la eucaristía. Era su reencuentro con los fieles después de sus recientes operaciones y casi dos meses de hospitalización en Polonia.
Antes de la misa, el padre Israel Pérez, sacerdote cubano de la parroquia de la Preciosísima Sangre, dio una charla sobre la historia del hallazgo de la Virgen de la Caridad. También hizo un recuento de los momentos clave de la historia de la Iglesia en Cuba y la peregrinación de la Virgen por toda la Isla como preparación al 400 aniversario de su aparición, que se celebró en 2012.
En su homilía, monseñor Otto García, párroco de Santa Juana de Arco, dijo a los eles: “Nosotros los cubanos cantamos: Y si vas al Cobre, quiero que me traigas, una virgencita de la Caridad. Yo no quiero flores, yo no quiero estampa, lo que quiero es Virgen de la Caridad. Y cantamos esa canción sin darnos cuenta de que es la Virgen la que nos está cantando a nosotros: «Yo no quiero ores ni estampas ni imágenes, lo que quiero es que tengan caridad»”.
Emilio Cueto, abogado y autor del libro La Virgen de la Caridad del Cobre en el alma del pueblo cubano, nos dijo: “Vine desde Washington para ver a Nuestra Señora de la Caridad llegar a Queens. Estuve en Cuba en la misa en que una familia de la Isla entregó la imagen al Papa para que la trajera a una familia cubana en Estados Unidos. Ahora la imagen está visitando las comunidades cubanas, y tenemos que conservar la memoria de esta peregrinación. Por eso quería estar aquí hoy”.
La Srta. Teresita Pérez, de la parroquia de Santa Juana de Arco, quiso estar también junto a la Virgen y saludar a monseñor Cisneros: “Mi hermano y monseñor Octavio se hicieron amigos desde que estaban en primer grado en Cuba. Monseñor Cisneros venía a nuestra casa de niño a jugar con nosotros. Hemos sido amigos toda la vida. Y ha sido muy bueno verlo aquí, recuperado”.
Al final de la misa, monseñor Octavio Cisneros se dirigió a los eles: “Esta imagen de Nuestra Señora de la Caridad que ahora nos visita la envía la familia cubana en Cuba, a nosotros, la familia cubana en el exilio. Lo dijo el padre Israel, lo dijo monseñor García, y lo repito yo: «La Caridad nos une»”.
Al nal, emocionado, agregó: “Y por último, algo muy personal: Quiero darles las gracias a todos ustedes por sus oraciones, por sus plegarias a nuestra Virgencita del Cobre. Por todas esas oraciones, gracias a Dios, estoy en camino de una recuperación completa. Y estoy muy agradecido. Sepan que así como han ofrecido sus oraciones por mi bienestar, yo también las ofrezco por todos ustedes”.
Tras las palabras de monseñor Cisneros, monseñor García invitó a los presentes a cantar La bayamesa, el Himno Nacional de Cuba. El canto a coro de casi todos los eles hizo evidente que la mayoría eran parte de la comunidad católica cubana de esta diócesis.