Cine de valores

El festín de Babette (Babettes gæstebud)

Hoy les presento una de mis películas favoritas.

Volví a disfrutarla hace poco y, al querer comentarla con amigos y alumnos, quedé descorazonado al comprobar que muy pocos la conocían entre los no cinéfilos a quienes pregunté –todos bien educados, cristianos en su mayoría–.

Temí que tal vez no pocos de los lectores de esta columna pudieran estar en el mismo caso, respecto a esta u otras joyas cinematográficas similares.

Por eso, aunque continuaré reseñando sobre todo películas recientes, les comentaré ocasionalmente alguna maravilla como esta que les presento hoy, paradigma del mejor cine de valores: El festín de Babette (1987), del danés Gabriel Axel.

En la segunda mitad del siglo XIX, en una pequeña aldea de la costa danesa, dos hermanas prosiguen la labor de su padre, un querido, pero muy estricto pastor luterano, y se esfuerzan por mantener unida a su envejecida pequeña comunidad, fragmentada por envidias y rencillas.

A su casa llega, recomendada por un amigo común, la francesa Babette, que ha perdido a su familia durante las revueltas de la Comuna de París. Las hermanas aceptan acogerla y ella retribuye su hospitalidad sirviéndoles con gran diligencia.

Años más tarde, Babette gana la lotería francesa y quiere ofrecerles lo mejor que tiene, cocinando para ellas y su comunidad, en homenaje al centenario del pastor, un exquisito banquete francés.

Ellas, formadas en la más estricta tradición puritana, temen que degustar semejantes manjares será un pecado terrible y, aunque aceptan, por no contrariar a Babette, acuerdan con la comunidad que comerán, pero nadie disfrutará la comida.

Con derroche de buen gusto, diálogos geniales y magníficas actuaciones, en una atmósfera de deliciosa y finísima comedia, con múltiples capas de significado y momentos sumamente conmovedores, Axel nos muestra cómo en el compartir fraterno de los dones de Dios –hechos para nuestro disfrute–, se transforman los corazones, y cada uno entrega lo mejor que tiene.

La cena, más allá de la obra de arte que es, se convierte, con sus trece comensales, en una hermosa imagen de la Eucaristía, que transfigura a todos los que en ella participan.

Uno de los personajes principales, el general Löwenhielm, pronuncia un inspirado brindis sobre la vida como don, que constituye, por sí solo, material suficiente para hacer un retiro espiritual.

El festín de Babette ganó en su momento el Oscar a la mejor película de habla no inglesa, y el Premio Especial del Jurado Ecuménico en el Festival de Cannes.

Universalmente aclamada por la crítica, también ha sido siempre muy bien recibida por el público.

Fue remasterizada en el 25 aniversario de su estreno, y está disponible en Amazon Prime Video y otras plataformas de streaming.

A diferencia de mucho de lo que vemos hoy, es una de esas películas que se ven con gran gusto y todo lo que dejan en la mente y el corazón es bueno.

El festín de Babette / Babettes gæstebud / Dinamarca / 1987 / color, 102 minutos / Dirección: Gabriel Axel / Intérpretes: Stéphane Audran, Bodil Kjer, Birgitte Federspiel, Jarl Kulle, Jean-Philippe Lafont, Bibi Anderson.

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Gustavo Andújar es Expresidente de SIGNIS, Asociación Católica Mundial para la Comunicación. Puedes seguirlo en su cuenta de Twitter.