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El reto global de esta nueva década

Nuestro paso por este planeta ha dejado una huella humana de contaminación, destrucción ambiental y abuso de las riquezas naturales que hoy por hoy comienzan a escasear de manera alarmante, llevándonos a una encrucijada en la que debemos hacer un serio compromiso de acción inmediata si es que queremos seguir habitando la tierra.

Así lo señala un estudio de 250 científicos que hicieron un llamado apremiante a los gobiernos del mundo para que adopten medidas urgentes en vías de salvar el planeta.

El estudio señala que de seguir como vamos, el cambio climático, la contaminación del aire, el derretimiento de la capa de hielo del Ártico y la reducción de las áreas verdes harán muy precaria la vida en el planeta tan pronto como en 2050.

El secretario general de la ONU, Antonio Guterres, habla durante la conferencia climática de la ONU (COP25) en Madrid el 5 de diciembre de 2019. Los activistas agradecieron el apoyo del papa Francisco y los líderes de la iglesia, prometiendo garantizar una “perspectiva moral firme” en las negociaciones intergubernamentales. (Foto: CNS / Sergio Pérez, Reuters)

“Hoy estoy pidiendo liderazgo de los políticos, empresarios y científicos y del público en todo el mundo. Tenemos las herramientas para que nuestras acciones sean efectivas. Lo que nos falta es liderazgo y ambición para hacer lo que es necesario”, dijo en un mensaje el secretario general de la ONU, Antonio Guterres.

A la par de la contaminación, el aumento inusitado de la población, la falta de agua potable y de consciencia ambiental, “la incapacidad constante para adoptar medidas urgentes está teniendo repercusiones negativas sostenidas y potencialmente irreversibles sobre los recursos ambientales esenciales y la salud humana”, advierte el informe titulado “Perspectivas del medio ambiente mundial” (GEO 6, por sus siglas en inglés), que fue presentado a fines de año en Nairobi  (Kenia), durante la Cuarta Asamblea de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente.

De acuerdo al estudio de 740 páginas, el cambio climático es el ojo del huracán creado por el hombre. Las alarmantes ráfagas incluyen la profunda reducción de agua potable, la contaminación del aire, el desecho de plásticos en los océanos y mares, los cambios de ecosistemas, el derretimiento de los polos y la sobrepesca.

Para mitigar lo que parece ser una catástrofe, debemos disminuir nuestra huella contaminante en un 40 por ciento desde ahora y en todos los niveles. Los gobiernos regulando los gases contaminantes de manera urgente y la gente reduciendo drásticamente el consumo de plástico, para empezar.

“Las selvas no serán selvas, serán desiertos. Los mares estarán en su capacidad máxima de tolerancia de basura, de plásticos, de contaminantes. Los ríos ni se diga”, dijo el activista del medio ambiente, Arturo islas Allende durante un llamado urgente a través de su programa televisivo Indomable por Naturaleza.

Todos los hallazgos son preocupantes. Por ejemplo, la basura marina, compuesta entre otras cosas de plásticos y microplásticos, abunda en todos los océanos y a todas las profundidades. Para atacar de frente el problema, se necesita “mejorar la gestión de los desechos, incluido el reciclaje y la gestión de la vida útil es la solución a corto plazo más urgente para reducir los vertidos de basura a los océanos”, según el informe.

Los científicos señalan que además de reducir el consumo de plásticos, es imperativo también reducir la emisión de gases de efecto invernadero que han aumentado peligrosamente la temperatura de la tierra; causando además “la pérdida de biodiversidad y la contaminación del aire, la tierra y las aguas”.

El papa Francisco ha sido firme en su mensaje de protección ambiental e inclusive está buscando incorporar en el catecismo las transgresiones contra el planeta como un “pecado ecológico” catalogado como “ecocidio” y definido como una acción u omisión contra Dios, contra el vecino, la comunidad y el medio ambiente.

El “ecocidio” incluiría “la contaminación masiva del aire, de los recursos de tierra y agua, la destrucción a gran escala de la flora y la fauna, y cualquier acción capaz de producir un desastre ecológico o destruir un ecosistema”, explicó Francisco en el XX Congreso Internacional de la Asociación de Derecho Penal celebrado en Roma a finales del año pasado.

Y es que la gestión de gobiernos y pueblos debe ser urgente.  En 2015, líderes del mundo entero firmaron el Acuerdo Climático de París, en el que los países participantes se comprometían a reducir las emisiones de gases nocivos con el propósito de evitar el aumento de la temperatura global a 1.5 grados centígrados.

El presidente Trump se desvinculó del acuerdo dejando al garete los esfuerzos estadounidenses para salvar el planeta. Como si esto fuera poco, otros agravantes como el impacto de la contaminación en la salud humana, la deforestación y la cadena alimenticia mecanizada se presentan como “causas de una emergencia sanitaria creciente”. Hasta hoy, estas condiciones medioambientales han provocaron 9 millones de muertes en todo el mundo.

¿Por qué comenzar el 2020 pensando en esto? Quizás porque en nuestras manos está el futuro del planeta. Cada paso que demos cada día de este año y de todos los venideros, tenemos que hacerlo tomando en consideración la salud del planeta.

“Los científicos nos han venido advirtiendo de esto por décadas una y otra vez. Demasiados líderes se han rehusado a escuchar y muchos otros no han actuado con la urgencia que la ciencia exige. Estos son los resultados”, dijo Guterres en su discurso ante la ONU.

“Nuestro destino esta en nuestras manos.  El mundo cuenta con que todos estemos a la altura del desafío antes de que sea demasiado tarde”, concluyó.