El Fogón Costeño es uno de los restaurantes colombianos más conocidos en Nueva York. Allí no sólo se puede disfrutar de la gastronomía colombiana, sino también escuchar vallenato y cumbia en vivo. Es como un pedazo de Colombia en medio de Queens.
Su propietario es Nelson Puello, un barranquillero, criado en Arjona y en Cartagena, en el departamento de Bolívar. En Colombia estudió arquitectura. En 1985, cuando tenía 25 años, la universidad ofreció a 13 estudiantes, que estaban un semestre por delante de él, hacer un curso en Texas. Tres rechazaron la oferta. “Entonces un profesor me dijo: «Nelson, tú eres el indicado para ocupar uno de los tres puestos». Yo dije que sí y la universidad me consiguió la visa”, recuerda Nelson.
Después de terminar la clase en Texas, decidió no regresar a Colombia. El 23 de marzo de 1986 llegó a Nueva York. El novio de una amiga le ayudó a conseguir un trabajo como valet parking en Brooklyn. Allí estuvo por tres meses, pero tuvo que dejar de trabajar porque le pedían la licencia de conducción y no la tenía.
“Mi primer sueldo como valet parking fue muy bueno, eso me animó a quedarme, pero la idea era estar ocho meses y después regresar a Colombia para terminar la tesis y graduarme y abrir mi bufete de arquitectos”, comenta.
Nelson se vio favorecido por la Ley de Reforma y Control de Inmigración, una amnistía del presidente Ronald Reagan en 1986. Un año después regresó a Colombia, visitó a su familia y amigos, vio que la situación de algunos de sus compañeros no era la mejor. Eso le confirmó que debía regresar a Estados Unidos.
Al volver consiguió trabajo en una fábrica de pinturas. Empezó barriendo y haciendo oficios generales. En ese tiempo las pinturas se hacían manualmente, midiendo las cantidades para conseguir los colores. “Un día me acerqué al supervisor y le dije que podían mejorar el proceso si hicieran algunos cambios en la mezcla de colores. Él le dijo a los jefes y me ascendieron a un cargo con un mejor salario”.
Trabajando allí conoció a un contratista quien le ofreció trabajo. Después de un año y medio de trabajar en la fábrica de pinturas se fue a trabajar con aquel contratista. Ahí trabajó en construcción, donde fue supervisor. Tuvo la oportunidad de ayudar a sus hermanos, amigos y conocidos con trabajo en esa empresa.
Luego de nueve años, en 1999, decidió fundar su propia compañía de construcción, que se llamó Ronel Construction. “Cuando los atentados a las Torres Gemelas, Ronel Construction estaba haciendo un apartamento en un edificio a dos cuadras de donde estaban las Torres Gemelas. Era un edificio de 18 pisos, cada uno de ellos era un apartamento. Quien me contrató había comprado el apartamento dos meses antes, era el único que trabaja allí, los otros apartamentos no habían sido vendidos”, recuerda Nelson.
Después de los atentados, las autoridades no le permitieron a Nelson y a sus trabajadores ingresar al edificio para continuar con su trabajo. Un mes y medio después el dueño del apartamento consiguió un permiso. Los otros apartamentos fueron vendidos y al ser la única empresa de construcción que podía ingresar a la Zona Cero, los clientes de los otros apartamentos lo contrataron. “Llegué a tener 28 empleados trabajando en ese edificio”.
En 2005 decidió abrir el Fogón Costeño. “Lo hice porque tenía mi propio local, además mi hermana era buena para la cocina y decidí que fuera comida costeña porque no existía en ese momento y aún somos el único restaurante especializado en este tipo de comida. Entonces dije que era el momento de ofrecer comida de la costa colombiana”. Un año después decidió mudarse a Fort Myers en Florida, así que vendió el restaurante, pero no el local.
En su nueva ciudad trabajó en una escuela manejando uno de los buses que recogía a los estudiantes y después fue uno de los supervisores. En 2008 regresó a Nueva York y decidió abrir un segundo Fogón Costeño en Jamaica, Queens, con la persona que le vendió el restaurante. “Mi sueño es convertir El Fogón Costeño en una franquicia”.
Buscando una persona para la cocina, halló a alguien que no sólo pondría sabor a la comida del nuevo restaurante, sino que llenó de sabor la vida de Nelson: Marlene Monroy se convirtió en su esposa.
La persona a la que le había vendido el restaurante tuvo algunos problemas personales que no le permitieron hacer frente a la renta del local, así que en diciembre de 2011 El Fogón Costeño regresó a su antiguo dueño y fundador.
El restaurante de Jamaica lo vendió y desde que retomó el original ha trabajado junto a su esposa en brindar una comida de gran calidad y una gran atención a sus clientes. El Fogón Costeño cuenta actualmente con 12 empleados.
Para Nelson Puello, su éxito lo debe a su dedicación, pero principalmente a Dios. “Él ocupa el primer lugar: uno sin Dios no camina. Lo que pasa esqueunonovequeDiosva a nuestro lado, pero ahí va. ¿Y sabes cómo va? Dependiendo de las actuaciones tuyas. No hay persona que venga aquí y me diga «tengo hambre y necesito un poco de comida» que yo no se la dé. Esto lo tengo gracias a las buenas actuaciones”, añade.