Derecho y vida

El viático

¿Qué significado tiene cuando decimos a los fallecidos “descansen en paz”? Me gustaría reflexionar sobre esta pregunta en relación con las celebraciones que tenemos los católicos entrando en el mes de noviembre: la solemnidad de Todos los Santos y el Día de los Fieles Difuntos. Bien sabemos que estas dos celebraciones nos llevan a reflexionar sobre la vida del más allá. Puede ayudar en esta reflexión esta otra pregunta, ¿cómo descansan los fieles difuntos en la vida del más allá?

La frase “descanse en paz” viene de la oración en latín “Requiescat In Pace” para un difunto (singular) o “Requiescant In Pace” para varios difuntos (plural). De aquí viene la sigla “R.I.P.” que vemos en muchas inscripciones lapidarias en los cementerios. En realidad, es una oración deseando a los difuntos el disfrute de la vida eterna.

Por una parte, la oración “descanse en paz” está dirigida al cuerpo muerto que yace en la tumba. Deseamos que el cuerpo descanse aguardando la esperanza de que algún día este mismo cuerpo se levantará definitivamente en la segunda venida de Jesucristo cuando sucederá “la resurrección de los muertos y la vida del mundo futuro” (Credo). Por otra parte, la oración “descanse en paz” se dirige también al alma separada del cuerpo. Supongo que a estas alturas seamos bien conscientes de que el descanso que se desea al fallecido no es para disfrutar en la vida del más allá sin hacer nada, el equivalente a tumbarse en una hamaca allá por las nubes soñando en lo vacío. Si fuera así, pienso que sería una vida muy cómoda pero desafortunadamente sin sentido. Creemos que la vida de más allá es supremamente interesante. En las palabras de san Pablo, gozaremos con un gozo que “ni el ojo vio, ni el oído oyó, ni al corazón del hombre llegó, lo que Dios preparó para los que le aman” (1 Cor. 2:9).

Ahora, empalmamos esta reflexión con otro tema sobre el que venimos insistiendo desde hace ya unos meses: la presencia real de Jesucristo en la eucaristía. Me refiero a lo que llamamos el “viático”.

El “viático” es la comunión que se da a las personas que están próximas a la muerte. Es la misma presencia de Jesucristo en la forma de pan, pero administrado al que agoniza o está a punto de emprender el viaje a lo eterno. Normalmente, el viático se dispensa después del sacramento de la Extremaunción y antes de la bendición apostólica.

La palabra viático, en su etimología, proviene de dos palabras en latín: “via” que significa camino, y “tecum” que significa contigo. El viático, en su significado general, es “contigo en el camino”. Se refiere al conjunto de provisiones de un caminante. Algo así también es el significado que tiene en nuestra iglesia. Es la provisión del viaje de los peregrinos que van al más allá. Pues, ¡y qué mejor provisión para el viaje que Jesús!

“Descansar en paz” parece una oración sencilla pero no lo es. Esta oración tiene muchas ramificaciones de nuestra fe. El “viático” nos lleva a la realidad de que descansar en paz realmente es disfrutar una nueva gozada contemplando la gloria de Dios. Es Jesucristo que se tiene consigo en el camino, descansando en paz con Él.

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Mons. Jonas Achacoso es canonista y autor de “Due Process in Church Administration. Canonical Norms and Standards”, Pamplona 2018. Es Vicario Judicial Adjunto de la Diócesis de Brooklyn, juez del Tribunal de la Diócesis de Brooklyn, y Vicario parroquial de la iglesia Reina de los Ángeles, en Sunnyside, Queens; además de delegado de los Movimientos Eclesiales de la Diócesis de Brooklyn y Queens.  Su columna Derecho y vida puede leerse en la edición mensual de Nuestra Voz.