CIUDAD DEL VATICANO (CNS) — Jesús siempre está orando por todas y cada una de las personas, deseando que su palabra ayude a las personas en sus vidas y que nunca se sientan solas, dijo el papa Francisco.
“Jesús ora por mí, cada uno de nosotros puede guardar esto en nuestro corazón. No lo olviden, incluso durante esos momentos terribles”, dijo el papa el 16 de junio durante su audiencia general semanal.
Con la gracia de poder rezar a Dios y sabiendo que se nos ha “rezado”, dijo el papa, “sólo tenemos que tener valor y esperanza” para poder caminar en la vida y dar gloria a Dios.
La audiencia se llevó a cabo en el Patio de San Dámaso del Palacio Apostólico, donde el papa primero caminó cerca de las barricadas, saludando a la gente, dando la mano, firmando libros y dando su bendición. Si bien los asistentes estaban obligados a usar mascarillas, muchos no las usaban para cubrirse la boca y la nariz o se las bajaron durante su momento con el papa.
En su discurso de audiencia principal, el papa concluyó su serie sobre la oración, que inició el 6 de mayo de 2020, ofreciendo un total de 38 reflexiones sobre el tema.
“La oración es una de las características más evidentes de la vida de Jesús”, dijo el papa. “Rezó y rezó mucho,” sumergiéndose “porque el diálogo con el padre era el núcleo incandescente de toda su existencia”.
En la Última Cena, Jesús intercede por sus discípulos y por todos aquellos que creerán en él a través de su palabra y, incluso durante las horas más oscuras del sufrimiento en la cruz, Jesús continúa orando, demostrando que es “el intercesor absoluto: ora para los demás, para todos, incluso para los que lo han condenado”, dijo.
“Jesús oró por todos, también oró por mí, por cada uno de ustedes. Cada uno de nosotros puede decir que Jesús, en la cruz, oró por mí”, y todavía ora por todos cada día, dijo.
“Incluso en el más doloroso de nuestros sufrimientos, nunca estamos solos. La oración de Jesús está con nosotros”, dijo.
En la cruz ofrece su amor, “es decir, trae nuestra salvación”, dijo el papa Francisco.
“Él no fue un filántropo que se hizo cargo de los sufrimientos y de las enfermedades humanas: fue y es mucho más”, dijo. “En Él no hay solamente bondad: hay algo más, está la salvación, y no una salvación episódica –la que me salva de una enfermedad o de un momento de desánimo– sino la salvación total, la mesiánica, la que hace esperar en la victoria definitiva de la vida sobre la muerte”.