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Exiliados cubanos en Miami se reúnen en su santuario para rezar por la patria

MIAMI (Ana Rodriguez-Soto/CNS) — Esta vez, sí, si Dios quiere. Esta vez será “el principio del fin”.

Con esa fe y más esperanza, los exiliados cubanos se reunieron el 13 de julio para la misa en el Santuario Nacional de Nuestra Señora de la Caridad en Miami para rezar por la libertad en su tierra natal, dos días después de que estallaran protestas insólitas e inesperadas en diferentes ciudades de la isla.

El arzobispo de Miami, Mons. Thomas G. Wenski, celebró la misa por la justicia y la paz, a la que asistieron los alcaldes de la ciudad de Miami y del condado de Miami-Dade. Esta ceremonia marcó el inicio de una novena de oración por Cuba que continuó las noches del 14 y el 15 de julio. La novena se llevará a cabo todas las noches hasta el 22 de julio en el santuario.

“Las protestas continuarán”, dijo Bernardo Soto Sr., editor de deportes de Actualidad Radio 1040 AM. “Los jóvenes han llegado al punto en que ya no pueden soportarlo más”, agregó, citando la falta de libertad, alimentos, medicinas y vacunas, junto con una elevada tasa de infecciones por COVID-19. “Ya no tienen miedo”.

Pedro Camacho y Marta Trujillo de la parroquia St. Hugh en Coconut Grove, Florida, sostienen una bandera cubana en el Santuario de Nuestra Señora de la Caridad en Miami el 13 de julio de 2021. El arzobispo Thomas G. Wenski de Miami celebró la misa en el santuario dos días. después de que estallaron protestas contra el gobierno en toda Cuba. (CNS/ Ana Rodríguez-Soto, católica de Florida)

Sus palabras fueron repetidas por el padre Fernando Hería, rector del santuario. “La gente ya no puede soportarlo. Han pasado 62 años”, dijo, desde el llamado “triunfo de la revolución”.

Se siente optimista porque los que protestaban, cuyas imágenes se difundieron por todo el mundo a través de las redes sociales, eran jóvenes. “Nacieron y se criaron 100% bajo el sistema (comunista). Ven las injusticias”, dijo el padre Hería.

Injusticias como un video del nieto de Fidel Castro conduciendo su lujoso Mercedes a alta velocidad por las calles de la isla, mientras la población vive sumida en las peores carencias.

Como resultado de las protestas, la gente también vio imágenes de soldados vestidos con uniformes futuristas y con los vehículos y equipos más modernos. El gobierno puede permitirse pagar por eso, pero no por alimentos y medicinas para la gente.

Las autoridades han reaccionado de forma violenta contra algunos de los manifestantes, entre ellos un sacerdote de Camagüey, el padre Castor José Álvarez, que resultó herido y detenido durante casi 24 horas. Por eso es posible que “se derrame sangre” como resultado de estas protestas, dijo el padre Hería.

“Todos rezamos fervientemente para que no sea así”, dijo el sacerdote, cuyo tío fue ejecutado por las fuerzas de Castro al comienzo de la revolución.

Siempre pidió “que no hubiera venganza, sino justicia y verdad”, recordó el padre Hería. Lo mejor sería que “dejen en paz a nuestra gente. Que cojan sus millones y se vayan”, dijo el sacerdote a Florida Catholic, el periódico arquidiocesano de Miami.

“Reconciliación con la justicia” es lo que desea Pedro Camacho. Él y su esposa, Marta Trujillo, llevaron una bandera cubana a la Misa. Camacho llegó a los Estados Unidos en 2005; su esposa, cuyos padres eran presos políticos, salió de Cuba vía Venezuela en 1979. Camacho trabajó para la Iglesia cubana, en la pastoral juvenil y en la Comisión de Justicia y Paz de la Diócesis de Camagüey.

“La reconciliación se produce cuando el culpable se reconoce como tal y pide perdón”, dijo Camacho, miembro de la parroquia St. Hugh en Coconut Grove, Florida.

Él y Trujillo notaron la naturaleza inusual de las protestas en una isla donde el gobierno lo controla todo. “¡La gente salió a la calle junta gritando libertad!”, dijo Trujillo. “Nunca antes había visto algo así”.

“Es algo nuevo que demuestra un cambio en la gente”, dijo Camacho. “El nivel de represión (utilizado por el gobierno contra los manifestantes) expresa la alarma de los que están en el poder”.

Y sin las redes sociales no habría sucedido, señalaron, porque así es como la gente pudo enterarse de lo que estaba sucediendo en el resto de la isla y unirse a las protestas en diferentes ciudades. “Es una señal de los tiempos”, dijo Camacho.

Después de las protestas del 11 de julio, el gobierno cortó rápidamente el acceso a Internet.

Según Camacho, cubanos como él, que se han sumado a las manifestaciones en la diáspora, no solo en Miami sino en todo Estados Unidos y en otros países, están tratando de “ser la voz de los que no tienen voz, ser la voz de el pueblo de Cuba”.

Pero, ¿qué pasará después de las protestas? ¿Realmente habrá un cambio de gobierno? ¿Disfrutará finalmente el pueblo cubano de la libertad que anhela? Los expertos que estudian la historia y analizan los eventos en la isla no tienen las respuestas.

“Esperamos que este sea el principio del fin. Existen las mismas posibilidades de cambio que de ningún cambio. Por eso estamos aquí… Tenemos fe en que, con Dios, todo es posible”, dijo Trujillo.

 

—Rodríguez-Soto forma parte del personal del Florida Catholic, periódico de la Arquidiócesis de Miami y las diócesis de Orlando, Palm Beach y Venice.