CIUDAD DEL VATICANO (Por Carol Glatz/CNS)— En el marco de las investigaciones del caso “Emanuela Orlandi,” la Magistratura Vaticana dispuso que los forenses abrieran también dos osarios del Pontificio Colegio Teutónico que contienen miles de huesos humanos tras descubrir que las tumbas de dos princesas alemanas estaban vacías.
Giorgio Portera, un experto en genética contratado por la familia de la joven italiana, dijo a los reporteros el 20 de julio que los trabajadores forenses habían encontrado lo que parecían ser huesos de, quizás, docenas de personas, tanto adultos como menores.
Alessandro Gisoti, ex Director “ad interim” de la Oficina de Prensa de la Santa Sede, en una respuesta por e-mail a preguntas de la agencia de noticias The Associated Press, dijo que era “totalmente normal” que en un osario se encuentre un gran número de huesos, sobre todo en un cementerio tan antiguo como el Teutónico.
Gisoti también informó que las operaciones forenses continuarán el sábado 27 de julio a las 9.00 de la mañana, con un profundo análisis morfológico de los hallazgos contenidos en los osarios, pero que aún no fue posible pronosticar cuánto tiempo tomará un “análisis detallado de los restos encontrados en los osarios”, ademas afirmó que la investigación, dirigida por Giovanni Arcudi, especialista en medicina forense designado por el Vaticano, estaba siendo conducida de acuerdo con protocolos reconocidos internacionalmente.
La Magistratura del Estado Vaticano había ordenado el procedimiento a petición de la familia Orlandi, como una prueba más de la disponibilidad de la Santa Sede y la voluntad de mostrar cercanía a la familia de Emanuela, la ciudadana del Vaticano que desapareció en Roma el 22 de junio de 1983, a la edad de 15 años, mientras iba a una clase de música después de salir del departamento donde vivía su familia.
El pedido estuvo motivado por una carta anonima que decía, “Miren a dónde indica el ángel”. La carta contenía la foto de un ángel sobre una tumba en el Cementerio Teutónico Vaticano.
Supervisados por la policía vaticana y un antropólogo forense, los trabajadores abrieron las tumbas el 11 de julio, junto con Pietro Orlandi, el hermano de la joven desaparecida.
Sin embargo, las dos tumbas adyacentes estaban completamente vacías; habían sido marcadas como lugar del descanso final de la princesa Sophie von Hohenlohe, que murió en 1836, y la duquesa Charlotte Frederica de Mecklenburg Schwerin, madre del rey Frederick VII de Dinamarca, fallecida en 1840.
Los investigadores dedujeron que los restos de las dos mujeres de la nobleza podrían haber sido trasladados hace más de 20 años, cuando se amplió el Pontificio Colegio Teutónico. Esto llevo a la inspección de los dos osarios– bóvedas que contienen huesos de muchas personas — en el piso del colegio vaticano.