Aunque estos llamados “juegos de guerra” son ejercicios que se realizan cada año, en esta ocasión, China y Rusia habían pedido que se suspendieran para evitar que la espiral bélica en la región se reactivara, tomando en cuenta las recientes amenazas de Corea del Norte de atacar el territorio estadounidense de Guam y las advertencias de Trump de que las fuerzas armadas estadounidenses tenían sus misiles “apuntados y listos” contra Pyongyang, según informes de Reuters.

Hace unas semanas, Trump había tuiteado que “Estados Unidos respondería a Jong-un con un fuego y una furia jamás vistos en el mundo”. La respuesta de Corea del Norte fue contundente a través de un editorial del periódico oficialista Rodong Sinmun, advirtiendo a Washington que, en caso de un conflicto armado, el suelo estadounidense no se salvaría. El editorial señala además que el ejército de Corea del Norte puede “poner en la mira a Estados Unidos en cualquier momento y que ni Guam, ni Hawái ni el continente americano podrán esquivar el ataque despiadado”.

Por su parte, el presidente surcoreano Moon Jae-in intentó calmar a sus ciudadanos asegurándoles que “nunca más habría una guerra en la península coreana”. Recalcando este panorama en favor de la paz, el secretario de estado estadounidense Rex Tillerson dijo ante la prensa en Washington que la presión diplomática es el método preferido para lograr que Pyongyang detenga sus pruebas de misiles de capacidad nuclear. Sin embargo, añadió que “todo esfuerzo diplomático debe ser apoyado con amenazas militares si Corea del Norte escoge seguir adelante con sus acciones desestabilizadoras”.