CIUDAD DEL VATICANO (Por Junno Arocho Esteves/CNS)—. Los corazones que están cerrados a acoger a emigrantes y refugiados son similares a los de los fariseos —a menudo predican el sacrificio y seguir la ley de Dios sin mostrar la misericordia por los necesitados—, dijo el papa Francisco.
La reprimenda de Jesús a los fariseos por sus “retorcidas murmuraciones” es “una acusación directa contra la hipocresía estéril de quien no quiere ‘ensuciarse las manos’, como el sacerdote y el levita de la parábola del Buen Samaritano”, dijo el papa el 6 de julio durante su homilía de una Misa conmemorando el quinto aniversario de su visita a Lampedusa, una isla sureña mediterránea.
“Se trata de una tentación muy frecuente también en nuestros días, que se traduce en una cerrazón respecto a quienes tienen derecho, como nosotros, a la seguridad y a una condición de vida digna y que construye muros, reales o imaginarios, en vez de puentes”, él dijo.
Según el Vaticano, se estima que 200 migrantes, refugiados y voluntarios de rescate asistieron a la Misa, que fue celebrada en el altar de la Basílica de San Pedro. Después de la Misa, el papa Francisco saludó a cada persona presente.
El papa recordó durante su homilía su visita a Lampedusa y repitió “ese perenne llamamiento a la responsabilidad humana: ‘¿Dónde está tu hermano? La voz de su sangre grita hasta mí'”.
Él dijo que tristemente “las respuestas a este llamamiento, aun siendo generosas, no han sido suficientes y hoy nos encontramos llorando a millares de muertos”.
El papa dijo que la invitación de Jesús a los que luchan por encontrar alivio en él es una promesa de liberación para todos los oprimidos. Sin embargo, él “tiene necesidad de nosotros para que su promesa sea eficaz”.
“Necesita nuestros ojos para ver las necesidades de los hermanos y las hermanas. Necesita nuestras manos para prestar ayuda. Necesita nuestra voz para denunciar las injusticias cometidas en el silencio, a veces cómplice, de muchos”, él dijo.
El papa continuó diciendo que la solidaridad y la misericordia son solo componentes de una respuesta razonable a la crisis de migración “que no hace demasiados cálculos pero exige una división equitativa de las responsabilidades, un análisis honesto y sincero de las alternativas y una gestión sensata”.
Hablándole en español a los representantes de los equipos de rescate destacados en el Mar Mediterráneo, el papa Francisco les agradeció “por encarnar hoy la parábola del Buen Samaritano, quien se detuvo para salvar la vida del pobre hombre golpeado por los bandidos”.
Él también exhortó a los que han sido rescatados a ser “testigos de la esperanza en un mundo cada día más preocupado de su presente, con poca visión del futuro y que no quiere compartir”.
“Con su respeto por la cultura y las leyes del país que los acoge, elaboren conjuntamente el camino de la integración”, dijo el papa Francisco.