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La opinión de la Iglesia Católica sobre la cremación: “Tratar con dignidad, en la vida y en la muerte”

MIDDLE VILLAGE – La muerte, y el entierro, son temas de conversación muy animados en la Iglesia católica estos días.

Ante el creciente número de personas que optan por la cremación en lugar del más tradicional entierro de cuerpo entero, el Dicasterio para la Doctrina de la Fe, el departamento del Vaticano encargado de custodiar la doctrina católica, ha aclarado la postura de la Iglesia sobre la cremación.

La Iglesia permite la cremación desde 1963, pero sigue existiendo una gran confusión sobre lo que se debe y no se debe hacer con esta práctica.

El pasado mes de diciembre, el dicasterio publicó un documento para arrojar luz sobre la forma adecuada de conservar las cenizas de un difunto con respeto y dignidad. El documento respondía a las preguntas planteadas por el cardenal Matteo Maria Zuppi de Bolonia, Italia.

Por ejemplo, el dicasterio afirmó que la Iglesia permite a los católicos obtener lo que denominó una porción “mínima” de las cenizas del difunto para conservarlas en casa en una urna.

Cada vez más familias prescinden de los funerales tradicionales con ataúd en favor de la cremación y las urnas.

Sin embargo, hay una salvedad: según el cardenal Víctor Manuel Fernández, prefecto del dicasterio, la Iglesia sigue prefiriendo que las cenizas de un difunto sean enterradas en un “lugar sagrado”, como un cementerio católico.

El cardenal Fernández escribió la respuesta a las preguntas del cardenal Zuppi sobre la incineración.

En segundo lugar, una familia debe solicitar permiso a una “autoridad eclesiástica” para llevarse una pequeña porción de las cenizas para conservarla en un lugar que fuera especial para la persona fallecida, afirma el documento del dicasterio.

Pero ese permiso sólo debe concederse en determinadas circunstancias.

“Además, la autoridad eclesiástica, en cumplimiento de las normas civiles vigentes, puede considerar y evaluar la petición de una familia de conservar de forma adecuada una mínima parte de las cenizas de su pariente en un lugar significativo para la historia de la persona fallecida, siempre que se descarte todo tipo de malentendido panteísta, naturalista o nihilista y también siempre que las cenizas del difunto se conserven en un lugar sagrado”, escribió el cardenal Fernández.

Si se accede a tal petición, la urna debe guardarse en un entorno respetuoso, como una mesa independiente con una vela, una estampa y una foto de la persona.

En otras palabras, no es aconsejable colocar la urna en una estantería abarrotada o en un escritorio desordenado.

Asimismo, abrir la urna y esparcir las cenizas está prohibido. La Iglesia desaprueba la práctica de esparcir las cenizas de un ser querido en un parque público o desde un puente.

“Cuando se hace eso, se pierde la identidad del individuo”, explicó monseñor Michael J. Reid, director general y moderador espiritual de los cementerios católicos que posee y gestiona la diócesis de Brooklyn.

“Toda persona fue creada a imagen de Dios y merece ser tratada con dignidad, en la vida y en la muerte”, añadió.

En diciembre, el dicasterio también aclaró otra cuestión que muchos católicos -en particular las parejas casadas- tienen sobre la cremación.

La Iglesia sí permite que las cenizas de dos personas, como un marido y su mujer, se guarden en la misma urna, siempre que ésta tenga una placa que identifique claramente a cada persona para garantizar que ambas serán recordadas en las oraciones.

El dicasterio emitió su respuesta al cardenal Zuppi en un momento en que la cremación es cada vez más popular entre los católicos.

Según la Asociación Nacional de Directores de Funerarias, el 50% de todos los estadounidenses que fallecieron en 2020 fueron incinerados y la organización predice que para 2040 esa cifra ascenderá al 80%.

En la diócesis, aproximadamente el 23% de las personas optan por la incineración, dijo monseñor Reid.

Para John Heyer, director de funerarias autorizado y propietario de Scotto and Heyer Funeral Directors, la cifra es aún mayor. En 2023, el 45% de todos los funerales que organizó incluían la incineración.

Aún así, monseñor Reid explicó que aunque la Iglesia católica permite la cremación, “prefiere encarecidamente” la tradición de un velatorio en el que el cuerpo completo del difunto esté en un ataúd, seguido de una misa de cristiana sepultura y el entierro en un cementerio.

Y en los casos en que la cremación sea la elección de la familia, la Iglesia prefiere que la cremación se haga después de la misa de cristiana sepultura, no antes. “La Iglesia quiere el cuerpo completo de la persona en la misa”, dijo monseñor Reid.

Monseñor Reid ofreció a The Tablet una visita al cementerio de San Juan, en Middle Village, que incluyó paradas en un columbario al aire libre y en un mausoleo con salas especiales habilitadas para las cenizas, incluida una sala donde las urnas se guardan respetuosamente detrás de un cristal.

Hay varias razones por las que las familias optan por la cremación en lugar del tradicional entierro de cuerpo entero, entre ellas el coste, dijo Heyer.

El precio medio de una parcela de cementerio en Brooklyn es de 10.000 dólares, e incluso si la familia ya tiene una parcela, cuesta una media de 2.000 dólares abrir la parcela para enterrar a la persona. Si añadimos el coste del velatorio, muchas familias se alejan de la tradición.

“Mientras que cuando se hace una incineración, el crematorio cobra unos 500 dólares. Así que hay una gran diferencia de precio”, explicó Heyer.

No obstante, Heyer no tardó en añadir que siempre informa a las familias católicas, cuando están haciendo los preparativos funerarios para un ser querido, de que la Iglesia tiene una marcada preferencia por los entierros tradicionales de cuerpo entero.

Algunas personas optan por la incineración por creer que los cementerios se están quedando sin espacio y que no hay sitio para enterrar a su ser querido.

Heyer trató de disipar esa idea. “Hay muchas parcelas de cementerio en la zona triestatal. Así que sin duda es un concepto erróneo que no haya espacio suficiente”, explicó. “Hay espacio más que suficiente”.

Las familias deben tener en cuenta que, tanto si se trata de restos mortales como de cenizas, la idea es proporcionar un lugar de almacenamiento que sea reverente y, lo que es más importante, permanente, dijo Heyer.

Y eso implica un cementerio o un columbario, no una casa particular.

 

Paula Katinas