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“Apresurémonos a la Eucaristía!” Con una misa multitudinaria y poliglota se abre la XXXVIII edición de la Jornada Mundial de la Juventud

El Cardenal Manuel José Macario Do Nascimento Clemente, Patriarca de Lisboa, es quien, con este llamado da la bienvenida a los jóvenes de todo el mundo: “Apresurémonos a la Eucaristía.” El texto está en la App Lisboa 2023 al presentar la Misa inaugural. Esta app es la opción ecológica de la JMJ para evitar el uso de papel y así poner a los jóvenes en consonancia con los constantes llamados del Papa Francisco al cuidado de la casa común.

Los jovenes acompañan con voces y mímicas los cantos previos al inicio de la Misa

Apresurarse a la Eucaristía, a decir del Cardenal de Lisboa, es la manera más preciosa y convincente de comenzar una JMJ donde jóvenes de todo el mundo, se reúnen para dar inicio a esta aventura peregrina alrededor de su Cuerpo y Sangre, fuente inagotable del amor. Sólo así, con su gracia, cada peregrino será misionero y evangelizador en Lisboa.

Con este espíritu se acercaban los miles y miles de jóvenes de todo el mundo, entre cantos y rezos que se interrumpían para las fotos, saludos e intercambios de banderas.

El lugar titulado la “Colina del Encuentro” iba paulatinamente poblándose de banderas y de cantos en distintas lenguas que identificaban las culturas y los países que se hacían presente en este evento que es central en una JMJ, ya que tal y como lo enseña el Concilio Vaticano II, la Eucaristía debe ser la fuente y cumbre de toda vida cristiana (Cf. LG 11).

De pronto se abrió paso un solemne coro que con su sola música llamo al silencio y a ponerse de pie para dar comienzo a la celebración presidida por el Patriarca de Lisboa y concelebrada por otros obispos y cientos de sacerdotes.

La Misa tuvo partes en diferentes idiomas, pero con la predominación del portugués, el latín y el italiano.

El texto del Evangelio fue el de la visitación de la Virgen a santa Isabel (Lc 1, 39-56), del que se inspira el lema de esta JMJ “María se levantó y partió sin demora.”

Durante la primera parte de la homilía, el Cardenal de Lisboa, dio la bienvenida oficial a los miles de jóvenes que cubrían el parque y se preparaban para disfrutar de las más de 600 actividades preparadas para ellos. El purpurado les auguró que en Lisboa pudieran “sentirse como en su propia casa”.

Jovenes peregrinos se preparan para la Misa en el Campo de Gracia

Luego comparó el camino de María con el camino de la vida de cada joven, que en este caso está representado por el camino que cada uno hizo para llegar a Lisboa. “Es así como debemos afrontar la vida misma, como un camino a seguir, haciendo de cada día una nueva etapa.”

También señaló a los jóvenes que en el camino existen dificultades que se deben superar, entre las que destacó “la posibilidad de reemplazar la realidad verdadera, […] por la apariencia virtual de un mundo que elegimos,” denunciando “la posibilidad de reemplazar la realidad verdadera, a la que solo se llega caminando hacia los otros, tal como realmente son, por la apariencia virtual de un mundo que elegimos.”

Destacó luego que la “prisa” de la que habla el evangelio es la “urgencia” de evangelizar que tiene que sentir cada cristiano porque “Los cristianos también lo llevamos, espiritual pero real, porque lo recibimos en la Palabra, en los sacramentos y en la caridad que se dona.” cuando el corazón está lleno, rápidamente se desborda. Es imposible detener lo que hay en el alma, cuando es tan fuerte y movilizador.”

La homilía concluye con una reflexión sobre el saludo de María a Isabel, saludo que expresa “la alegría del encuentro” en el que se abre paso la evangelización, “así también entre ustedes se tenderán la mano, con saludos verdaderos y alegres.”

La homilía concluye con la invitación a imitar a María ya que “El mundo nuevo comienza con la novedad de cada encuentro y la sinceridad del saludo que intercambiamos.”

Además de los sacerdotes y obispos, fueron cientos de Ministros Extraordinarios de la Comunión quienes distribuyeron la Sagrada Eucaristía debajo de unas sombrillas transparentes identificadas con el logo de la JMJ.

Concluida la celebración de la Santa Misa, los jóvenes se dispersaron en diversos sentidos, otra vez entre cantos y bailes que transmitían la alegría de la presencia de Cristo y de una Iglesia viva que se renueva constantemente.

Santiago Elías Nazar