A BORDO DEL VUELO PAPAL A ROMA (Por Cindy Wooden/CNS)—. Para combatir el abuso sexual clerical, la Iglesia Católica debe tener leyes y procedimientos claros, pero también debe participar en una “batalla espiritual”, porque es obvio que tanta maldad solo puede ser obra del diablo, dijo el Papa Francisco.
Después de la cumbre del Vaticano sobre el abuso en febrero, el Papa dijo que leyó un artículo en un periódico que decía que él se había “lavado las manos y culpado al diablo” por la crisis de abuso.
Hablando con los reporteros el 31 de marzo en su camino de regreso a Roma desde Marruecos, el Papa dijo que detener el abuso requiere un enfoque múltiple integral que debe incluir la oración y la penitencia.
El Papa Francisco confesó que fue por eso que pidió a los obispos de EE.UU. que no votaran en noviembre sobre un nuevo código de conducta para el episcopado y los nuevos procedimientos para manejar las denuncias formuladas contra los obispos, pidiéndoles, en cambio, que tuvieran un retiro espiritual de recogimiento y oración y que esperaran hasta después de la cumbre de febrero para decidir cómo avanzar.
Algunas cosas, como la crisis de abuso y la pornografía infantil “no se pueden entender sin el misterio del mal”, dijo el Papa. “Y nosotros en la iglesia haremos todo lo posible para acabar con este flagelo”.
Dijo que en su discurso al final de la cumbre ofreció medidas concretas a seguir, pero también reconoció que existe el peligro de que la iglesia se centre exclusivamente en leyes y normas y olvide las armas espirituales de la oración y la penitencia “para derrotar al espíritu del mal. Y eso no es lavarse las manos”.
El Papa Francisco dijo que su carta de 2018 a los obispos de Chile sobre la crisis de abuso y la que escribió a los obispos de EE.UU. al comienzo de su retiro en enero, ambas analizaban los aspectos “humanos, científicos” y legales de la crisis, así como el aspecto espiritual.
Las propuestas de los obispos de EE.UU. para un código de conducta y un sistema de denuncias administrado por terceros, dijo, “eran demasiado parecidas a las de cualquier otra organización, desde el punto de vista de su metodología y, sin proponérselo, descuidaron la segunda dimensión, la espiritual”.
Los laicos y todos los demás deben participar, pero “esta no es una iglesia congregacionalista”, dijo. “Es la Iglesia Católica en la que el obispo debe mantener como pastor control sobre la situación de su comunidad. También el Papa debe tener control. ¿Y cómo hacerlo? Con medidas disciplinarias, con oración, con penitencia, con autoexamen”.
Ante la pregunta concreta sobre el caso del cardenal francés Philippe Barbarin, arzobispo de Lyon, declarado culpable a principios de marzo de encubrir el abuso que recibió una sentencia suspendida de seis meses, quien ofreció su renuncia al Papa pero este se negó a aceptarla, dijo que mientras el cardenal espera el veredicto de su apelación sería una violación a la “presunción” de su inocencia aceptar su resignación.
Durante la conferencia de prensa el Papa también respondió algunas preguntas sobre el diálogo interreligioso, la libertad religiosa y la migración.
El Papa Francisco dijo que su viaje en febrero a los Emiratos Árabes Unidos y su viaje a Marruecos fueron oportunidades para demostrar el compromiso de la Iglesia Católica con el diálogo interreligioso. Cuando se le preguntó qué se había logrado concretamente, respondió que “ahora hay flores, la fruta vendrá más tarde. Pero las flores son prometedoras. No debemos rendirnos”.
También insistió en que en todas las religiones, incluido el catolicismo, existían creyentes intransigentes y en contra del diálogo, personas que “viven de recuerdos amargos de luchas pasadas y buscan los conflictos” más que la paz.
En respuesta a una pregunta sobre los muchos países de mayoría musulmana donde se respeta la libertad de culto, pero las presiones legales o sociales impiden que los musulmanes se conviertan al cristianismo, el Papa Francisco insistió en que la libertad es un concepto que crece con el tiempo.
De hecho, dijo, todavía hay católicos que se oponen firmemente a la enseñanza del Concilio Vaticano II sobre la libertad religiosa y su insistencia en que incluso los no cristianos tienen el derecho de seguir su conciencia.
En muchos países llamados cristianos, agregó, los médicos y otro personal médico no tienen el derecho legal de oponerse conscientemente a la eutanasia, por ejemplo.
“Eliminar la libertad de conciencia es el primer paso para perder la libertad religiosa”, dijo.
Otro reportero le preguntó al Papa Francisco sobre la cerca de alambre, rematada con alambre de púas, que separa a Marruecos de dos enclaves españoles y sobre el muro que el Presidente de los Estados Unidos Donald Trump está tratando de completar a lo largo de la frontera de los Estados Unidos y México.
“Quienes construyan muros terminarán prisioneros dentro de los muros que construyan”, vaticinó. “Los constructores de muros, sean de alambradas o ladrillos, terminarán prisioneros”.
También contó que un reportero español le trajo recientemente un fragmento de alambre de púas. “Sinceramente me molestó y cuando se fue lloré. Simplemente no puedo entender que a alguien se le ocurriera diseñar una cerca que desgarra la carne de quien intente escalarla.
“Esta no es la manera de resolver el grave problema de la migración”, dijo el Papa. “Entiendo que un gobierno con este problema tiene una papa caliente, pero debe resolverlo humanamente. Vi ese alambre de afeitar y no lo podía creer”.
Cuando se le preguntó acerca de los católicos que votan por políticos que adoptan estrictas políticas antiinmigrantes, el Papa Francisco dijo que la mayoría de ellos “están un poco bajo el efecto del miedo que normalmente propagan los populistas”.
Pero “el miedo es el comienzo de la dictadura”, dijo, señalando el ejemplo del fin de la República de Weimar en Alemania y las “promesas y el miedo” que llevaron a la elección de Adolf Hitler. “Vamos a aprender de la historia”.
El Papa Francisco también insistió en que los países europeos y otros que venden las armas que se usan en las guerras no pueden negarse a aceptar a los migrantes y refugiados que huyen de la lucha y la pobreza y el hambre que acompañan a los conflictos bélicos.