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La comunidad mexicana tiene su apostolado

La Diócesis de Brooklyn, que comprende Brooklyn y Queens, es conocida como “la diócesis de los inmigrantes”. Aquí practicamos la fe católica fieles de todos los países. Una de las comunidades de inmigrantes más grandes es la mexicana. Para atender a esa comunidad se creó el Apostolado Mexicano Diocesano, que dirige el padre Jorge Ortiz Garay, quien es además el administrador de la parroquia Santa Brígida.

“Monseñor Nicholas DiMarzio, obispo de Brooklyn, y monseñor Octavio Cisneros, obispo auxiliar de Brooklyn, me hablaron del Apostolado Mexicano, porque en la Diócesis creemos que hay medio millón de mexicanos, y yo soy el único sacerdote diocesano mexicano”, cuenta el padre Jorge.

“En el Apostolado tomé lo que he vivido, mi experiencia en el Camino Neocatecumenal, que se basa en el contacto personal —no cartas, no emails. Conocía a Elimelec Soriano, mexicano.Conélyconel diácono Felipe, quien hace poco se fue para Texas, nos dijimos: ¿qué vamos a hacer? Visitar parroquia por parroquia. Del total de las parroquias en la Diócesis, 150 tienen misa en español, de las cuales 120 tienen un tipo de comunidad o comité mexicano.

Elimelec Soriano, quien trabaja para DeSales Media Group, es un mexicano con fuertes raíces católicas. “Para mí formar parte del apostolado es muy importante porque siento que es un regalo de Dios, algo que yo no planeé, sino que se fue dando. Como católicos tenemos la misión de llevar a los demás la Buena Nueva”, comenta Elimelec.

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Elimelec Soriano, coordinador del Ministerio Mexicano Diocesano, en la misa de la Virgen de Guadalupe, el 12 de diciembre en la Concatedral de San José, Brooklyn. (Foto: Jorge I. Domínguez-López)

El padre Jorge diseñó un plan de trabajo para el apostolado. “Primero hablamos con los sacerdotes para que nos dieran la información de sus líderes mexicanos, hicimos un encuentro con ellos para decirles que la Virgen de Guadalupe no se apareció hace 482 años para solamente hacerle una fiesta, sino para cambiar una nación y que esa nación fuera el puente o la puerta para la evangelización en América y Filipinas”, afirma el padre Jorge.

“Ahora el comité está integrado por 40 personas, y 86 parroquias trabajan con nosotros. Con estas parroquias  nos encontramos dos o tres veces al año para darles catequesis, formación, nos encontramos para saber cuáles son los problemas”, agrega el padre Jorge.

“La meta del padre Jorge, del apostolado, y la mía también, es llevar la palabra de Dios a aquellas personas que lo necesitan, así crean que no lo necesitan en ese momento; también es acercar al católico que se ha alejado de la Iglesia”.

“Nosotros tenemos algo que nos ha ayudado mucho a llegar a los jóvenes, es la Carrera Guadalupana. Es una manera de llegar a ellos para poder darles catequesis por un mes hasta el día de la celebración de la Virgen de Guadalupe”, dice Elimelec.

Hace cuatro años, el padre Jorge Ortiz Garay entendió la magnitud del trabajo que tenían por delante. “En la primera misa diocesana de Guadalupe, que celebró monseñor Cisneros en la catedral de St. James, él me invitó. Esa vez habían 20 mexicanos en la misa y otros 20 afuera bailando que no entraron a misa”.

“Al año siguiente llenamos St. James, gracias al trabajo que hicimos en la parroquia, con los líderes. El año pasado fue en la Concatedral de San José y este año allí mismo no cabía la gente. Somos el único apostolado que llena la Concatedral. De broma le dije a monseñor DiMarzio que el próximo lo tendríamos que hacer en el Barclays Center. Algunos mexicanos se lo tomaron en serio y me tocó decirles que era una broma”.

Hace un año, monseñor Nicholas DiMarzio pidió que los apostolados comenzaran a llamarse ministerios, para destacar así su carácter evangelizador. Desde entonces el Apostolado Mexicano pasó a llamarse . Sin embargo, su misión sigue siendo la misma: evangelizar y consolidar en la fe a la comunidad mexicana de la diócesis.