PROSPECT HEIGHTS – Poco después de las 2 p.m. del día 30 de noviembre, Monseñor Robert Brennan aceptó el báculo pastoral del cardenal Timothy Dolan de Nueva York, sentándose en la cátedra (o silla del obispo), cerca del altar de la Concatedral de San José de Brooklyn.
En ese momento, Mons. Brennan fue instalado oficialmente como el octavo obispo de Brooklyn, sucediendo a Mons. Nicholas DiMarzio, quien sirvió a la diócesis durante los últimos 18 años.
“Ahora, este es mi hogar”, dijo Mons. Brennan durante su homilía en la Misa. “Espero vivir y orar entre ustedes y servirles con cada gramo de mi ser”.
La celebración comenzó a la 1:20 p.m. con una procesión de sacerdotes hacia la Concatedral, seguida de una segunda procesión de 46 obispos y cardenales presentes en la ceremonia.
Mons. Brennan estaba en la parte de atrás, seguido solo por sus diáconos. Cuando llegó a la entrada de la Concatedral, las puertas estaban cerradas, entonces, siguiendo un ritual secular, usando mazo de oro, las golpeó antes de hacer su ingreso.
Durante ambas procesiones, alumnos del alma mater de Mons. Brennan, St. John the Baptist High School, tocaron música. Mons. Brennan se acercó para darles la bienvenida dándoles un “pulgar arriba” mientras subía los escalones de la catedral.
Después de que Mons. Brennan hubo entrado en la Concatedral, las puertas se cerraron y el cardenal Dolan lo presentó a los precedentes obispos de la Diócesis de Brooklyn. Mons. Raymond Chappetto, uno de los obispos antiguos de la diócesis, le presentó a Mons. Brennan un crucifijo, que este besó.
Luego, Mons. Neil Tiedemann, el siguiente obispo de mayor rango de antigüedad de la diócesis, presentó Agua Bendita a Mons. Brennan, quien a su vez aspergió a los que estaban a su alrededor, junto a las puertas de la iglesia.
La Misa de instalación comenzó después de que los 46 obispos y cardenales ocuparan sus lugares en el altar. Asistieron unas 1.200 personas, incluidos unos 300 sacerdotes, laicos y otros líderes religiosos de la diócesis, además de familiares y amigos de Mons. Brennan.
El ahora oficialmente Obispo Emérito de la Diócesis de Brooklyn, Mons. DiMarzio, inició el ceremonial con un breve saludo. A continuación, dio la bienvenida a Mons. Brennan, diciendo: “Le deseamos lo mejor” y “oramos por él”. El cardenal Dolan siguió con breves comentarios, agradeciendo a Mons. DiMarzio por sus años de servicio, dando luego la bienvenida a Mons Brennan como obispo en la ciudad de Nueva York.
Luego, el arzobispo Christophe Pierre, nuncio apostólico en los Estados Unidos, subió al púlpito para dar la bienvenida a Mons. Brennan a la diócesis y destacar su trabajo como obispo auxiliar en la Diócesis de Rockville Center y como obispo de Columbus, Ohio.
“Su excelencia, como obispo, sabe cómo construir comunión entre las personas”, dijo el arzobispo Pierre. “Usted se ha distinguido como pastor en Rockville Center y en la Diócesis de Columbus”.
Pierre también calificó a la Diócesis de Brooklyn como una diócesis multicultural que continúa “floreciendo”. Agradeció a Mons. Nicholas DiMarzio sus años de servicio a la diócesis, lo que fue seguido de una larga ovación por parte de todos los presentes.
“Gracias, Mons. DiMarzio, por su fiel servicio; por su gran liderazgo”, dijo el arzobispo Pierre.
El Papa Francisco aceptó la renuncia de Mons. DiMarzio el 29 de septiembre, día en que el Papa Francisco nombró a Mons. Brennan para la diócesis. Después de que el arzobispo Pierre hubiera terminado de hablar, Mons. Brennan presentó su carta de nombramiento al colegio de consultores y luego caminó por la Concatedral enseñado el documento a todos los fieles.
Después de que Mons. Brennan regresara al altar, le fue presentado su báculo pastoral y entonces se sentó en la cátedra, donde fue recibido por un estruendoso aplauso. Luego llegó al centro del altar donde fue abordado por representantes diocesanos y del clero además de representantes de otras religiones, quienes le dieron la bienvenida a la Diócesis de Brooklyn.
Mons. Brennan presidió la Misa desde ese punto, que incluyó su primera homilía en la diócesis.
Su homilía fue anclada con referencias a San Andrés, uno de los apóstoles de Jesús, cuya fiesta es el 30 de noviembre. En particular, destacó cómo San Andrés era un misionero de la fe, y con ese ejemplo, agradeció a los sacerdotes y religiosos y religiosas por su trabajo.
“Como Andrés, estáis en la comunidad del pueblo de Dios, en la primera línea de la esperanza”, dijo Mons. Brennan a los sacerdotes. “Conocéis las necesidades y anhelos. Estáis involucrados en la vida de vuestros feligreses, caminando con ellos y compartiendo sus alegrías y tristezas, esperanzas y cargas”.
Sobre los religiosos y religiosas afirmó que “viven los carismas de su comunidad y que recuerdan realidades más profundas” de manera profética.
Mons. Brennan también reconoció que la Diócesis de Brooklyn es “verdaderamente” la diócesis de inmigrantes, para decir que “junto con la alegría del evangelio, estamos llamados a ser como Andrés y trabajar juntos para compartir la Buena Nueva”.
Durante la Comunión, Mons. Brennan estuvo de frente al altar junto al cardenal Joseph Tobin de Newark, con Mons. DiMarzio a su derecha y el arzobispo Pierre a su izquierda.
Mons. Brennan agradeció nuevamente a Mons. DiMarzio en sus comentarios finales, diciendo que tuvo “una gran visión” para la diócesis, que “nos encaminó hacia un gran futuro”.
Su último mensaje fue un simple “gracias” a todos los asistentes y a los que hicieron posible este día.