El pasado domingo 21 de enero se celebró la fiesta diocesana de Nuestra Señora de la Altagracia en la Concatedral San José en Prospect Heights (Brooklyn). Unos 300 feligreses de diferentes parroquias de Brooklyn y Queens participaron de la misa presidida por Mons. Antonio Camilo González, obispo emérito de La Vega, República Dominicana. El padre Jason Espinal, director del Ministerio Dominicano de la diócesis y otros seis sacerdotes concelebraron la misa con el Obispo de Brooklyn.
También acompañaron al Obispo siete diáconos permanentes. Antes de la misa, se rezó el Santo Rosario y se hizo una procesión por la nave central con la imagen de la Virgen de la Altragracia, precedida por las banderas del Vaticano, Estados Unidos y República Dominicana, y el estandarte del Comité Altagraciano de la Diócesis de Brooklyn, organizador de esta fiesta litúrgica.
“Me alegra mucho compartir con ustedes esta celebración. He venido desde la República Dominicana para acompañarlos durante la novena y esta, que podríamos decir, es la clausura de la fiesta de la Virgen de la Altagracia”. Así inició su homilía Mons. González.
“Tenemos que contar siempre con la fuerza de Dios que nos acompaña y, sobre todo, con la intercesión de esa madre cariñosa, la Madre de Jesús que es también nuestra madre, Nuestra Señora de la Altagracia”, dijo el prelado. Luego citó las palabras del recordado Arzobispo de Santo Domingo y Presidente de la República Dominicana, Mons. Fernando Arturo de Meriño, quien decía que “en el corazón de cada dominicano hay un altar de la Virgen de la Altagracia”.
“El Reino de Dios no es un lugar sino una experiencia de vida bajo los parámetros del proyecto de Dios desde el espíritu del amor, de la esperanza y de la fe”, dijo Mons. González. Refiriéndose al tema de las vocaciones, invitó a los fieles a pedir a Dios “por los jóvenes, para que los padres y madres de familia, cumpliendo su vocación, ayuden a sus hijos a que puedan descubrir su propia vocación de servicio a los demás. Qué bueno es saber que la vida es para servir; servir al prójimo y servir a Dios, como lo hizo María”.
Al concluir la misa, María Rosario, presidenta del Comité Altagraciano, agradeció la presencia de Mons. González y de todos los clérigos participantes. Así mismo destacó la colaboración de los miembros del Comité Altagraciano, los Caballeros de Colón que acompañaron la ceremonia y al Coro Getsemaní, dirigido por Arelis Corona.
“El pueblo dominicano es una gente de mucha fe y se expresa en su voz y su alegría pero también en los momentos de tristeza vienen juntos a profesar su esperanza en Dios por medio de María”, dijo a Nuestra Voz el padre Jason Espinal, director del Apostolado Dominicano en la Diócesis de Brooklyn.