*Por Paula Katinas
FORT GREENE — La Diócesis de Brooklyn, conocida a menudo como la “Diócesis de los inmigrantes”, tiene una historia de más de un siglo al servicio de las necesidades espirituales de los católicos de habla hispana — y lo ha hecho en su propio idioma.
En 1916, el obispo, Mons. Charles McDonnell, observó que la población hispanohablante de la ciudad de Nueva York había crecido desde la década de 1890 y, con ello, también la necesidad de ofrecer atención pastoral a esa comunidad católica. Por ello, decidió actuar.
Ese mismo año, Mons. McDonnell fundó Our Lady of Pilar, en la calle Cumberland, en Fort Greene, como una iglesia misional destinada a los fieles de habla española, según relata History of the Diocese of Brooklyn, un estudio exhaustivo sobre los orígenes de la diócesis escrito por Monseñor John Kean Sharp y publicado por Fordham University Press en 1954.
Durante la misa de dedicación, el obispo McDonnell estuvo acompañado por el obispo Antonio Monestel, de Honduras, y por un sacerdote visitante de México — cuyo nombre no fue registrado por el monseñor Sharp en su libro — quien pronunció la homilía.
Para atender a los feligreses de la nueva iglesia, Mons. McDonnell recurrió a España. Pidió sacerdotes a una orden vicentina en Barcelona, y estos aceptaron su invitación.
Uno de ellos, el padre Antonio Cañas, fue designado como párroco de la iglesia.
(Foto cortesía de los Archivos de la Diócesis de Brooklyn)
Luego, Mons. McDonnell comenzó a enviar sacerdotes de la diócesis a España para que aprendieran el idioma en la Universidad de Salamanca. Así nació una tradición: durante décadas, el envío de clérigos para formarse en español continuó.
Monseñor Kevin Noone, antiguo párroco de Our Lady of Angels Church en Bay Ridge y hoy retirado, recordó que, siendo un sacerdote recién ordenado en 1970, participó en ese programa de aprendizaje.
“Llevaba apenas dos semanas ordenado cuando cuatro compañeros y yo nos ofrecimos voluntariamente. Formábamos parte del programa que enviaba sacerdotes a Puerto Rico”, contó.
Los sacerdotes de Our Lady of Pilar acompañaban a su comunidad de distintas maneras: confesaban, ofrecían orientación y consejo, y pronunciaban homilías inspiradoras — todo en español.
La única excepción era la misa. En aquella época, todas las misas católicas se celebraban en latín — salvo las homilías. No fue sino hasta el Concilio Vaticano II, casi cincuenta años después, que las celebraciones litúrgicas comenzaron a realizarse en las lenguas locales.
“La Iglesia siempre ha creído que, cuando se trata de asuntos del corazón —como la confesión— hay que hablar en el idioma de la persona”, explicó Joseph Coen, antiguo archivero de la diócesis. “Son cosas íntimas las que la gente confía a un sacerdote, y necesitan sentirse cómodos”.
Mientras tanto, la diócesis ampliaba su alcance pastoral.
En Assumption Church, en Brooklyn Heights, se estableció un ministerio laico hispano. En Red Hook, monseñor William White, párroco de Visitation Parish, organizó un comité de laicos hispanos para coordinar actividades religiosas para los católicos que no hablaban inglés. Además, sacerdotes de St. Michael’s Church, en Sunset Park, atendían a los puertorriqueños que vivían cerca del astillero de Brooklyn.
La diócesis comenzó a notar un aumento en el número de puertorriqueños después de que obtuvieran la ciudadanía estadounidense con la Ley Jones-Shafroth de 1917.
Our Lady of Pilar permaneció como iglesia independiente menos de 20 años. En 1935, se fusionó con St. Peter’s Church, en la calle Hicks, en Cobble Hill, y los vicentinos pasaron a servir en la nueva parroquia St. Peter–Our Lady of Pilar.
Aunque tanto Our Lady of Pilar como St. Peter’s tuvieron un papel significativo en la historia diocesana, hoy ninguna de las dos iglesias existe. En 1975, la parroquia fusionada fue absorbida por St. Paul’s Church, en la calle Court.
(Fotos: Cortesía de los Archivos de la Diócesis de Brooklyn)
Sin embargo, los feligreses siguieron siendo fieles a su antigua parroquia.
Monseñor Noone recordó que, cuando ejercía como vicario episcopal en el norte de Brooklyn y visitaba a los fieles de St. Paul’s, “todavía había personas que se consideraban los últimos miembros de St. Peter’s”.
Monseñor Vincent Fullam, quien también fue vicario episcopal de la zona occidental de Brooklyn y hoy está retirado, subrayó que son las personas —sacerdotes y laicos trabajando juntos— quienes hacen avanzar la fe.
“Cuando hablamos del ministerio parroquial, debemos recordar que dependemos de los fieles para transmitir el mensaje a los demás”, señaló. “Los sacerdotes brindan apoyo y formación, pero quienes realmente llevan el mensaje son las personas que se sientan en los bancos y tratan de vivir lo que escuchan”.