Hay un personaje en la Biblia que tiene un nombre infame: la “matamaridos”. ¿De dónde le viene ese apodo? Quizá usted no lo sepa, pues su historia se narra en un libro desconocido por muchos y muy poco citado por los lectores. Su nombre es Sarra, hija de Ragüel y de Edna. Su familiar más próximo era Tobit, que tenía que buscarle una novia a su hijo Tobías siguiendo las leyes religiosas. La más apropiada era la hija de Ragüel, que vivía en un país lejano. Como compañero para el largo viaje encontró al ángel Rafael.
A punto de llegar a casa de los familiares, el ángel le dice a Tobías: “Fuera de Sarra no tienen hijo ni hija. Ella te corresponde a ti y tú además tienes derecho a la herencia de su padre. Es una buena hija,valiente, muy linda”. Pero Tobías le responde: “Me han dicho que ella se casó siete veces y que sus maridos murieron uno tras otro la misma noche de bodas. Y oí decir que era un demonio quien les daba muerte”. Efectivamente, siete veces Sarra había sido dada en matrimonio y siete maridos habían muerto en la noche de bodas. La llamaban “la matamaridos”.
Tobías estaba preocupado y temeroso. El ángel le reanimó y le aconsejó: “Cuando entres en la pieza, toma el hígado y el corazón del pescado y ponlos en las brasas del pebetero. El olor se extenderá, y apenas lo sienta el demonio, saldrá huyendo”.
Ragüel mandó matar un cordero de su rebaño y preparó una buena cena. Llamó a su hija Sarra; le tomó la mano y la puso en la de Tobías diciendo: “Recíbela como esposa”. Después de la cena los novios se retiraron a la sala nupcial
Todo este episodio grotesco se encuentra en el libro de Tobías. Y uno se pregunta, ¿no es una falta de decoro que se mencione en la santa Biblia? ¿Cómo puede haber episodios semejantes en el libro sagrado?
Sin embargo, el estrafalario asunto de la matamaridos no debe desestimar el contenido de todo el libro, donde se encuentra verdaderas joyas de la espiritualidad judía. Por ejemplo, tenemos la figura de Tobit, modelo de israelita fiel, que obra con lealtad, practica las buenas obras y da limosnas a sus hermanos.
En el capítulo 3, Tobit hace una bella y piadosa oración: “Eres justo, Señor… No apartes de mí tu rostro, Señor”.
Los consejos que da a su hijo tienen vigencia hoy día en la relación con padres mayores. Le dice: ”Cuando muera, entiérrame dignamente. Honra a tu madre y no la abandones mientras viva. Complácela y no la entristezcas nunca con tu conducta” (Tobías, 4:3).
En todo el libro aparece la obra de la Providencia de Dios, que se manifiesta en la figura del ángel Rafael que acompaña a Tobías en su largo viaje y le ayuda en los peligros en que encuentra. Al final Rafael revela su secreto. En una larga oración les explica: “Cuando estaba con vosotros no era por mi propia voluntad, sino por determinación de Dios. Bendecidlo y alabadlo día tras día”.
Otra prueba de la alta religiosidad de este libro es el cántico de Tobit en el capítulo 13.
Sin duda alguna, una lectura serena del libro de Tobías nos permite descubrir que la historia de la matamaridos es un breve episodio con el que se presenta la fidelidad de los protagonistas a la ley judía. Por ello, valía la pena incluirlo entre los libros de la Biblia.