Nuestra comunidad religiosa

La “vida solitaria” y otros mitos del sacerdocio

El padre Manuel de Jesús Rodríguez se ordenó sacerdote hace 13 años y hoy es el párroco de la Presentación de la Santísima Virgen en Jamaica, Queens.

“Si tú me preguntaras si ha habido una semana de mi vida durante estos trece años en que me haya sentido frustrado como ser humano, o me haya sentido que cometí un grave error al hacerme sacerdote, o que me haya sentido infeliz o vacío; te diría honestamente que no. ¡Nunca!”, afirma. “Hay muchos que dicen: ‘ay, es que el sacerdote vive muy solo y triste’. ¡Esa es la mentira más grande, si yo constantemente tengo que echar a la gente de la rectoría de tanta que hay! No hay soledad alguna en el sacerdocio, es todo lo contrario: hay sobreabundancia de compañía y de alegría, esto es una bendición”, concluye el padre con una sonrisa genuina, tan genuina como la alegría de sus feligreses al contar con un pastor como él.

El padre Rodríguez recomienda a los jóvenes que han considerado seguir la vida sacerdotal que “no tengan miedo, que lo piensen y lo pongan en oración […] aquellos que se sienten llamados a una vida de servicio, a una vida de oración, de fraternidad, esta es una vocación que no tiene pérdida. Como decía San Juan Bosco, ‘vas a tener tres cosas seguras: pan, trabajo y el cielo’”.

Un folleto de la Oficina de Vocaciones de la Diócesis de Brooklyn dedicado al Año de las Vocaciones asegura que “año tras año, en encuestas a sacerdotes recién ordenados, más de la mitad de ellos informa que sus familias inicialmente se opusieron a la idea del sacerdocio. Sin duda, los padres desean lo mejor para sus hijos. Entonces, ¿por qué el sacerdocio no encaja con la visión de los padres de ‘una buena vida’?”.

Los cuatro mitos que plantea esta publicación son:

1. “ES DEMASIADO JOVEN”

Muchospadres,cuandosushijospequeños muestran interés en el seminario, les dan consejos con buenas intenciones: “Primero experimenta un poco de lo que ofrece la vida, por lo menos un título universitario, y luego piensa en el seminario”.

Los padres a veces piensan que con una novia buena y un trabajo, la idea del sacerdocio se borrará. Es esencial que cuando Dios mueve el corazón de un joven a explorar el sacerdocio los padres confíen en Dios y acepten su vocación.

Los seminarios universitarios son lugares de alegría, amistad y profundo crecimiento espiritual. Aunque su hijo entre al seminario y luego se dé cuenta de que no está llamado al sacerdocio, no crea que hay que “recuperar el tiempo perdido”. ¡Miles de exseminaristas ven sus días en el seminario con gratitud y cariño!

2. “ESTARÁ TAN SOLO”

Este es un mito fácil de disipar. ¡Los sacerdotes están rodeados de gente! Después de todo, su trabajo es llevar a Jesús a la gente y a la gente a Jesús. Están continuamente trabajando con el equipo parroquial, con jóvenes y personas que acuden a ellos solicitando consejo espiritual. Hoy los seminarios enseñan a los hombres cómo desarrollar relaciones buenas y saludables con la gente de su parroquia y con los sacerdotes de su diócesis.

Sin duda pueden darse momentos de soledad, pero eso también es cierto en cualquier vocación, incluso en el matrimonio. La mayoría de los sacerdotes tienen una sana amistad con sus hermanos sacerdotes, laicos y familiares que los mantienen seguros y conectados.

3. “EL CELIBATO ES IMPOSIBLE”

Para los padres a veces puede ser difícil imaginar que su hijo elija “su vida sin una esposa”. La sociedad quisiera hacernos creer que el celibato es imposible, o que por lo menos es irracional. La intimidad es uno de los regalos naturales más grandes de Dios, pero miles de santos han experimentado una tremenda alegría viviendo la vocación sobrenatural del celibato. Los seminarios ofrecen hoy excelente formación para saber vivir el celibato casto con paz y alegría.

4. “NO SERÁ FELIZ”

Este es el “temor paraguas” que abarca a todos los demás. También es el más fácil de eliminar, porque los hechos demuestran lo contrario. Numerosos estudios sobre la felicidad indican que la profesión clasificada número uno, es el clero.

En su libro titulado ¿Por qué son felices los sacerdotes?, Mons. Stephen Rosetti cita una investigación confiable que demuestra que el 92% de los sacerdotes declaran ser felices. ¿Cuál es el factor clave en esta felicidad? La paz interior.