Opinión

Los colores de la montaña

“Ponte el uniforme, queremos más fútbol y menos clase”.
Manuel (9 años)

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Esta producción colombiana narra la historia de un grupo de niños de la vereda La Pradera, una zona rural del país. En medio de un conflicto entre guerrilla y paramilitares, los chicos organizan un torneo de fútbol desconociendo que una guerra está desencadenándose y amenaza la vida y la integridad de ellos y de sus familias.

Un balón desinflado y una cancha de fútbol son la motivación de Manuel, Julián y Genaro, a quien llaman “Poca Luz”. Con otros chicos, practican su deporte favorito sin saber que las inmediaciones de la cancha están minadas con explosivos. Poco a poco los pequeños se van ausentando de la escuela a causa de las amenazas de los grupos armados contra sus padres. Los guerrilleros acusan a los pobladores del lugar de colaborar con los paramilitares y los paramilitares los acusan de ser aliados de la guerrilla. Familias enteras se ven obligadas a abandonar sus casas y sus animales para huir con sus seres queridos conservando sólo lo que llevan puesto. La película nos muestra un éxodo masivo que deja como resultado un pueblo fantasma.

La escuela de la vereda se ha convertido en el punto donde las tensiones de estos dos grupos armados se manifiestan: en una de sus paredes aparecen mensajes de los unos contra los otros. Al final, Carmen, la profesora de los niños, anima a sus alumnos para pintar entre todos un hermoso paisaje en la pared de la discordia.

La película muestra cómo estos niños intentan recuperar de aquella zona minada el nuevo balón de fútbol que Manuel recibió de sus padres con motivo de su noveno cumpleaños. Es un riesgo que corren incluso en contra de las advertencias y prohibiciones de sus padres.

Sabemos que un niño no debería experimentar o siquiera conocer el significado de la zozobra y el miedo, del abandono y la renuncia, de las despedidas y del exilio. Sin embargo, estas realidades, que muchos sólo vemos los noticieros, para otros son parte de su vFotograma2ida diaria.

Los colores de la montaña nos hace reflexionar sobre la difícil situación de violencia que se vive en muchos de nuestros países, pero nos deja el mensaje de que, a pesar de las tragedias y el el dolor, los buenos siempre somos más.