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Los niños se encuentran con sus Ángeles

SER UN ÁNGEL” es el mejor trabajo del mundo”, dice Marie Maggi durante la recepción Angel’s Futures in Education de la Diócesis de Brooklyn, en el Salón de la Ciencia de Nueva York, el jueves 19 de abril.

Los “Ángeles” son miembros de nuestra comunidad que patrocinan a niños de familias de bajos recursos a través del programa “Sé un ángel para un estudiante”, ofreciéndoles de este modo la oportunidad de recibir una educación católica. Cada año, casi 300 donantes patrocinan a 700 niños con $1 millón de dólares en becas.

Por tercer año consecutivo Futures in Education recaudó $7 millones de dólares. Durante la entrega del cheque simbólico por la suma recaudada, Mons. Gigantiello le dijo bromeando a Mons. Massa que no intentara depositarlo en un cajero automático, como una muestra del espíritu jovial que reinó durante toda la velada. (Foto: Jorge I. Domínguez-López)

Más de 400 niños, sus familias y sus patrocinadores disfrutaron de una noche de abrazos, fotos, comida y diversión en el amplio salón de la institución, en el parque Flushing Meadows-Corona.

Los veteranos “Ángeles” Marie y Ernesto Maggi inicialmente mantuvieron sus identidades secretas. “No queríamos conocer a los estudiantes”, confiesa Ernesto. “Pensamos en el concepto de un Ángel como ese ser que existe pero que no ves”. “Luego nos sentimos mal porque sabíamos que estaban buscando a sus Ángeles”, añade. “Entonces, hace tres años, decidimos que sería bueno que nos vieran, porque es agradable ver que tu Ángel existe”. Desde entonces han asistido a la recepción todos los años.

Marie y Ernesto Maggi son ángeles patrocinadores de una pequeña tropa de líderes del futuro. (Foto: Jorge I. Domínguez-López)

De hecho, ver a tus “Ángeles” fue el objetivo de la noche. Las conversaciones alrededor de las mesas daban la sensación de una reunión familiar. “Ellos son verdaderamente Ángeles para nosotros”, dice María Serrano, una inmigrante mexicana cuyo hijo, Manuel Hernández, es patrocinado por la familia Maggi.

“Llegaron a nuestras vidas para ayudarnos sin siquiera conocernos, sin buscar nada a cambio ni decir una palabra”, dice María Serrano. “Ayudan a nuestros hijos, no solo financieramente, también espiritualmente, porque los inspiran a seguir sus sueños desde ahora, cuando son jóvenes”.

Bajo el programa, una persona o una pareja pueden patrocinar uno o más estudiantes en las escuelas primarias católicas al proporcionar ayuda financiera para la matrícula, partir de una donación de $ 1,500 dólares por año. Por años, el inversionista y desarrollador inmobiliario John Loconsolo Mons. James Massa, Mons. Jamie Gigantiello y el superintendente de escuelas Thomas Chadzutko, junto a los becarios en Salón de la Ciencia. ha sido una piedra angular del programa. Este extraordinario Ángel patrocina la educación de unos 70 niños. El empresario de Brooklyn no pudo asistir a la recepción este año, pero su presencia se sintió en muchas de las mesas a lo largo de todo el salón.

Por tercer año consecutivo, Futures in Education recaudó $ 7 millones de dólares en becas para las escuelas primarias y academias católicas, así como para escuelas secundarias en Brooklyn y Queens.

Mons. Jamie Gigantiello, Vicario Diocesano para el desarrollo de nuevos proyectos, varios miembros de la junta directiva de la fundación, y el superintendente de escuelas, Dr. Thomas Chadzutko, presentaron al Obispo Auxiliar Mons. James Massa un cheque para las becas.

Cerrando la Brecha

Roisin Garry, estudiante de octavo grado en la Academia Católica St. Mel, de Flushing, agradeció a los Ángeles por su apoyo. (Foto: Jorge I. Domínguez-López)

“Las becas Ángel, como muchas otras que ofrecemos ayudan a cerrar la brecha entre el costo real y lo que las familias pueden pagar”, explica Mons. Massa, orador principal de la velada. Roisin Garry, estudiante de octavo grado en la Academia Católica St. Mel, de Flushing, quien es la mayor de seis hermanos, agradeció a los Ángeles por su apoyo.

Mons. Massa también mencionó a una invitada, Camela Cruz, que recibió una beca Ángel hace 15 años, cuando era estudiante en The Mary Louis Academy en Jamaica Estates, y hoy es gerente de finanzas de la multinacional Johnson and Johnson.

“Fui parte del Programa Ángeles durante solo dos años”, dice Cruz. “Pero produjo un cambio radical en mi vida. Recuerdo que comenzó cuando estaba en séptimo grado y posiblemente no me iba muy bien en la escuela, pero veía como mi papá trabajaba duro para pagarme la matrícula y darme la educación católica que sabía sería mejor para mi y para mi familia”.

Sus padres, inmigrantes filipinos, eran católicos devotos muy comprometidos con la educación católica de sus hijos.

“La religión católica tiene una fuerte Por tercer año consecutivo Futures in Education recaudó $ 7 millones de dólares. Durante la entrega del cheque simbólico por la suma total recaudada, Mons. Gigantiello le dijo bromeando a Mons. Massa que no intentara depositarlo en un cajero automático. Como una muestra del espíritu jovial que reinó durante toda la velada. presencia en Filipinas y nos ayuda a estar unidos”, dice. “Por todo lo que pasamos, fuera una lucha o una bendición, nuestra fe nos ayudó a salir airosos”.

De repente algo sucedió

“Cuando mi director nos ayudó a conectarnos con el programa, y conocí a mi Ángel, algo se disparó en mi cabeza que me hizo comprender, si alguien está dispuesto a entregarnos su propio dinero, alguien que tiene su propia familia… esta idea le dio un giro completo a mi vida. Me hizo tomarme la educación mucho más en serio”.

Esa es la razón para que 15 años después regresara a la recepción de los Ángeles.

Camela Cruz (en la foto con Mons. Massa) recibió una beca Ángel hace 15 años, cuando era estudiante en The Mary Louis Academy, y hoy es gerente de finanzas de la multinacional Johnson and Johnson. (Foto: Jorge I. Domínguez-López)

“Me prometí que un día regresaría para ayudar a otros”, dice Cruz. Por eso vino a la ceremonia, pero esta vez como un “Ángel”.

“Quiero ser un “Ángel” porque quiero darle a otros la misma oportunidad que a mi me dieron. El solo hecho de saber que existe gente desconocida dispuesta ayudarte tiene un gran impacto. Algo que nunca olvidaré”.

“Quiero trabajar duro por mi y por mi familia, pero quiero asegurarme de que estoy devolvieron la ayuda que he recibido. Porque honestamente, de no haber tenido un “Ángel”, no estoy segura de que hubiera podido continuar en la educación católica. Quiero asegurarme de que otros estudiantes también tengan esa oportunidad”.