El pasado 7 de enero en la parroquia Santo Niño Jesús de Richmond Hill, Queens, se celebró la fiesta de la Epifanía, la adoración del Niño Dios por parte de los reyes, que guiados por una estrella llegaron desde muy lejos para reconocer la grandeza del Mesías que recién había venido al mundo.
El padre Christopher Heanue celebró la eucaristía a la cual la comunidad hispana asistió masivamente y en la que se destacó la participación del Coro Pastoral Infantil. Al final de la misa, tres miembros de la parroquia vestidos como Melchor, Gaspar y Baltazar, fueron hasta el pesebre a un costado del altar para ofrendar incienso, mirra y oro al Niño Jesús.
Las voces de los feligreses más pequeños se unieron en una sola alabanza y llegaron a todos sus rincones. “Me siento muy feliz y orgullosa de ellos porque trabajan en equipo y puedo ver su esfuerzo para que todo salga bien. Le cantan a Dios y alimentan su fe, lo cual es el propósito de la pastoral”, afirma Ana Stephens, coordinadora de este ministerio, quien explica que los niños cantan en español pues es “una manera de mantener vivo nuestro idioma y de que ellos se sientan orgullosos de su cultura”.
En su homilía el padre Heanue dijo: “Nuestra vida es también un viaje. Quizás ya no estemos migrando de una tierra a otra, quizás ya nos hayamos acostumbrado a esta tierra, a un país que ahora llamamos nuestra casa, pero nuestra fe nos recuerda que solo hay un hogar: nuestro hogar eterno en el cielo. Aspiramos a complacer a Dios en nuestro viaje para que algún día podamos ser admitidos en nuestro hogar eterno, la casa del Padre”.
“Los Tres Reyes Magos nos enseñan que debemos ser generosos con nuestros dones y reconocer que ninguno es nuestro sino que son regalos de Dios. Nos enseñan a alabar y honrar a Dios, eso hacemos cada semana al recibir los Sacramentos. Nos enseñan lo que significa ir de viaje, emigrar, dejar nuestros hogares y salir adelante con fe sabiendo que Él vela por nosotros”, añadió el padre, quien contó con la presencia de sus padres entre la feligresía que asistió a la misa dominical en español.
Concluida la misa, la fiesta tuvo lugar en el auditorio de la escuela parroquial donde Mons. Octavio Cisneros, Obispo Auxiliar de Brooklyn y párroco del Santo Niño, hizo una breve reflexión y bendijo a los presentes. “El Día de Reyes no es solo para los niños, es para los adultos porque nosotros necesitamos también los dones de Dios, necesitamos los regalos que Él nos ha dado y después dar esos regalos a otros. Esos regalos que no son oro, ni incienso ni mirra, sino que es nuestra persona, nuestras habilidades, nuestra sonrisa muchas veces, nuestros abrazos y nuestro compartir”, afirmó Mons. Cisneros.
Posteriormente los Reyes Magos entregaron en el escenario cientos de regalos a los niños al tiempo que todos los asistentes disfrutaron de refrigerios, actividades lúdicas, coloridas muestras culturales y bailes típicos.