SIEMPRE QUE SE EMPRENDE un negocio propio es natural sentir incertidumbre sobre si va a ser exitoso o no. Y no hay forma de saberlo si no tomamos la iniciativa, nos preparamos, nos informamos y finalmente nos lanzamos al agua. Como dice el dicho, “Quien no arriesga un huevo no gana un pollo”.
Para Manny Torres y su esposa Nancy la idea de abrir un restaurante rondaba su cabeza hace más de tres años. Una vez Nancy, quien es italiana, cocinó un plato especial para la cena. “No solo sabía delicioso sino que la presentación del plato era… ¡oh Dios!”, comenta Manny, quien aunque nació en Patterson, New Jersey, no pierde la herencia puertorriqueña de sus padres.
Luego de hablarlo en familia decidieron finalmente hacer los arreglos necesarios y abrieron el restaurante ‘Il Piatto” el pasado 22 de enero en Totowa, New Jersey.
Abierto de lunes a sábados de 11:00 a.m. a 9:00 p.m., este restaurante tipo bistro ofrece una amplia variedad en su menú a precios muy competitivos. Entre las especialidades de la casa está la lasagna y, claro está, todos los otros platos típicos italianos.
“Es demasiado, pero demasiado trabajo y nunca nadie nos dijo que sería tanto así, pero lo mejor es el hecho de estar juntos haciendo esto que es nuestro. No hay nada en el mundo que te dé más satisfacción que saber que te estás rompiendo las manos por algo que es tuyo”, dice Torres.
Para Manny una de las mayores dificultades con que se enfrentaron al emprender su negocio “es no saber en qué te estás metiendo, no hay clase o entrenamiento alguno que te prepare para lo que te espera, especialmente en un negocio como un restaurante. No sabes a lo que te enfrentas hasta que estás allí. Pero lo más difícil es lograr integrar un buen equipo que trabaje, se comprometa y luche contigo”.
Aunque empezar y darse a conocer toma tiempo, la satisfacción de sus clientes no se ha hecho esperar. “Vemos que algunos que han venido por primera vez se han vuelto clientes habituales y dicen que la comida es increíble, deliciosa y fresca. ¡Eso te hace seguir adelante!”, asegura Manny.
Para él esta apuesta en pareja es definitivamente una bendición. Trabajar hombro a hombro con su esposa y sentir que tienen ese respaldo es un punto a su favor.
Siete personas trabajan en este bistro pero solo una cocina: Nancy. “Ella es la única que cocina, ella quiere asegurarse que todo esté perfecto”, dice Manny.
“Yo no soy de ir a la iglesia cada domingo, yo creo en Dios a mi manera. Cuando no hay mucha gente y parece ir lento o cuando hay demasiada gente por atender, yo hablo con Él y honestamente sé que ha escuchado todas nuestras oraciones, ¡lo juro!”, dice Manny.